Era un 10 habilidoso, jugó en River y Boca y le hizo un gol a Milei, pero se retiró a los 25 años: “No fui feliz siendo futbolista”

Fabio Talarico fue comparado en sus comienzos con el Beto Alonso. Siempre se mostró contrario al ambiente del fútbol y tras el prematuro retiro se dedicó al periodismo. Su historia y sus recuerdos

Guardar
Fabio Talarico con los colores
Fabio Talarico con los colores de Boca y River

“No fui feliz siendo futbolista”. De esta manera sincera se presenta Fabio Talarico, ex mediocampista ofensivo que supo vestir las casacas de los dos equipos más grandes de Argentina, siendo campeón con la 9 en Boca y con la 10 en River, en donde fue comparado con el Beto Alonso, y la pasó mal por ello. “Sufrí hostigamiento en River. De chico, con mis compañeros no era un tipo agresivo. Y terminé peleándome con varios de ellos, que me hacían vacío, detectados por entrenadores y grupo de psicólogos que le decían a mi papá que yo no tenía nada que ver, sino que era el ambiente en contra mío”, cuenta el enganche zurdo que disputó 22 partidos y convirtió tres goles en Nuñez.

Sin embargo, su pasado con la pelota número cinco no se limita a lo que hizo en los dos gigantes del país: jugó un partido junto a Diego Maradona en Napoli, enfrentó a la Juventus de Arrigo Sacchi, compartió vestuario con Zinedine Zidane en Cannes y, mucho antes de eso, cuando se destacaba en las inferiores millonarias, le marcó un gol a Javier Milei cuando atajaba en Chacarita, con quién además compartió colegio, el Cardenal Copello, aunque Talarico (57) es dos años mayor que el Presidente. “Si volviera a nacer, no sería futbolista”, se sincera Talarico en diálogo con Infobae.

Como la mayoría de los futbolistas, Talarico arrancó su carrera en el baby fútbol. Pasó por Kimberley de Villa Devoto, Parque y Argentinos Juniors antes de llegar al Millonario con apenas diez años. Previo a debutar en la Primera de River en 1987, tuvo un paso por el Viterbo, de Italia, que enfrentó a la Juventus de Michel Platini y los hermanos Laudrup. Antes de regresar a su país, disputó un amistoso con Maradona en el Napoli ante los Foot-boys, organizado por Unicef en el estadio San Paolo. “Hizo tres goles Diego, uno Daniel Bertoni y otro yo”, recuerda.

Fabio Talarico y Diego Latorre
Fabio Talarico y Diego Latorre en un Superclásico

A pesar de ello, decidió regresar a la Argentina porque todavía no había terminado quinto año, extrañaba su casa y quería completar el colegio. Luego, debutó en River de la mano de Carlos Griguol, se consagró campeón en el torneo local 1990/91, y luego fue dirigido por César Luis Menotti. Después, tuvo diferencias con Daniel Passarella lo que generó un quiebre en su carrera y posterior salida a Unión de Santa Fe en 1991. Más tarde llegó a Boca para dar la vuelta olímpica en el torneo local 1992, bajo el mando de Oscar Washington Tabárez. Se retiró a los 25 años, cansado del ambiente del fútbol para dedicarse al periodismo deportivo y ser panelista de Chiche Gelblung y Mauro Viale.

“El fútbol para mí siempre fue un complemento. Lo que me pasó en el fútbol me pasó más exacerbado en el periodismo, y eso me fue cerrando puertas. No fui un tipo leal. No fui un tipo leal, pero no mal. O sea, quiero que se entienda esto porque es muy importante. La palabra lealtad es muy importante, ¿verdad?, pero yo nunca puedo ser leal con gente deshonesta”, sentencia el hombre de 57 años.

- ¿Qué es de tu vida, Fabio?

- Vivo con mi mujer en mi casa, con mis animales y con mis cosas. Estoy con un emprendimiento modesto gastronómico, pero bien y tranquilo. Estoy viviendo en Córdoba desde hace ocho años, que fue cuando vine a dirigir a Belgrano con Sebastián Méndez en 2017. Y después, ya me quedé acá.

- ¿Estás alejado del fútbol por decisión propia o por qué no te abren las puertas?

- Pasé por Belgrano y dije “bueno, no quiero dirigir más”. No me gustaba cómo se estaba armando el fútbol de hoy. Entonces, me quedé a trabajar en el club y Seba (Méndez) obviamente siguió su camino como entrenador. Yo me quedo en Belgrano, que tuvo la mala suerte de descender, y se desarma el área donde trabajaba por una cuestión presupuestaria. Entre el 2018 y 2022, estuve fuera del fútbol hasta que en el 2023 volví a Unión con Méndez. Luego, estuve sin hacer nada en el fútbol, pero Méndez me volvió a llamar y decía que me necesitaba. Yo no estaba muy convencido de volver al fútbol, pero como me lo pidió Seba, que es un amigo, volví a Unión. Y después estuvimos en Vélez en el 2023, en un momento complicado. A partir de ahí, dije “yo me corro” porque lo que volví a ver después de cinco o seis años de estar fuera del fútbol y volver a verlo, fue peor.

- ¿Qué fue lo que viste?

- En su momento, dije “bueno, confirmo que esto no es para mí”, porque si vos querés pertenecer a un sistema, no te tenés que quejar. O te callás y te quedás, o hablás y te vas. Entonces, yo la dualidad no la puedo sostener en mi vida y tomo decisiones. Serán acertadas o desacertadas, eso queda a criterio de quién quiera pensarlo. Pero lo importante es lo que uno decide y lo que siente. Entonces, es como que me alejé, por decirlo de alguna manera. Estoy alejado, pero siempre el fútbol es algo que gusta, que es importante pero lamentablemente en nuestro querido país, está cada vez peor.

Con la camiseta de Boca,
Con la camiseta de Boca, junto al "Chino" Tapia, otro futbolista que jugó en los dos equipos más grandes de la Argentina

- ¿Qué es lo que no te gusta del fútbol de hoy, el ambiente que lo rodea o lo que pasa en el campo de juego?

- No. Lo que pasa en el campo de juego es que el fútbol argentino no es el mejor, pero sí es el más competitivo. El fútbol es la expresión de cómo se vive una sociedad. O sea, vos manejás, jugás al fútbol, te tratás con gente y eso habla de una sociedad muy agresiva. En el mundo, obviamente es un problema, pero yo hablo de Argentina, de una sociedad muy agresiva. Entonces, en el fútbol todo esto se potencia, y no podes perder porque te echan. Si ganás, sos Dios, pero si perdés, sos el peor. Así se hace todo muy complicado pero eso no es la queja, porque son las reglas del juego y todo lo que rodea al fútbol. La política se comió todo, todo, y al fútbol desde hace rato. Obviamente que nada puede ser algo normal dentro de los parámetros normales cuando eso sucede. Entonces, como te dije antes, o estás de acuerdo y te quedas y te callas cuando te tocan la cola, o te vas. El problema es que cuando te tocan la cola, saltás, y cuando se la tocan a otro, te callás. El tema es que te das cuenta que a la larga la rueda va a pasar, que te la van a tocar a vos también. Si vos querés pertenecer a un sistema, tenés que omitir opinión y callarte. Es lo que pasa lamentablemente, en este silencio generalizado que hace ruido con todo lo que está pasando.

- ¿En tu época de jugador era diferente o pasaba lo mismo?

- No, era incipiente el tema. Estás hablando de la década del 80 e inicios de los 90. Yo dejé de jugar joven, a los 25 años, pero nada que ver con esto. Vos ya veías en aquellos momentos que había políticos que eran dueños de un porcentaje de un jugador. Pero bueno, hoy en día son dueños de un equipo, de asociaciones y de jugadores; dueños de todo, ¿me entendés? Porque todo eso fue creciendo en los últimos 30 años y eso hace que se este descontrol que es imparable.

- ¿Cuál fue el motivo que te llevó a retirarte de tan joven?

- El motivo fue que nunca encontré un ámbito en el cual me sienta bien, tranquilo y feliz. Siempre, en mi caso, fue por virtudes y defectos en la toma de decisiones, de las que me hago cargo. Y de eso no voy a culpar a nadie. Porque cuando te venís grande, ves que te equivocaste en varias cosas. Pero sí, también debo admitir que encontré un ámbito en el cual tuve mucha resistencia. Se debió a que hace muchos años quizás no era como ahora. Yo venía de una clase media y mi papá me llevaba a entrenar cuando era chico con un auto importado y no tenía necesidades. Encima, me tocó estar en River, en donde me decían “Alonsito” ¿viste?

- ¿En referencia al Beto Alonso?

- Sí. Me comparaban con Alonso, y encima me iba bien, era goleador y tenía más posibilidades. En River encontré una resistencia muy grande en ese ámbito, en esa sociedad resentida en la cual yo nunca me sentí cómodo. Después, me tocó llegar a Primera y ahí las cosas se potencian. Están los errores propios, por supuesto, que van más allá de si jugás bien, mal o regular ¿no? En mi época, algunos entrenadores no estaban tan preparados como los de ahora. Por suerte, hoy los entrenadores están más preparados y te pueden ayudar cuando sos joven y te equivocás en la toma de decisiones. Siempre encontré un hostigamiento en lugares en donde estuve, que obviamente también hay que aceptar que la personalidad de uno hace que vos no toleres ciertas cosas de un sistema y te expulsa, porque no sos feliz. Eso fue lo que me pasó a mí.

Batistuta lleva la pelota y
Batistuta lleva la pelota y por detrás aparece Talarico. Poco después ambos jugarían en Boca

- Fabio, hablás de hostigamiento. ¿En River sufriste hostigamiento por parecerte al Beto Alonso, que era la figura de River en su momento?

- Sí, sufrí hostigamiento. De chico, con mis compañeros no era un tipo agresivo. Y terminé peleándome con varios compañeros que me hacían vacío, detectados por entrenadores y grupo de psicólogos que le decían a mi papá que yo no tenía nada que ver, sino que era el ambiente en contra mío. Esto no es que lo estoy diciendo después de 30 años porque ¿qué beneficios podría tener? O sea, uno hace un análisis, y sí la pasé mal, y eso me afectó; por eso mi fui del sistema. Si yo hubiese nacido en Alemania, hubiera jugado hasta los 45 años. Pero bueno, sería en otro entorno, en otra sociedad y con otro pensamiento porque en ese país, el fútbol no es de vida o muerte. El fútbol en Argentina es algo lindo, pero no es normal que el orden de prioridad en la Argentina sea el fútbol. Si una sociedad no va a un Mundial, la sociedad se deprime y me pregunto “¿cuál es el problema de que Argentina no juega un Mundial?”. Ahora, si no tengo cloaca, si no tengo agua potable, si no tengo educación, no pasa nada, y encima no pasa a ser la prioridad número uno, sino el fútbol. No está bien. No es normal que pase eso. Yo entiendo que es algo importante, que tiene que ver con el ocio de la sociedad, pero no puede generar todo lo que genera.

- ¿Será que somos pasionales y lo reflejamos de esa manera en el fútbol?

- Sí, somos pasionales. ¿Y qué nos da? ¿Qué nos da ser pasionales en eso? Seamos pasionales y defendamos nuestros derechos en otras cosas, también.

- Hablaste de qué si hubieras nacido en Alemania, hubieses jugado hasta los 45. ¿Si volvieras a nacer, elegirías ser futbolista en Argentina?

- No. Hoy tengo 57 años y con lo que pasé, si volviese a nacer en Argentina, no jugaría al fútbol. Son experiencias propias. Obviamente que la gran mayoría de los futbolistas no lo van a decir y menos los que hoy son protagonistas, porque la vida es color de rosas. No es sólo cómo jugás al fútbol, sino cómo sos, cómo te formaste, cuáles son tus principios, qué valores defendés y cuál es tu objetivo de la vida, qué es lo más importante. El fútbol para mí siempre fue un complemento. Viste que hablas con un futbolista y dicen que “el fútbol es lo más”. No lo dicen, pero vos te das cuenta cuando estás concentrado con un jugador que primero es el fútbol y después su familia. No lo van a decir, pero es así. Cuando vos podés prescindir de eso, te das cuenta de que el fútbol, si te complementa, es divino, porque vos estás bien en otros aspectos, entonces te complementa.

- Entonces, ¿por qué a algunos ex jugadores les agarra la depresión post carrera?

- Porque se te va lo máximo, y no debería ser lo máximo. En Argentina es así, y genera una adicción que hace que por estar te banques todas las cosas que todos se bancan. Porque si no, no lo podrías bancar. Vos hablas en off y te dicen lo mismo que yo. Pero como yo soy un tipo que está fuera del sistema, lo digo. Pero no sólo en el fútbol, porque trabajé en los medios de comunicación y en todos los lugares en los cuales he estado, tuve inconvenientes por estas cosas. Pero bueno, después en off te van a decir lo mismo. El tema es decirlo como yo te lo estoy diciendo. A mí no me va a afectar en nada, te lo puedo decir, pero no es por eso por lo que yo te lo digo.

Después del prematuro retiro, Talarico
Después del prematuro retiro, Talarico pensó en ser abogado, pero finalmente se decidió por el periodismo

- ¿Fuiste feliz alguna vez siendo jugador de fútbol?

- La verdad no. No fui feliz siendo futbolista. Viste que uno a veces dice yo soy feliz, y creo que esa es una palabra difícil de aplicar, de decir cuál es la dimensión, porque obviamente cada uno tiene su parámetro. En el fútbol, yo nunca fui feliz porque me doy cuenta de que en otros ámbitos sí tengo grado de felicidad que el fútbol no me lo dio. Lo lindo sí fue en su momento haber llegado a Primera, pero se me diluyó rápido por todo lo que yo te estoy diciendo. No lo pude tolerar, ni asimilar.

- Y eso que jugaste en River y en Boca, donde todo jugador quiere estar.

- Sí, sí, pero quizás eso también hizo que todo esto que veo como negativo haya estado exacerbado. No lo sé. Sí entiendo que se me diga eso “mirá que estuviste en los lugares importantes”. Sí, seré un perro azul, ni siquiera un perro verde. Seré una cosa rara, pero bueno, no es mi deseo, sino lo que siento.

- Pero más allá de que no fuiste feliz, como recién marcaste, jugaste con jugadores importantes como Diego Maradona y Zinedine Zidane en Cannes…

- Sí, el recorrido de la vida a veces circunstancialmente te junta con personas, no en el caso de Diego porque en el momento que me lo crucé, Diego era lo máximo. Pero en el caso de Zidane, era un chico incipiente que tenía 17 años en Cannes, y después el devenir de los acontecimientos te muestra una figura estelar del fútbol. Pero sí, son circunstancias de la vida, como también he conocido muchísima gente. Es el recorrido que nos toca por la tierra.

- ¿En Cannes viviste el fútbol de la misma manera que en Argentina, en tu época?

- No, yo noté una diferencia enorme. Lamentablemente, me tocó estar en un momento en el cual en el año 91 fue el problema de los impuestos en la liga y los sobornos. Fue un momento complicado. Y encima tuve un representante que no me jugó de frente. Yo después tenía que afrontar impuestos por dinero que no había cobrado, y eso lo que implica en un país que se maneja seriamente con esas cosas, más allá de los caminos por colectora que ellos también tienen. Pero hay cosas que no las podés esquivar y eso me generó complicaciones. Yo fui muy jovencito y extrañaba mi casa, mis amigos, mi país, cosa de la que me arrepiento totalmente ya de grande, pero bueno son cosas de experiencias de vida, y no estaba preparado en ese momento.

- ¿De qué te arrepentís?

- De haber vuelto a Argentina a defender y creer que íbamos a ser un país diferente, que íbamos a tener una sociedad distinta. De querer a mi país y ahora me encuentro que me equivoqué y encima todo este país me duele, no sólo por lo que se ve, sino por lo que he tenido que vivir también. Entonces, te convertís en una persona que se da cuenta de que se equivocó en la decisión, que era lo que yo te decía en los comienzos, más allá de las decisiones erróneas que uno comete, que es muy amplio contarte, pero todo se concatena con lo que estamos hablando.

"No fui feliz siendo futbolista",
"No fui feliz siendo futbolista", reconoce Talarico

- Jugaste en Italia también, ¿no?

- Sí, no es que jugué, sino que me llevó Omar Sívori que entonces embajador de la Vecchia Signora en Argentina, cuando yo estaba en las inferiores de River. Omar enloquecido porque jugaba de 10, era zurdo, un crack, y veía en mí un zurdito, obviamente, ni comparación con él, pero veía en mí una figura que podía ser. Y me llevó a jugar un partido al club Viterbo contra la Juventus. Jugué para un equipo que era la filial de la Juventus, contra el equipo de Primera, en donde jugaba Michel Platini, Stefano Tacconi, Antonio Cabrini, los hermanos Laudrup, y Alessandro Costacurta. Era la de Juventus de Arrigo Sacchi. Jugué muy bien y me acuerdo de que Sívori le fue a decir a mi papá que “había gustado mucho, su hijo gustó mucho, y así que está dentro de las posibilidades que yo tenía en mente” decía Omar. Pero en ese momento, no había terminado quinto año, y yo quería terminar el colegio. Era un bicho raro y lo acepto. Me equivoqué, pero no por terminar el colegio, porque el colegio por ahí lo iba a terminar igual, pero nada, son decisiones erróneas.

- Lo repetiste en varias partes de la entrevista, de errores cometidos. ¿A qué errores te referís?

- Haberme ido de River sin que me echaran. Yo me acuerdo de que Mostaza Merlo un día me dijo “no te vayas de River, que te echen. Nunca hay que irse de River o Boca sin que te echen. Te tienen que echar”. Bueno, yo no le hice caso y me fui. Y eso fue un error enorme, porque después venían los cinco años de River, campeón con Daniel Passarella qué si bien yo con él ya no jugaba, pero iba a estar, iba a cobrar dinero y me iba a prestigiar en un plantel que le ha ido bien. Por ahí, iba a jugar un poquito más, qué sé yo. Miles de cosas que hubiesen pasado si no me hubiera ido de esa manera. Ese fue un grave error. Después, el otro error fue no haber aprovechado las oportunidades que me dio la vida de estar en Europa. Ya te digo que fue por defender a mi país, por ser joven, por no tener necesidades, porque yo fui jugador de fútbol, porque se fue dando. Yo jugaba bien, y cuando jugás al fútbol, sos un principito en la sociedad que juega al fútbol y llegas a Primera. Y cuando llegué, me di cuenta de que no era el ámbito que me hizo feliz. Por eso digo que Argentina no fue un lugar para mí si hubiese querido jugar al fútbol. Si estaba en otro lado, pero no acá, porque es compleja la Argentina, es una sociedad compleja. Difícil, difícil.

- ¿Es cierto que le hiciste un gol a Javier Milei, cuando fue arquero de Chacarita?

- Sí, fue muy gracioso porque un día cuando Milei asume como presidente, un amigo me manda una nota y me dice “le hiciste un gol a Milei”. Le digo “¿qué Milei?”. Me responde “Sí, sí, mira te la mando”. Bueno, me la mandó y salió que una persona de mi edad, del ´68 que jugaba en Chacarita, porque a Milei lo habían subido dos categorías, ya que es del ´70, vino a jugar arriba en inferiores. En ese partido, había atajado muy bien Milei, la rompió toda. Perdió 1-0 con gol mío, pero atajó muy bien. Entonces, Chacarita en esos momentos no estaba en Primera, pero vino a jugar contra River. Y después, también hay otro dato que me vincula a Milei, porque él estudió en el Colegio Copello, y yo también estudié ahí. En el Copello, hice de primer grado a cuarto año, porque el quinto año no lo pude terminar, ya que empecé en River a entrenar con Primera por la mañana, y tuve que terminar en un colegio nocturno el quinto año. Y Javier también estudió ahí. Pero no coincidimos en un grado. Cuando vos estás en quinto año, a los del tercer año no le das bolilla y no los registrás. Pero lo extraño es que yo no me acuerde de él, a pesar de que éramos dos jugadorcitos de fútbol.

- Se puede decir que otra vinculación en diferentes tiempos fue que ambos fueron panelistas. Él era panelista/economista, y vos estuviste con Chiche Gelblung y Mauro Viale.

- Es cierto, hice mi carrera como periodista en el Círculo de Periodistas Deportivos, después de que dejé de jugar, y tuve la ocasión de trabajar en muchos medios, en varios medios importantes. Al momento que empecé a ejercer el periodismo, después de Quique Wolf, fui el primer ex jugador de fútbol que se transformó en periodista/panelista. Y después de ahí, se empezó a proliferar toda esta situación de ex jugadores devenidos en periodistas. Pero lo que me pasó en el fútbol me pasó más exacerbado en el periodismo, y eso me fue cerrando puertas. No fui un tipo leal. No fui un tipo leal pero no mal. O sea, quiero que se entienda esto porque es muy importante. La palabra lealtad es muy importante, ¿verdad?, pero yo nunca puedo ser leal con gente deshonesta. Entonces, por eso te digo que yo no fui leal y eso también me cerró puertas. Yo no digo que hubiese sido el mejor periodista deportivo, pero si hubiese podido hacer una carrera, no tengas ninguna duda. Pero evidentemente es lo que me pasa en Argentina. Por eso digo de haber tomado decisiones erróneas, haberme querido quedar en Argentina, creyendo que podía hacer cosas importantes y no lo he logrado por estas cosas. En su momento, me lastimó, me dolió y me quitó felicidad. El recorrido de la vida hace que sea un tipo feliz, tranquilo, con la conciencia tranquila. Conforme con las decisiones que tomé, porque cada decisión tiene su beneficio y su contra. Y entonces en esas decisiones y en esa forma de recorrer el camino de mi vida, me he encontrado con sinsabores, pero tienen una gran gratificación silenciosa y personal, que no es la que se ve para afuera, ¿verdad?

- ¿Cuánto tuvo que ver Passarella en esa decisión errónea que tomaste de irte de River?

- Y, mucho, porque yo fui compañero de Daniel en su último año como jugador, hemos sido compañeros de pieza, de concentración con él, a pesar de la diferencia de edad que teníamos. A mí eso no me gustaba, porque tus compañeros te trataban de chupamedia. Y él me decía “pendejo, no seas así, vení conmigo. Vos vas a ser el 10 de mi equipo, el día que yo sea técnico”. Con Daniel, salíamos juntos, con nuestras parejas. Todo estuvo bien, hasta el día que se transformó en entrenador. Empecé a jugar con él y después de a poco, se empezó a complicar la situación. Uno es sumamente inteligente para darse cuenta cuando a vos te superan deportivamente. Pero cuando no es así, es una cuestión de que esto tiene que pasar, porque a mí se me canta. El problema fue el Tolo Gallego, que nunca me quiso. Ni cuando empecé a jugar en Primera, a entrenar con Primera que era jugador y se estaba retirando, hasta el proceso que fue el ayudante de campo de Reserva. Luego, Passarella fue técnico mío y ahí se me terminó todo. Como yo no tenía necesidades, y no me dejé meter el dedo en la cola, tuve que saltar y hablar. Pero fue un error, y eso lo reconozco con el tiempo. No me arrepiento, pero fue un error. Fue un gran error, por eso digo que fue muy importante como error estratégico profesional futbolístico haberme ido de River solo.

- ¿Rescatás algo de tu carrera deportiva?

- Muy pocas personas del fútbol rescato. Todos tenemos un ego. Eso de haber estado en Boca y en River es bueno, pero es muy superficial en el ego, es para lo que ve el otro. Lo importante es que yo valoro el fútbol, y es lo que trato de transmitirles a todos mis amigos. Lo que más valoro del fútbol es que el chico está preocupándose, alimentándose bien, entrenando en los entornos. Si bien hoy es más compleja la época comparada a cuando yo era adolescente, por el tema de los excesos en todo sentido, eso hizo que uno fuera un tipo ordenado, de alimentarse bien, de darle valor al descanso, de un ordenamiento que si vos querés vivir o tener una carrera deportiva, aunque sea amateur, el deporte te cobija en eso. Eso es fue lo más importante que yo puedo rescatar del fútbol.

- ¿Sufriste el post retiro?

- Sí, lo sufrí, porque tu vida gira todo en torno al fútbol y aunque la pasaba mal, cuando te retiras, lo extrañás. A ver, yo tengo una ventaja. Yo dejé al fútbol y no al revés. Normalmente, el fútbol te deja a vos. Fue una decisión. Pero a pesar de eso, que es muy importante, sentí ese vacío cotidiano que te daba el hecho de ir a entrenar, de ir y venir, de juntarme con mis compañeros. Cuando se va, te queda un vacío porque tu vida cuando vos sos profesional de primer nivel se mantiene ocupada. Entonces, ese vacío en mí con 25 años generó un vacío enorme.

- ¿Qué hiciste para mantenerte ocupado?

- Intenté, empecé a estudiar abogacía, porque mi hermano es abogado y hice un año en la Universidad. No me gustó, no era lo mío ¿viste? Yo abogado, para defender a quién. No puedo. Me fui dando cuenta que no era lo mío. Después, hice el profesorado de educación física, pero me hacían correr más. En ese momento, teníamos un técnico en River que nos hacía correr 75 veces, y en el curso, me mataban a la noche y a la mañana no podía levantar las piernas. Así fui buscando hasta que encontré el tema del periodismo. Es la profesión que más me gusta, con una responsabilidad muy grande, que la que tenemos cuando ejercemos en los medios, que lamentablemente en muy pocos casos se ejerce de buena manera, desde mi punto de vista. Y eso me ha dado una responsabilidad muy grande, y puede ser una cierta frustración en mi vida, ¿viste? Es una profesión hermosa, en la cual te podés explayar y desarrollar con honestidad, obviamente, pudiendo tener puntos de vista diferentes, a quién te escucha y te consume. Nunca voy a olvidar la frase en un curso de radio en el Círculo de Periodistas Deportivos. Un profesor me dijo “chicos, el día que ustedes se olviden que esto -tocaba un micrófono-, que tienen acá es un arma, dejen de ejercer la profesión”. Entonces, es tan hermosa la profesión, pero implica mucha responsabilidad. Porque jugar al fútbol, podés hacerlo bien o mal, y si perdés, haces triste a una persona, pero no le sacas la comida, el futuro, la cloaca, la educación, la salud y la seguridad, como puede pasar en el periodismo.