
La postergación hasta septiembre del pago del Bono Dual no le salió gratis al Gobierno. Reducida su capacidad de financiarse en pesos y con el primer enero de déficit primario en cinco años tuvo que recurrir al Banco Central (BCRA) para emitir $107.000 millones que le ayuden a cerrar las cuentas. Como resultado de las mayores necesidades de financiamiento del Tesoro, la entidad conducida por Miguel Pesce tuvo que ponerse a trabajar para aspirar pesos con Leliq en un intento por evitar que la inyección monetaria acelere la inflación o dispare a los dólares paralelos.
El 13 de febrero pasado el Gobierno debía pagar el vencimiento del Bono Dual, un papel que fue emitido durante la crisis de 2018 y que, ante la incertidumbre de los inversores, ofreció un rendimiento en pesos o un ajuste según la variación del dólar, lo que mejor resultados arrojara. Con la continuidad de la inestabilidad cambiaria local, la variación del dólar le ganó a cualquier tasa y el resultado fue que el Tesoro quedó obligado a abonar ese día el equivalente en pesos a USD 1.638 millones, más unos USD 117 millones en concepto de intereses, unos $113.000 millones en ese momento.
El vencimiento no tenía una solución fácil para el ministro de Economía, Martín Guzmán. Para refinanciarlo, lograr que los tenedores de ese papel tomaran nueva deuda en pesos en lugar de exigir el pago, tenía que ofrecer una tasa de interés muy alta en medio de los esfuerzos por bajar el costo del financiamiento. En caso de querer pagarlo sin más, debería haber inyectado al mercado los $ 113.000 millones en un sólo día, lo que hubiera generado el riesgo de una disparada de los dólares paralelos.
Guzmán y sus colaboradores optaron por una tercera opción. Ofreció un primer canje que obtuvo apenas el 10% de adhesión y, al no lograr que la mayor parte de los tenedores aceptaran otro papel, postergó el pago hasta septiembre. Después de varias operaciones, con nuevos canjes, logró refinanciar el 18% del vencimiento original y, con pagos sólo a personas físicas, redujo en total en un cuarto el vencimiento total. Pero las transferencias que le hizo el Banco Central en febrero muestran que la decisión no fue gratuita.
El 20 de febrero pasado el BCRA emitió $ 60.000 millones a través de adelantos transitorios. Se trata de préstamos de la entidad que conduce Miguel Pesce que resultan en una expansión de la cantidad de dinero en circulación. El giro no representó la primera vez que Guzmán tuvo que recurrir a “la maquinita” para pagar sus cuentas. Durante el mes tomó otros dos adelantos transitorios, uno por $ 27.000 millones y otro por $ 20.000 millones.
Es poco habitual que en febrero el BCRA tenga que emitir para financiar al fisco. Los adelantos, en todo caso, suelen concentrarse sobre fin de año cuando el gasto del Estado se dispara. Detrás de ese volumen de transferencias llamativo para esta parte del año están los efectos de reperfilar el Bono Dual. Las emisiones de letras Lebad con las que Guzmán busca financiarse pasaron a tener resultados mucho más pobres luego de no pagar el Dual.

“Después del reperfilamiento del Bono Dual se dispararon los adelantos transitorios, se quedaron sin financiamiento en pesos”, dijo Gabriel Caamaño de Consultora Ledesma. “Empezaron a tener que emitir para pagar, cosa que en enero habían logrado evitar. Y además tuvieron déficit primario”, agregó.
A la par de que empezó a emitir para financiar al fisco, Pesce también arrancó a tomar recaudos. Así como le prestó al Tesoro, decidió encender la aspiradora para reducir los pesos en circulación. Aspirar, si se quiere, los pesos que vuelca al sistema para cubrir el déficit público.
En las últimas cuatro licitaciones de letras Leliq -la herramienta que tiene el Central para sacar pesos de la calle- el resultado fue fuertemente contractivo. Aspiró $ 262.433 millones entre las cuatro. Las fechas coinciden con el fracaso del canje del Bono Dual: Pesce encendió la aspiradora recién el 17 del mes, cuando ya se sabía que el pago de ese título no se iba a concretar.
“Sin posibilidad de financiarse en pesos, el riesgo es seguir emitiendo para financiar al Tesoro sin tener la deuda en dólares ya renegociada. Si eso no está, toda la emisión puede tener una dinámica inestable. Por más que lo esterilice, si eventualmente ya no logras aspirar con Leliq lo que emitís, te puede generar problemas en materia de inflación y de brecha”, dijo Juan Ignacio Paolicchi de EcoGo.
Por ahora, Pesce le puso un freno al crecimiento del dinero circulante. A fuerza de esterilizar el dinero que primero crea para prestarle al Tesoro, la base monetaria se contrae 2,1% en lo que va del mes. El circulante en manos del público y cuentas a la vista -el que más siguen los economistas para detectar riesgos inflacionarios o con los tipos de cambio paralelos- se contrae menos, 0,1% en el mes. Claro que, desde octubre, la cantidad de dinero en la calle aumentó 26% y, de haber algún cimbronazo en la compleja renegociación de la deuda o una caída en la demanda de dinero mayor a la esperada, la brecha cambiaria y los precios podrían sentirlo.
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