
El partido que disputará la selección argentina frente a su par de Venezuela en el estadio Monumental, el 4 de septiembre, por las Eliminatorias Sudamericanas tendrá como juez principal al chileno Piero Daniel Maza, un árbitro FIFA desde 2018 que debutó en la Primera División de su país en 2014 y que hoy se encuentra en plena etapa de consolidación dentro del arbitraje sudamericano.
Maza no estará solo en Núñez: lo escoltarán los asistentes Claudio Urrutia y José Retamal, mientras que el cuarto árbitro será Cristián Garay, el quinto, Juan Serrano, y en la cabina tecnológica dirá presente el experimentado Juan Lara junto a Edson Cisternas como AVAR. Una estructura chilena pura para controlar al campeón del mundo.
La carrera de Piero Maza también guarda un capítulo oscuro que lo marcó para siempre. En 2022, en pleno torneo chileno, el entonces jefe de la comisión arbitral, el argentino Javier Castrilli, decidió apartarlo de los planteles oficiales de árbitros. La medida, tan sorpresiva como polémica, dejó a Maza al borde del abismo profesional.
Pero la historia no terminó allí. Apenas semanas después, el sindicato de árbitros chilenos alzó la voz con fuerza. Consideraban injusta la exclusión de uno de sus jueces de proyección internacional y presionaron hasta lograr lo impensado: la reincorporación inmediata de Maza.
Ese episodio, breve pero intenso, mostró la fragilidad de una carrera ascendente, que puede tambalear por decisiones administrativas. Desde entonces, Piero Maza carga con la etiqueta de “sobreviviente”. Un árbitro que cayó por decisión política, pero que el propio cuerpo arbitral rescató para devolverlo al ruedo.

Su carrera internacional lo vio crecer desde abajo: comenzó como cuarto árbitro y asistente VAR en la Copa Sudamericana 2018, pasó por la final de la Copa Libertadores 2019 -estuvo en el equipo de videoarbitraje en aquel partido que Flamengo le ganó a River en Lima con dos goles sobre la hora-, la Recopa Sudamericana 2020 y la Copa Chile 2021.
El salto grande llegó en 2022, cuando fue designado para arbitrar la Finalissima entre Argentina e Italia en Wembley. Más tarde, en noviembre de 2023, le tocó impartir justicia en el Maracaná frente a Brasil, con la Albiceleste como protagonista en dos triunfos históricos.
En la Copa América 2024 volvió a ser parte de la historia: pitó la semifinal ante Canadá, donde Argentina ganó 2-0 rumbo al título.
Maza tiene un sello claro: la tarjeta siempre a mano. Su promedio es de 5.7 amarillas por partido, llegando a mostrar hasta 9 en un Palestino–Copiapó por la liga chilena.
En cuanto al juego neto, su media ronda los 54 minutos, con un desgaste físico moderado —unos 8 km recorridos por encuentro—, indicadores que reflejan más su perfil administrativo que atlético.
Sin embargo, su gran déficit está en el control emocional de los partidos ríspidos: cuando ambos equipos proponen roce, suele perder autoridad. En esta ocasión, esa debilidad probablemente no pese tanto: la diferencia técnica entre Argentina y Venezuela, sumado a que la Scaloneta ya está clasificada al Mundial, podría darle un partido “tranquilo” desde el manejo disciplinario.
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