
El sábado no dio tregua a la carnicería financiera en el mercado de las criptomonedas; en la mañana de hoy estas caían masivamente, con el Bitcoin, la más famosa y la de mayor capitalización, cotizando a menos de 35.500 dólares a las 8 de la mañana de la Argentina y Ethereum, la segunda más valiosa por valor de mercado en circulación, caía por debajo de los 2.500 dólares. En los últimos 7 días, precisa el portal Coin Market Cap, Bitcoin perdió 17,6% de su valor (y 8,9% en las últimas 24 horas) mientras que la caída de Ethereum fue aún más pronunciada: habiendo perdido 26,2% de su precio en los últimos 7 días y 14,6% en las últimas 24 horas. También por primera vez en mucho tiempo, el valor conjunto de los bitcoin emitidos (cerca de 18,94 millones) era inferior a los USD 700.000 millones y la capitalización de Ethereum no alcanza los USD 300.000 millones.
Solo las Stablecoins, como Tether y USD Coin, criptomonedas cuyo valor está atado al dólar y supuestamente tienen activos de respaldo en esa moneda, lograban sortear la fuerte caída.
En la mañana europea el precio del bitcoin cayó 4,3%, hasta USD 35.127, recuperándose levemente luego, pero no más allá de los USD 35.400, no logrando salir de la tónica bajista que se agudizó a lo largo de las tres primeras semanas de este año luego que en los mercados se instaló la cuasi-certeza de que los principales Bancos Centrales del mundo, empezando por la Reserva Federal de EEUU, impulsarán un aumento de las tasas de interés para combatir la creciente inflación.
La convicción de que aumentarán las tasas de interés enfrió el ánimo en los mercados especulativos, muy dependientes de una política monetaria y crediticia expansiva. La caída del bitcoin es la más notable, por ser la critpomoneda más conocida y la de mayor valor, pero el derrumbe es generalizado. El índice FT Wilshire de las principales cripto, excluida bitcoin, ya cayó 30% en lo que del año.

Además, mientras que una de las supuestas ventajas del mundo de las criptomonedas era que estaban aisladas de la evolución de los mercados financieros tradicionales, recientemente ha ocurrido lo contrario, y con aumento: el temor y las inquietudes por el cambio de política monetaria en respuesta a la inflación, que deprime el valor de los mercados de bonos, se magnifican en el caso de las criptomonedas, que devienen así aún más volátiles que los mercados especulativos tradicionales.
La carnicería en el mercado de las criptomonedas fue precedida por una huida de los inversores de las compañías de alta tecnología, las que más aumentaron a lo largo de 2021 y las más afectadas por un prospectivo aumento de las tasas de la reserva federal.
Entre el lunes y viernes los mercados accionarios tuvieron sus más grandes caídas en un año, luego de que la Fed emitiera señales que podría aumentar la tasa de referencia entre 3 y 4 veces a lo largo del año, dependiendo de cómo evolucione la tasa de inflación.
Aunque no favorecidos por el aumento de tasas, los bonos del Tesoro de EEUU, aún con rendimientos pequeño, recuperan atractivo respecto de inversiones más riesgosas, como los precios de las acciones “tecnológicas” y, más aún, el mucho más especulativo y salvaje mundo de las criptomonedas.
Ay, Elvira

A esto se agregó el jueves el anuncio del Banco Central de Rusia de un proyecto para prohibir completamente la inversión y el minado de criptomonedas en su territorio. La entidad, cuya titular, Elvira Nabiullina, es una economista de la máxima confianza del presidente Vladimir Putin, pidió la prohibición general de la compra-venta y minería cripto. El informe titulado, “Criptomonedas: tendencias, riesgos, medidas”, las compara con un esquema Ponzi y afirma que son de naturaleza altamente volátil, se usan mucho en actividades ilegales y podrían representar un riesgo para la soberanía financiera ayudando, por caso, a sacar dinero de la economía nacional.
Rusia es el segundo país del mundo en minería de criptomonedas, después de EEUU. China, donde se habían llegado a “acuñar” digitalmente más de dos tercios de las unidades de bitcoin, ya prohibió la actividad, lo que impulsó un despliegue de la criptominería hacia países como Rusia y Kazajistán y le dio mayor impulso en EEUU y Canadá. La eventual prohibición rusa sería un nuevo y duro golpe. Cuando disminuye, aunque fuere temporalmente, la capacidad de procesamiento de operaciones y minado de criptomonedas, éstas pierden liquidez (cada operación requiere tiempos más extensos de validación), con lo cual la especie pierde atractivo y cotización.
La drástica caída del precio de las criptomonedas se popularizó en redes sociales con el hashtag #cryptocrash. Los usuarios aprovecharon para hacer memes y bromas, señalando que ayer viernes fue el Black Friday (Viernes Negro) de los tokens, como si su precio actual fuera gracias a ofertas, a grandes descuentos. Que se prolongaron a lo que es ahora un Black Saturday (Sábado Negro).
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