
En los días previos a la asunción de Javier Milei ya se daba por hecho que habría una devaluación. Lo que no se sabía, era cuánto subiría al dólar y qué efecto tendría en el corto plazo. Ahora, con las fichas ya jugadas, las empresas deben hacer frente a un panorama que por muchas era impensado.
El incremento fue mucho más marcado de lo que se preveía en algún momento. En su mayoría, empresas y analistas de mercado estimaban que el tipo de cambio se iría a un valor de entre $600 y $650, una cotización acorde a los comentarios del ministro del Interior, Guillermo Francos, quien días antes del traspaso de gobierno había asegurado que ese sería un valor “razonable” para la moneda estadounidense.
Lo cierto es que las medidas anunciadas por el gobierno fueron de shock y ahora los especialistas le recomiendan a las empresas replantearse sus planes de trabajo y revisen sus estructuras de costos. “Aumento del dólar, más retenciones, más tarifas y menos subsidios impactaron a todos. Aún así, las espaldas son distintas y esto mostrará el poder de aguantar de cada uno de los sectores y cada empresa de nuestra economía”, señalaron desde la consultora Abeceb.
Problemas y oportunidades
Los expertos de Abeceb indicaron que la drástica devaluación, si bien encarece ciertas operaciones, también optimiza otras dinámicas comerciales. “El punto es poder levantar la mirada hacia el mediano y largo plazo, entendiendo el impacto del corto”, sostuvieron.
Según un informe de la consultora, en el ámbito cambiario, sectores como petróleo y gas, minería, agro y aquellos exportadores de materia prima y semielaborados, que ya tenían “priceado” un tipo de cambio oficial más bajo podrían vislumbrar ventajas por el ajuste del mecanismo Blend 80-20, que sitúa el dólar exportador en $856 antes de la aplicación de las nuevas retenciones del 15%.

“El nuevo dólar neto de retenciones se situaría en el orden de los $730 en promedio, que puede variar sujeto a las condiciones previas de cada producto (si tenía o no retenciones y el porcentaje aplicado de 0 a 30%)”, explicaron.
A pesar de esto, advirtieron que el cese de la obra pública genera incertidumbre sobre la infraestructura necesaria para sostener el crecimiento proyectado en estos sectores. “¿Qué incentivos se presentarán para viabilizar nuevos proyectos mineros bajo un porcentaje de retención superior? Esos proyectos continuarán en suspenso esperando definiciones que acompañen la inversión”, apuntaron.
“En cuanto al sector energético, aún faltan detalles de implementación de quita de subsidios y más flexibilidad, ya que el primero de enero empieza el retiro de subsidios, pero habrá que considerar cuánto impacta la recesión en cantidades vendidas a futuro. Además, se declara la emergencia en el sector de energético nacional hasta el 31 de diciembre de 2024 donde se permite avanzar con una nueva intervención en los entes reguladores (Enre y Enargas) y realizar las revisiones tarifarias para aumentar los servicios”, agregaron.
El otro eje que resta analizar, es el de las importaciones, que se encarecen con un nuevo impuesto PAIS que pasa del 7,5 al 17,5%, un aumento del 133%. “A eso se suma la devaluación, que lleva el tipo de cambio a $940 con más presión en sectores con alta tasa de importación y orientados al mercado interno como por ejemplo electrónica de consumo y movilidad”, insistieron desde Abeceb.
Casos de riesgo
De acuerdo con los expertos de la consultora, es crucial prestar especial atención a las empresas endeudadas en dólares y con limitada capacidad de generar divisas a partir de su producción interna, ya que enfrentarán un fuerte incremento en los costos financieros. En esta situación están las firmas que se dedican principalmente al mercado internista con poco alcance de exportación como las textiles, calzado y las de metalmecánica.

“Estas medidas de emergencia tienen un carácter marcadamente recesivo en su etapa inicial, particularmente en el primer semestre, anticipando un impacto significativo en los ingresos de las compañías orientadas al consumo interno, como empresas de consumo masivo, sector electrodoméstico, y construcción. La demanda se refugiará bajo un comportamiento defensivo y reordenamiento de la canasta de consumo, suprimiendo lo que no es esencial”, indicaron.
Ante todo este escenario, es que desde Abeceb entienden que todas las empresas deberán revisar sus estructuras de costos y rever los planes que tenían proyectados para el futuro.
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