El presidente de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC), Gustavo Weiss, dijo que las demoras en los desembolsos del Estado para el pago de los proyectos de obra pública están paralizando a parte de la actividad. En un entorno de tasas de interés en el 97% nominal anual e inflación por encima del 100%, los costos de los retrasos vuelven “impracticable” la actividad, en especial para empresas pequeñas y medianas.
En declaraciones a Radio Mitre, el dirigente empresario se refirió a las dificultades que enfrenta el sector y que habían sido objeto de un comunicado en el que se alertaba por la situación.
“Hay muchas obras públicas en el país, no sólo del Gobierno Nacional sino también de muchos gobiernos provinciales, y ese plan de obras públicas que empezó hace ya dos o tres años es muy difícil de llevar adelante con este nivel de inflación”, dijo Weiss.
“La realidad es que todos los contratos de obra pública, por aquello de que nosotros somos la única industria que ponemos el precio hoy y entregamos el producto dentro de uno a cuatro años -de acuerdo a la magnitud de la obra- tienen un sistema de actualización de precios que es una fórmula polinómica con índices Indec diseñada post convertibilidad que trata de mantener constantes los valores de los contratos firmados, pero que se deteriora rápidamente con estos niveles de inflación que en algunos casos son bastante superiores al nivel general de inflación anual”, agregó.
“Por lo tanto los contratos tienen dos problemas. Por un lado pierden valor económico, mes a mes, y por otro lado los atrasos en los pagos con tasas de interés del orden del 8%, 9% o 10% mensual si tenemos en cuenta la inflación en algunos insumos hacen que la demora de uno o dos meses en los pagos se traduzca en cifras muy difíciles de llevar”, dijo el dirigente empresario.
Según explicó Weiss, los retrasos en los pagos son muy variables. Por ejemplo, las obras que tienen financiamiento internacional no tienen demora alguna. Pero a medida que el presupuesto de los proyectos depende de niveles cada vez más bajos del Estado, los pagos pueden retrasarse hasta 9 meses.
“Las obras vinculados a préstamos internacionales, Banco Mundial o BID, están bastante al día. Pero hay otras obras, especialmente obras por convenio que el Gobierno nacional firma con municipios para que esos distritos ejecuten las obras. Ahí las demoras son mucho más importantes no sólo por los giros del dinero sino también por problemas burocráticos y administrativos. Hay demoras entre trámites de actualización de redeterminación de precios y demora en los pagos que nos refieren empresas del interior de cinco, seis, siete, ocho o nueve meses. Lógicamente es impracticable, esas obras están en gran medidas semi paralizadas o incluso paralizadas”, dijo.
Pese a que no se trate de grandes proyectos de infraestructura, hay obras que pueden implicar un presupuesto de entre $20.000 millones y $30.000 millones que en el contexto macro actual sufren enormes pérdidas por la inflación y las tasas.
“Porque además el sistema financiero no es que apoye fuertemente. En cuanto ve que hay dificultades en el repago de las empresas empiezan a retacear el crédito más allá del costo del dinero. Entonces, no son obras enormemente grandes pero para las finanzas de las empresas son obras importantes”, aseguró el líder de los constructores.
“Por otro lado, la inmensa mayoría de las empresas constructoras del país son pymes que ejecutan obras más chicas -muchas de vivienda, pero muchas de menor magnitud en las provincias y municipios- que en proporción de esas empresas también las complican seriamente”, dijo.
Y a los problemas de pagos se le suman las trabas para la importación de insumos y los materiales que salen del mercado cada vez que hay un episodio de inestabilidad cambiaria.
“Tenemos graves problemas de insumos, sobre todo insumos importados. Ya sea productos totalmente importados o productos, materiales que se fabrican en la argentina con algún insumo importado. Ahí hay muchos materiales en los que no hay stock, no hay entrega, no hay precio. O los precios, cotiza una empresa, y duran 24 o 48 horas. Porque los fabricantes no pueden garantizar o no tienen claro a qué dólar van a poder recomprar el insumo entonces se cubren cotizando 24 o 48 horas de validez de precios. O en algunos casos el presupuesto directamente en dólares”, concluyó Weiss.
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