
El Gobierno decretó oficialmente este lunes la baja de retenciones a los principales cultivos hasta junio y la eliminación permanente para las economías regionales en un intento por contrarrestar un contexto adverso para el agro. Sin embargo, el plazo de liquidación dispuesto genera dudas en el sector por los efectos que podría tener en el mercado.
En detalle, los derechos de exportación a la soja (poroto) pasarán de 33 a 26% y en el caso de sus derivados, de 31 a 24,5%. También se reducirán para el trigo (12 a 9,5%), la cebada (12 a 9,5%), el maíz (12 a 9,5%), el girasol (7 a 5,5%) y el sorgo (12 a 9,5%).
Respecto a las economías regionales, las alícuotas serán llevadas a cero de manera permanente. Regirá para productos tales como azúcar, algodón, cuero bovino, tabaco, foresto industria y arroz, entre otras. Estas actividades representaron más de USD 1.100 millones en exportaciones durante 2024.
El punto que más dudas suscita en el agro es el hecho que para acceder al beneficio se deban liquidar el 95% de las divisas de la mercadería a exportar dentro de los 15 días hábiles de realizada la Declaración Jurada de Venta al Exterior (DJVE). Previamente el plazo era de 30 días. La Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) - ex AFIP- y el Banco Central quedarán a cargo de la supervisión.

De todos modos, en el sector esperan la reglamentación del decreto 38/2025. “El diablo se esconde en los detalles”, aseguran.
Explican que al tener 15 días como máximo para el ingreso de divisas sin haber embarcado y cobrado la mercadería, se genera un enorme esfuerzo financiero por parte de los exportadores que puede tener un impacto en el precio de mercado. Esto se debe a que “hay que buscar créditos en el exterior para traer los dólares sin que se haya concretado la exportación”, precisan.
David Miazzo, economista especializado en el área agrícola, ganadero y agroindustrial; dijo en ese sentido: “El exportador tiene la obligación de liquidar cuando declara que va a exportar pero recibe el cobro por la mercadería vendida al exterior cuando se realiza el embarque. Puede ser dentro de 8 meses, por ejemplo. Por ello, es necesario asumir el costo financiero, además de los operativos”, aclaró.
“No es el normal funcionamiento del mercado de granos y puede limitar de alguna manera la transferencia de la baja de retenciones al precio del productor. El Gobierno tomó la medida por una cuestión 100% cambiaria”, señaló.
En la misma línea, Tomás Allan, investigador de recursos naturales en Fundar, afirmó: “Hay cierta incertidumbre sobre si la rebaja llegará efectivamente a los productores agropecuarios. Depende de que los exportadores (que son quienes pagan ‘formalmente’ el impuesto) decidan cumplir esa condición para poder acceder y eso luego se traslade al precio que ofrecen a los productores (que son quienes pagan ‘realmente’ el impuesto) por sus granos”.
En tanto, la consultora Econviews consideró en un informe: “Si los productores deciden vender masivamente la cosecha antes del 30 de junio puede haber un efecto ‘puerta 12′, en el que caiga el precio local de la soja, haciendo que la baja de retenciones beneficie a las empresas exportadoras sin implicar una mejora real para los productores”.
Desde Outlier destacaron que el impacto resulta acotado y sostuvieron: “Es una baja parcial y temporaria, que dado lo último no afecta las decisiones de siembra de la próxima campaña. En el caso de la soja, las estimaciones más optimistas, pues consideran un traslado lineal de la baja al precio local que cobra el productor, rondan los USD 20/26 dólares por tonelada. Eso se traduce en unos USD 80 dólares por hectárea, que es un número bastante parecido a la pérdida aproximada que se calculaba en la zona núcleo para campo arrendado”.
Ahora bien, “hay que ver si ocurre ese traslado y cuánto compensan los precios externos y locales si se logra acelerar la oferta local. Asimismo, se debe tener en cuenta que los márgenes pueden seguir empeorando, con lo cual no se puede asegurar que alcance para impedir que haya pérdidas. Además, es de esperar que los costos en dólares sigan subiendo. Eso también aporta algún indicio sobre si realmente es temporal la medida y si no será necesario reforzarla en algún momento”, explicó la consultora.
Por otro lado, la reducción de retenciones puede generar un aumento en los precios internos de los alimentos e interrumpir la desaceleración inflacionaria. Los productos afectados, detalla Outlier, pueden ser pan, aceites y harinas. No obstante, eso se verá en los próximos meses.
En perspectiva
La decisión se toma en medio de la crisis que enfrenta el agro en la previa de la cosecha gruesa. El combo luce explosivo: apreciación cambiaria, altos costos de insumos, caída de precios internacionales y una sequía que hizo que la rentabilidad llegue a cero o sea incluso negativa para muchos productores.
Sobre la cuestión cambiaria, Ecolatina estimó que el tipo de cambio real se encuentra apenas un 6% por encima de diciembre del 2023, lo cual empuja los precios percibidos por el productor al nivel más bajo desde finales de 2015.

Para peor, tras la devaluación de la moneda brasileña, el tipo de cambio real con Brasil, principal socio comercial, se ubicó al cierre de 2024 en valores mínimos de 9 años, según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Esto perjudica no solo la posición vendedora de Argentina en el país vecino, sino que también competidora en productos tales como harina de soja.
En este marco, el Gobierno utilizó el espacio fiscal obtenido el año pasado para recortar dicho tributo. Por un lado, responde a los reclamos del campo y por otro, promueve la liquidación de divisas en el mercado de cambios oficial.
Sin embargo, “surge el interrogante sobre lo que puede ocurrir en el MULC desde julio. Lo lógico sería que las liquidaciones se anticipen para poder aprovechar el beneficio impositivo, lo cual redundaría en una menor oferta posterior en un contexto que estará atravesado por la típica volatilidad electoral”, planteó Ecolatina.
Por otra parte, “el trade-off entre mayor liquidación de divisas y costo fiscal de la medida (aproximadamente 0,14% del PIB) se da en medio de un desafiante panorama para las cuentas públicas, que ya no contarán con el Impuesto PAIS y los ingresos extraordinarios obtenidos durante el año previo. En este sentido, será crucial que la recuperación de la actividad se torne más robusta y permita recuperar fuentes de ingresos asociadas”, aseguró la consultora.
Mientras tanto, “habrá que seguir esperando las lluvias. Si el tiempo no acompaña, cualquier medida se va a quedar corta y la estabilidad del programa económico va a estar en jaque. Las proyecciones de cosecha de soja y maíz ya ajustaron a la baja y va a ser clave lo que pase en los próximos dos meses”, concluye Econviews.
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