
Ailsa Craig, una isla volcánica deshabitada situada a 16 kilómetros de la costa suroeste de Escocia, se ha consolidado como el epicentro mundial del curling gracias a su granito de curling único, empleado en todas las piedras utilizadas en los Juegos Olímpicos de Invierno. Esta singularidad geológica ha convertido a la isla en un recurso estratégico para el deporte, según destaca The Associated Press.
La importancia de Ailsa Craig radica en su composición casi exclusiva de microgranito, una roca de densidad y elasticidad excepcionales. La Scottish Geology Trust ha señalado que la “naturaleza esencialmente sin defectos” de este material lo hace insustituible para la fabricación de piedras de curling. La isla, de 340 metros de altura y 3,2 kilómetros de circunferencia, se formó por actividad volcánica hace millones de años y permanece bajo la propiedad privada de Lord David Thomas Kennedy, noveno marqués de Ailsa.
El proceso de extracción del granito de curling en Ailsa Craig es altamente especializado. Kays Curling, la empresa escocesa con licencia exclusiva para operar en la isla, selecciona dos tipos de granito: el common green, que constituye el cuerpo de la piedra, y el blue hone, utilizado en la superficie de deslizamiento. Jim English, copropietario y director general de Kays Curling, explicó a The Associated Press que la búsqueda no consiste en recoger cualquier roca: “No se trata simplemente de desembarcar un bote y buscar granito. Hay un tipo particular de granito que buscamos”. El common green se recolecta de fragmentos desprendidos de forma natural, mientras que el blue hone requiere técnicas de perforación y el uso de cargas de gas para separar bloques de la pared del acantilado. Las piezas seleccionadas pueden pesar entre seis y diez toneladas en el caso del common green, y menos de dos toneladas para el blue hone.
Las propiedades físicas del granito de Ailsa Craig son fundamentales para el rendimiento en el curling. Ricky English, gerente de operaciones de Kays Curling, subrayó que “el propio granito tiene propiedades de elasticidad”, lo que permite que la piedra absorba y libere energía durante las colisiones sin fracturarse. Además, el blue hone es prácticamente impermeable, una característica esencial para la superficie de deslizamiento. “No se puede conseguir este granito en ningún otro lugar del mundo que no sea Ailsa Craig, es único”, afirmó Ricky English en declaraciones recogidas por The Associated Press.
Kays Curling, fundada en 1851 y con sede en Mauchline, cerca de Ayr, ha fabricado todas las piedras de curling para los Juegos Olímpicos de Invierno desde Nagano 1998, cuando el curling volvió a ser deporte de medalla. La empresa también suministró piedras para la edición inaugural de los Juegos de Invierno en Chamonix 1924, aunque la oficialidad de esa competición se reconoció mucho después. “Podemos argumentar que probablemente ha ganado todas las medallas de oro, plata y bronce desde que el deporte se convirtió en disciplina de medalla en 1998”, sostuvo Jim English.
El impacto internacional de Kays Curling es notable. La empresa produce entre 1.800 y 2.000 piedras al año, con Canadá como su principal mercado. En los últimos años, la demanda ha crecido en Asia, especialmente en China, Japón y Corea del Sur. “El mercado en Asia parece estar creciendo bastante”, observó Ricky English, quien atribuyó parte de este auge al impulso generado por los Juegos Olímpicos de Pekín 2022. Tras los Juegos de Invierno de Milán-Cortina 2026, el curling dará un paso más con la creación de la Rock League, una liga profesional con eventos previstos en Estados Unidos, Canadá y Europa.
La extracción del granito en Ailsa Craig se realiza bajo estrictas medidas de conservación ambiental. La isla alberga una importante colonia de alcatraces y focas grises, por lo que se implementan acciones para proteger la fauna local. Entre ellas, se colocan trampas para ratas con el fin de evitar la reintroducción de roedores desde el continente, ya que el trayecto en barco desde el puerto de Girvan dura poco más de una hora.
Calificado de aburrido y de tener poca emoción, el curling logró ganarse la simpatía de todo el mundo. ¿Cómo se juega? Compiten dos equipos de cuatro personas cada uno. El objetivo es acercar unos discos de piedra a la meta. Cada equipo dispone de ocho piedras para lanzar. Para dirigirlas hacia la meta, los jugadores friccionan con escobas la pista de hielo, lo que les permite manipular la velocidad con la que se deslizan las bochas y su dirección. Cuando logran ubicarlas dentro de la “casa”, suman puntos.
Jugar al curling no es nada económico y, de hecho, se considera un deporte de elite. De acuerdo con el club de esquí español Val d’Arán (CEVA), un juego de 16 piedras cuesta casi 12.000 dólares, mientras que el resto de los accesorios –como la escoba y los zapatos especiales- no baja de 100 euros cada uno.
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