
El presidente Javier Milei dejó en la última semana una frase que resonó de inmediato en el mercado y confirmó las presunciones de que el Gobierno no tiene ningún apuro en levantar el cepo. “Es falso que no se pueda crecer con cepo”, dijo el mandatario y ejemplificó con la recuperación en términos reales de los salarios y las jubilaciones desde enero.
Día por medio más tarde, el propio ministro de Economía, Luis Caputo, puso paños fríos sobre el apuro de muchos inversores por que la Argentina elimine el control de capitales. “No es relevante si salimos un mes antes o un mes después, este es un plan para el largo plazo”, afirmó el ministro.
Ambos gestos reavivaron una discusión que estaba latente, a la expectativa de que la tasa de inflación converja al 2% con el ritmo de devaluación mensual, lo que era el último requisito -hasta ahora- para levantar el cepo cambiario. A ese fin, acumular reservas en el Banco Central quedó en segundo plano desde que el Gobierno puso en marcha el plan de emisión cero, por el cual se venden en el segmento financiero los dólares que se compran en el mercado oficial.
Sin embargo, todo indica que ni Milei ni Caputo están dispuestos a arriesgar una salida del cepo antes de fin de año sin red. Y se anticipan a las críticas que arrecian. La principal de ellas: con cepo no hay crecimiento. Una máxima a la que, se asume, el Gobierno actual adscribe ya que, caso contrario, no lo mantendría como un objetivo central de su política económica, aunque cada vez más demorado.
En los últimos 13 años de gestión económica caracterizados mayormente por el cepo, hubo ciclos de expansión seguidos por otros de contracción económica sucesivamente. Así, el crecimiento está estancado desde 2011 pero lo cierto es que sí hubo procesos de recuperación.
“En todos estos años, la economía tuvo rebotes y etapas de recuperación después de una caída. Eso con cepo se ha visto varias veces”, argumentó por caso el economista Daniel Artana, quien agregó un dato: el impacto del RIGI como válvula de escape al eventual estrangulamiento para el crecimiento genuino que imponen las restricciones cambiarias. El régimen para las grandes inversiones es, esencialmente, la eliminación del cepo para todo aquel que ingrese USD 200 millones.

La diferencia entre crecimiento y recuperación es, entonces, sustancial. La economía está actualmente, en el mejor de los casos, en vías de una reactivación incipiente.
Tal como dijo el Presidente, salarios, jubilaciones y algunos indicadores clave empiezan a mostrar reacciones positivas. Los datos preliminares de julio, incluso entre los sectores más castigados de la industria, son prometedores en ese sentido. Pero las alertas suenan por todos lados.
Esencialmente, el ingreso y disponibilidad de divisas sigue siendo el principal escollo para convencer a los inversores del éxito del plan en marcha. Sin dólares, se pone en duda la capacidad de pago de la deuda, lo que traba la baja del riesgo país e impide, precisamente, que se pueda refinanciar la deuda sin dificultades. Es en ese punto donde las autoridades se topan con el cuento del huevo o la gallina: sin dólares, es levantar el cepo y garantizar el pago de la deuda. Pero con cepo, es complejo conseguir los dólares para eliminarlo (y pagar la deuda).
“Se puede crecer con cepo, pero no sin dólares”, concluyó, por caso, la consultora Equilibra que publicó una proyección preocupante: el Banco Central llegaría a fin de año, según esa firma, con reservas netas negativas por USD 10.000 millones, lo que representa una mejoría muy leve respecto de los USD 11.500 millones en rojo que heredó de la gestión anterior. Es justo señalar que, en el medio, se normalizó mayormente el pago de importaciones y se resolvió la deuda comercial.
En cualquier caso, en el dilema que plantea la falta de divisas vs, el cepo, los mercados son más propensos a considerar que, ordenadas algunas variables, el levantamiento del cepo empujará hacia un círculo virtuoso todo el resto de las variables financiera. Es lo que expresó en la semana el JP Morgan.
“Mantenemos nuestra opinión de que uno de los eventos clave para reducir el riesgo (país) es el levantamiento de los controles de capital. Lograr esto implicaría una fuerte credibilidad en el mercado consecuentemente con mejoras en el escenario macroeconómico”, dijo el banco, que recordó en un informe el antecedente de la evolución de los activos argentinos tras el levantamiento del cepo en los inicios de la gestión el expresidente Mauricio Macri.
“En los mercados, el riesgo país, medido por el CDS (credit default swap) a 10 años, es actualmente alrededor de cinco veces mayor que en el mismo momento bajo el gobierno de Macri (455 puntos en agosto de 2016 frente a 2.362 puntos actualmente). La valuación de las acciones son más bajas, lo que indica que podrían materializarse más ventajas en el futuro”, anticipó el banco.
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