El brillo de las chispas bajo los focos de Las Vegas no fue suficiente para ocultar el desenlace: Lando Norris y Oscar Piastri quedaron descalificados tras la inspección de sus monoplazas, debido a un desgaste excesivo en la plancha del piso, un componente que, aunque parece madera, es en realidad un sofisticado material sintético. Este elemento, introducido en la Fórmula 1 en 1994, se ha convertido en un símbolo de la regulación técnica y la seguridad en la máxima categoría del automovilismo.
Esta historia nació hace 43 años cuando la Federación Internacional del Automóvil (FIA) decidió eliminar el efecto suelo, que permitía a los autos ir bien pegados al piso y tener más velocidad en las curvas. Pero los coches se volvieron tan peligrosos que los accidentes fatales de Gilles Villeneuve, Riccardo Paletti y el que obligó al retiro a Didier Pironi, llevaron a cambiar la reglamentación.
Sin embargo, los ingenieros pronto hallaron formas de manipular la altura del auto mediante el llamado “rake”, optimizando el flujo de aire bajo el piso y recreando, en menor escala, el efecto suelo. A comienzos de los años noventa, la combinación de estas soluciones con las ayudas electrónicas provocó un nuevo aumento exponencial de la velocidad en curva, lo que llevó a la FIA a endurecer las regulaciones tras los fatales accidentes de 1994.
La plancha, ubicada en la parte inferior del chasis, surgió como respuesta a la tragedia de Imola en 1994. La FIA implementó entonces una serie de medidas para limitar la velocidad y aumentar la seguridad, entre ellas la instalación de una plancha de madera recubierta de resina bajo el piso del auto. Su función era regular la distancia entre el chasis y la pista, además de reducir la carga aerodinámica generada por el fondo plano. La tolerancia de desgaste permitida por la FIA se fijó en un 10%, equivalente a un milímetro.
En los primeros años, la plancha era de madera, lo que permitía una inspección visual directa del desgaste provocado por el contacto constante con el asfalto. Un caso emblemático ocurrió en el Gran Premio de Bélgica de 1994, cuando Michael Schumacher fue descalificado tras detectarse un desgaste de 2,6 milímetros en un tercio de la plancha de su monoplaza, superando el límite impuesto. Según reportó el entonces Director de Carrera, Charlie Whiting, la defensa de Benetton fue que el daño se debió a una salida de pista mientras Schumacher lideraba la carrera, pero la sanción se mantuvo.
Con el paso del tiempo, la tecnología evolucionó y, en el siglo XXI, las planchas de madera dieron paso al Permaglass, un compuesto de fibra de vidrio y resina reforzado con placas de titanio. Este cambio no solo mejoró la durabilidad, sino que también explica el espectáculo de chispas que se observa cuando los autos rozan el asfalto. El desgaste se controla mediante cuatro orificios en la plancha, donde se insertan bloques de titanio en puntos estratégicos. Los equipos emplean sensores que monitorean el aumento de temperatura causado por la fricción, lo que les permite anticipar posibles problemas.
En el reciente Gran Premio de Las Vegas, la descalificación de Norris y Piastri se debió a que las planchas de sus autos presentaban un desgaste excesivo en ambos extremos, superando la tolerancia del 10% establecida por el reglamento. Según racefans.net, McLaren detectó posibles problemas con la plancha durante la vuelta previa (o de reconocimiento), cuando ambos pilotos salieron de los pits hacia la parrilla. Durante la carrera, el equipo envió mensajes codificados a Norris en las últimas vueltas, indicándole que redujera la velocidad en ciertas curvas, lo que explica la notable disminución de su ritmo.
McLaren argumentó que el equipo se enfrentó a un fenómeno inesperado de porpoising (saltos en las rectas) durante el fin de semana en Las Vegas. A esto se sumaron las condiciones climáticas cambiantes en las sesiones de práctica y la reducción de la segunda tanda de entrenamientos, lo que limitó las oportunidades de probar el auto en condiciones de pista seca. Estos factores, según la escudería, contribuyeron al desgaste anómalo de la plancha y, en última instancia, a la descalificación de sus dos pilotos.
La exclusión de los corredores del equipo inglés dejaron el campeonato al rojo vivo. Norris lidera con 390 puntos y a 24 (quedan 58 en juego) se ubican Piastri y Max Verstappen, ganador en Las Vegas y que busca conseguir su quinto título consecutivo en la F1. Restan dos fechas y todo puede pasar.
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