
En las últimas ruedas se revirtió una tendencia del mercado: el precio del dólar libre volvió a quedar debajo del “contado con liquidación”, algo que no ocurría desde el 23 de diciembre del año previo.
En esta variación tuvo que ver que el dólar libre perdió la inercia alcista desde finales de enero. En función de esto, el libre anotó tres meses de amplias ganancias entre noviembre y enero, período en el que el precio del billete se encareció 31,4%, pero desde un récord de $386 el 27 de enero comenzó a recortar posiciones.
En febrero el billete informal resignó seis pesos, de $381 a $375, y en lo que va de marzo mantiene una leve suba.
¿Qué fue lo que cambió?
1) Pasó la temporada alta de vacaciones. Hay que tener en cuenta que el salto que experimentó el dólar libre se dio a la par de una intervención del Gobierno, el llamado dólar “turista” o “Qatar”, con una carga tributaria del 100% para consumos con tarjeta en el exterior por encima del equivalente de USD 300 por mes, que lo llevó ahora a $420, el valor más alto en la comparación entre los distintos segmentos.
De la mano del Mundial de Fútbol en 2022 y la mayor demanda de divisas para veranear en el exterior en el arranque de 2023, el dólar libre subió hasta equipararse con el dólar Qatar. De hecho, entre el 16 y el 27 de enero estas cotizaciones llegaron a valer casi lo mismo.
2) Se vuelve a la norma. Después de la fuerte demanda de dólares por las vacaciones, los precios volvieron a converger, como ocurría en 2022: el libre volvió a ubicarse en un rango intermedio entre el “liqui” y el MEP. Como es lógico, el “contado con liquidación” o “cable” suele ser más caro que el MEP, pues el primero permite hacerse de divisas en una cuenta en el exterior, lo que conlleva un mayor costo, que el que surge de operaciones a través de la compraventa de bonos, que permite transformar los pesos en dólares que quedan depositados en una cuenta local.
3) Intervención oficial. Hay que destacar que las compras de bonos a manos de organismos públicos se volvieron muy efectivas para ponerle un techo a las cotizaciones bursátiles en las últimas semanas. Anotaron precios récord, aunque exhibieron un aumento muy gradual en los últimos dos meses, con un “contado con liqui” que osciló entre $370 y $390, y un MEP debajo de los $380 por unidad.
En una comparación interanual, el dólar marginal sostiene un alza de 88% (de $202 a $380); el “contado con liqui” 96% (de $198,67 a $390), y el MEP, también de 96% (de $193,39 a $380), en todos los casos por debajo de la inflación anual, que quebró en febrero el umbral del 100 por ciento.
Influyó en este aspecto el programa de recompra de bonos en dólares impulsado por el ministro Sergio Massa a partir del 18 de enero, que se fijó un límite de USD 1.000 millones y que le dio sostén a las paridades de los títulos públicos que estabilizan al dólar implícito.
Un informe del Grupo IEB (Invertir en Bolsa) subrayó “un dato que comienza a presentarse como preocupante: nuestro benchmark (precio estimativo) del contado con liquidación aceleró su rumbo alcista: al constante crecimiento endógeno de los pasivos remunerados se le suma la notable pérdida de reservas durante el mes. Es aquí donde queremos reforzar la idea de que si en algún momento el BCRA no logra reforzar su poder de fuego para contener los dólares financieros ya sea por falta de reservas o en caso de que el FMI objete la continuación del programa de recompra de deuda, el contado con liqui puede despertarse; y sabemos que cuando se despierta suele hacerlo en forma abrupta”.

Según esta estimación, el contado con liqui debería negociarse en torno a $412 por dólar, un precio cercano a lo que hoy es el dólar “turista”.
“Por último, el desvío observado entre el contado con liquidación y nuestro benchmark supera actualmente el 12%, muy por encima del 1,2% con el que comenzó el mes de febrero. Sin embargo, si bien esta es una dinámica que provoca cierta presión alcista en el contado con liqui, entendemos que en el corto plazo están dadas las condiciones para que el dólar se mantenga estable y de esta manera continuar con el carry”, puntualizaron desde el Grupo IEB.
Los analistas de Portfolio Personal Inversiones explicaron que “la estrategia del oficialismo de permitir importaciones, pero pisar los pagos de manera de atenuar el shock de oferta no parece tener mucho espacio. El acumulado de doce meses muestra un financiamiento ‘obligado’ de importaciones por casi USD 10.000 millones, resultante de un base caja de USD 72.097 millones y USD 81.655 millones base devengado a enero”.

En ese sentido, desde Portfolio Personal consideraron “factible que el los proveedores del exterior no quieran seguir inflando su deuda comercial con Argentina. Así las cosas, además de un impacto más que negativo sobre actividad, no puede esperarse otra cosa que una suba de la brecha cambiaria ante un exceso de pesos que tendrá más restringido que nunca su dolarización por el canal oficial de cambios”.
Salvador Di Stefano, economista y asesor de negocios, consideró que “la suba del dólar MEP y el contado con liquidación se seguiría consolidando en un escenario de déficit fiscal creciente, alta inflación y dificultades para renovar la deuda en pesos. El escenario internacional seguirá mostrando dificultades, cayó en EEUU el banco número 16 medido en activos, esto traerá daños colaterales al sistema. Acciones en baja, bonos al alza por vuelo a la calidad, el mundo cripto otra vez en problemas”, mientras que, en el plano local, “la sequía es una catástrofe y esto traerá aparejado un corte en la cadena de pagos, abrocharse los cinturones y que se abran los air bag”.
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