
El conflicto arancelario desatado entre Estados Unidos y China se puede convertir en un verdadero dolor de cabeza para las fábricas de automóviles argentinas, al menos en los próximos meses.
La suba de aranceles que aplicó Donald Trump, llevándolos ahora al 125% sobre todas las importaciones chinas, podrá generar un “derrame rápido” de productos que no entrarán al mercado americano, hacia otros países.
Si bien el mercado norteamericano no importa un volumen sustancial de autos chinos terminados, no ocurre lo mismo con los componentes, especialmente de electrónica y tecnología relacionada con la movilidad electrificada, lo que generará un impacto igualmente alto en el sector automotriz norteamericano.
Lo que miran con atención, y algo de preocupación también, los ejecutivos de la industria automotriz argentina es que ante la necesidad global de equilibrar el comercio exterior por la merma de exportaciones a Estados Unidos, la industria automotriz china sea muy agresiva con subsidios para vender mayor volumen en mercados regionales a los que Argentina le exporta automóviles en la actualidad.

El escenario ya se vislumbraba a fin de año pasado, cuando Donald Trump ni siquiera había asumido la presidencia de Estados Unidos por segunda vez.
“En 2024 tuvimos imágenes como las de Brasil con buques llegando con miles de autos chinos”, dijo Gustavo Salinas, presidente de Toyota Argentina a fin de año pasado al momento de hacer el balance con la prensa.
“Estamos sufriendo eso en muchos de los destinos a los que exportamos, donde los chinos ya tienen un nivel de participación muy alto. En países como Ecuador, Chile y Perú, entre el 25 y el 30% del mercado ya es de marcas chinas. Y lo vamos a sufrir más aún en 2025. Ellos elevaron mucho su calidad y a nivel de costos son extremadamente agresivos”, agregó Salinas.

La competitividad argentina
A pesar de una importante reducción de impuestos que aplicó el Gobierno, las exportaciones siguen siendo el talón de Aquiles de la industria automotriz local, al menos en 2025. Entre la devaluación del real y la pérdida de competitividad que eso conlleva para vender autos a Brasil, el principal socio de las terminales nacionales, y una carga de impuestos que todavía sigue siendo alta, las cifras del comercio exterior todavía están en rojo en el promedio de los primeros tres meses de 2025.
“Estamos trabajando con el Gobierno en una hoja de ruta que va en la dirección de seguir reduciendo impuestos, porque esa es la única manera de ser competitivos para sostener los actuales mercados de exportación, y eventualmente ganar nuevos. Hoy Argentina tiene un 14% de impuestos que se exportan en cada vehículo. Brasil tiene el 7%, pero México y Tailandia tienen el 0%. Vamos en la dirección correcta, pero falta mucho por mejorar”, aseguró un alto ejecutivo de una terminal automotriz local a Infobae.
Aunque el Gobierno haya cumplido con el compromiso de reducir la carga fiscal que pesa sobre la producción al máximo posible y en los tiempos que el ordenamiento macro económico lo fue permitiendo, las cuentas siguen dando negativas cuando se compara con otros mercados.

El último informe de la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA) detalla que, aunque con una suba del 3,4% respecto a marzo de 2024, en el acumulado del año todavía la cifra es un 7,1% negativa en la comparación interanual. Brasil, que en el primer trimestre de 2024 había comprado 44.700 unidades a Argentina, en 2025 sólo llegó a quedó en 36.000 vehículos, al bajar del 71% al 62%.
Algunos días atrás, durante la celebración de los 70 años de la Fábrica Santa Isabel, Pablo Sibilla, presidente y CEO de Renault Argentina, hizo mención al tema al decir que “el ministro Caputo mostró siempre mucho interés en nuestros planteos referidos a la necesidad de mejorar la competitividad. Se comprometió con nosotros en ir bajando algunos impuestos gradualmente, a medida que el superávit fiscal se lo permitiera, y lo cumplió”, señaló.
Pero también explicó que todavía no es suficiente con lo que se mejoró. “Siempre dijimos que exportábamos impuestos cada vez que exportábamos un auto. El año pasado era 24% de impuestos. Con las medidas que tomó el gobierno, ese número bajó a 14 puntos, que es muy bueno, pero hace 2 años era 12%. Entonces, esa base de 12% es algo que tenemos que seguir trabajando”, afirmó Sibilla.

El impacto indirecto
Sin embargo, la falta de competitividad, además de influir en las exportaciones, puede tener un impacto en la industria automotriz desde otro aspecto.
“La situación de Nissan Argentina es la que mejor refleja la situación. Y debe tomarse como una muestra o una señal de alarma”, confesó un alto ejecutivo de una automotriz argentina que produce pickups.
“Por el volumen de producción local que tiene Nissan, para la filial argentina es más económico traer las nuevas Frontier desde México que fabricarlas en Argentina, porque en México tienen carga fiscal cero al momento de exportar y en Argentina es de 25 puntos. Aunque el argumento sea que necesitan especializar la planta en la nueva pickup, Volkswagen también deja de fabricar la Taos y la traerá desde México. Incluso para General Motors también es más negocio traer la Chevrolet S-10 desde Brasil, que tiene 7% de impuestos al exportar, que si tuvieran que fabricarla localmente”, explicó la misma fuente.

Los acuerdos de libre comercio que tiene Argentina con Brasil, México y Colombia hacen que los autos se vendan sin aranceles entre sí, pero si alguno de esos países tiene un acuerdo con otro mercado que produce un vehículo similar, la carga de impuestos termine decidiendo a quién se le compra los autos. Es lo que ocurrió con Ford Argentina con México. Hasta el 2022, las Ford Ranger diésel que se vendían en el país azteca provenían de la planta de General Pacheco. Sin embargo, cuando comenzó a fabricarse la Nueva Ranger en Argentina, México tomó la decisión de comprarle todo a Sudáfrica porque tenían mejor precio.
No ocurre lo mismo con Brasil, porque como Argentina y Brasil tienen el ACE14 por el cual los productos de extra zona pagan un 35% de arancel, es mejor negocio comprar las Ranger en Argentina. Pero con Chile, que tiene una economía totalmente abierta y libre de aranceles, no es lo mismo.
“Chile te dice que le conviene importar la Ranger de Tailandia a pesar de estar en el otro lado del mundo”, explicó Martín Galdeano, presidente de Ford Argentina y Ford Sudamérica confirmando el dato.
Lo que explica esta situación es que, ante un mercado abierto a las importaciones, y con acuerdos comerciales con países de la región por los cuales el comercio no tenga aranceles, la falta de competitividad de las exportaciones argentinas terminen perjudicando la producción local, ya que, como se ha comprobado con las cifras de ventas de autos cero kilómetro, el crecimiento del mercado en 2025 está basado en una mayor proporción de autos importados que nacionales.
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