“Dicen “hechos aislados”, pero cuando son un montón de ‘hechos aislados’, ya no son hechos aislados. Es un tema de cultura y ahí es donde hay que trabajar muchísimo”. El que reflexiona es Agustín Pichot, un símbolo del rugby argentino que decidió seguir ligado al deporte de sus amores incluso después del retiro y no teme meter los pies sobre el terreno fangoso que se generó en ese deporte después de los múltiples sucesos violentos que involucraron a rugbiers fuera de la cancha, con el grave crimen de Fernando Báez Sosa en enero del 2020 como uno de los paradigmas.
El ex capitán de Los Pumas, que fue candidato a presidente de la World Ruby (WR) en mayo del 2020, brindó una entrevista al programa Pasaron Cosas que se emite en Radio Con Vos y habló sobre los tuits con tintes discriminatorios que se viralizaron el año pasado del por entonces capitán Pablo Matera y de otros jugadores del plantel argentino de rugby, como así también de los hechos sucesivos de violencia y del brutal crimen de Báez Sosa.
“Se sumó también a lo de Fernando (Báez Sosa). En un año se dieron dos cosas. El rugby, podemos hablar más filosóficamente, tenía como un halo de los valores y esa parte que yo nunca estuve a favor. Pero una especie de que son valores distintos y ahí me parece que hubo un error grande. Se construyó algo que tiene un montón de cosas buenas y otras que no están buenas. Y en esa parte que no está buena, se naturalizaron. Por ahí escribir un tuit en ese momento que parecía gracioso, que fue hace diez años, que es inaceptable igual, es como que estaba naturalizado. Era lo mismo que agarrarse a piñas en el “Ku” de Pinamar cuando éramos chicos –y lo digo en primera persona– parecía graciosos, y era divertido”, detalló sobre sus propias experiencias violentas fuera de la cancha en su adolescencia.
Pichot habló de que era “cultural” y marcó como algo “grave” estos sucesos: “Los fomentamos, y vuelvo a hacerme cargo. No sé si lo aceptamos o lo fomentamos sin querer, pero no lo veíamos mal. Como ver a Olmedo y Porcel de chico nos parecía lo más gracioso del mundo y hoy decís ‘estos irían en cana’. En el rugby con estas cosas que pasaron no hay excusas”.
“Lo llevo más como una autocrítica. Entender que en un momento era aceptado y ahora no. Me preguntás en ese momento por qué lo aceptaban: ¿por qué te parecía que estaba bueno o a vos te divertía? Yo me hago cargo. Cuando nos íbamos a pelear, tenía 16 ó 17 años, íbamos a pelearnos a Ku en Pinamar, no tenía nada de bueno. Pero en ese momento nos parecía que era divertidísimo. Hoy me decís y tengo hijas chicas y jamás lo aceptaría. No me parece natural. Ahora me decís ¿por qué a los 17 a vos te parecía natural? Yo qué sé, no soy sociólogo. Pero sí tiene que ver con esto que te digo de la parte del macho, de ser más vivo, de que por ahí íbamos en patota. Patota porque somos un grupo de amigos, no porque nos juntábamos para pelear. Nos juntábamos como se juntan todos los amigos en una plaza. Nosotros nos juntábamos en el club y salíamos a bailar como cualquier grupo de amigos”, detalló.

El ex CASI evitó hablar de un “tema de clase” en los conflictos que surgen desde el rugby y argumentó: “No sé si es un tema tan de clase. La gente tiene un mal análisis y cree que todos los que juegan al rugby somos de clase social alta, y no es así. La mayoría, te diría que el 90%, es clase media. Aparte, por otro lado, soy una persona a la que le cuesta mucho el tema de clase, no me gusta discriminar de ninguna forma. Mi abuelo era diariero en Martínez, no te lo estoy diciendo de un lado que soy de la alcurnia, que era patricio de la ciudad de Buenos Aires”.
Desde el programa le preguntaron por el concepto amateur del rugby nacional, analizando que eso puede dejar afuera a algunas personas: “Sabés de qué lado estoy parado yo, pero no sé si es una cuestión de clase eso. Mi papá era súper amateurista y era un tema más filosófico. Con mi padre tuve una discusión gigante cuando me hice profesional. Imaginate que no me habló por varios meses. Era un tema más de que había un fantasma que el dinero corrompería el amor por el deporte. Había una cosa de desconocimiento. Pero cuando mi papá vio que yo jugaba en un club en Inglaterra, ganaba mucho dinero y que no era un inmoral como me decían en mi club...”.
El ex jugador de 47 años pasó en su carrera por el rugby inglés (Richmond Rugby Club y Bristol) y el francés (Stade Francais y Racing Metro 92), lo que le costó algunas miradas críticas en el ambiente. “Parecía que si jugabas por plata entonces ibas a perder la esencia del juego. Todavía hay gente que lo dice. Hoy, cuando el rugby es todo profesional en el mundo, la UAR logró hacer su equipo profesional y tiene su parte profesional, aun ahora hay gente que se sienta en un lugar y te mira con cara de vos jugaste por plata”, explicó. Si bien reconoció que hay una buena porción “generacional” en esta filosofía, también aclaró que hay gente joven que piensa en esa sintonía.

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