
Aunque hoy parezca ciencia ficción, la posibilidad que Argentina acceda por primera vez a la categoría de “investment grade”, o “grado de inversión”, que es el estatus que consiguen los países desarrollados y las economías más confiables de mundo.
La idea ya es analizada seriamente por los mercados. Lograrlo implicaría que la deuda local podría ser adquirida por muchos de los más grandes fondos internacionales, que por reglamento de gestión solo pueden poner el dinero en activos muy confiables. La “nota” la ponen las grandes calificadoras de riesgo globales.
Al mismo tiempo, en este escenario muy positivo los bonos subirían sustancialmente de cotización. Y, por lo tanto, la tasa de interés a la que se financia el Gobierno caería sustancialmente. El riesgo país, que actualmente se ubica en 750 puntos básicos, podría desplomarse a niveles incluso inferiores a los 300 puntos.
Y si bien Argentina parece estar muy lejos de esta posibilidad, ya aparecen estudios que consideran que el camino a lograrlo podría ser relativamente rápido.
La historia no juega a favor. Argentina sufrió múltiples defaults en los últimos años. Al no honrar el pago de sus deudas, resulta mucho más difícil llegar a la calificación de grado de inversión, reservada para una elite de países.
El país se encuentra todavía en los niveles nivel más bajo del espectro, con una calificación de CCC+ para Standard and Poor’s. Esto implica que los riesgos de un incumplimiento en el pago de la deuda siguen siendo muy elevados.
Sin embargo, un informe para sus inversores de Delphos Investment concluyó que “siendo optimistas, el camino de Argentina hacia una mejora en sus calificaciones crediticias podría darse a pasos agigantados”.
“Anticipamos –agregó– un crecimiento económico destacado, acompañado de avances notables en la fortaleza y estabilidad de las instituciones civiles y en la efectividad en la formulación de políticas”.
La compañía bursátil fue incluso un poco más allá en relación al futuro de la deuda argentina: “Asimismo, los progresos en la sostenibilidad del balance fiscal y la flexibilidad tanto fiscal como monetaria refuerzan esta perspectiva. En el escenario donde todo sale bien, Argentina podría incluso aspirar a romper el récord de tiempo necesario para alcanzar el Investment Grade, establecido por Corea del Sur en tan solo cinco años”.
Los criterios de calificación soberana de S&P Global combinan factores cualitativos y cuantitativos, estructurando el análisis crediticio en cinco pilares: evaluación institucional, evaluación económica, evaluación externa, evaluación fiscal y evaluación monetaria.
A pesar del superávit fiscal que consiguió el gobierno de Javier Milei, uno de los desafíos más importantes que enfrenta Argentina pasa por las dificultades para acumular reservas. En términos netos, el stock sigue siendo negativo en más de USD 4.000 millones.
La escasez de dólares agrega fragilidad y genera dudas respecto a la verdadera capacidad de pago de cualquier país, incluyendo Argentina.

Sin embargo, los mercados se mantienen optimistas respecto a las perspectivas de la actividad local. El ministro de Economía, Luis Caputo, pronosticó ayer en el evento organizado por CPAC que la economía crecerá 5% en 2025 y la inflación se ubicará “en torno al 20%”, pese a que el mercado cree que en realidad estará más cerca del 30%. Además, vaticinó que Argentina “será el país que más sostenidamente va a crecer en los próximos 30 años”.
Otra importante Alyc local, Adcap Grupo Financiero, también elaboró un informe optimista sobre los bonos argentinos. “El mercado de deuda en dólares hoy se encuentra transitando hacia un escenario optimista desde uno constructivo. La probabilidad de un escenario más pesimista de un Milei sin apoyo político desapareció, lo que implica un menor riesgo de caída”.
Luego de las fuertes subas de noviembre, los bonos argentinos arrancaron más flojos el último mes del año. Ahora la expectativa está puesta en el próximo vencimiento de deuda en enero, cuando el Gobierno debe pagar alrededor de USD 4.500 millones.
Ese pago podría ser reinvertido en más bonos argentinos por parte de los inversores, generando nuevas subas de precio. Pero además es posible que se produzca un efecto confianza como ya sucedió con el último pago de julio, generando nuevas subas. Por eso, no se descarta que el riesgo país baje a niveles de 500 puntos básicos para mediados del año próximo.
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