China y Estados Unidos marcan el rumbo y, a la hora de proyectar el poder que tienen en el mundo, las tensiones ganan terreno y hasta amenazan con involucrar a otras naciones.
En el plano militar, las diferencias entre ambos Estados son varias e, incluso, trascienden al plano filosófico. A propósito, existe un coronel argentino -ahora retirado-, Sergio Daniel Skobalski, que tuvo la oportunidad de convivir con los ejércitos de ambas potencias.
“Para mí, fue una experiencia enriquecedora, ya que se trata de dos concepciones culturales, doctrinarias y militares profundamente distintas. Haber tenido la oportunidad de estudiar el sistema estadounidense, de tradición occidental, y luego compararlo con el de planeamiento estratégico chino, que responde a una lógica diferente, me permitió ampliar mi comprensión del pensamiento militar global. Además, ambas experiencias se dieron en etapas distintas de mi carrera profesional: asistí a Estados Unidos con el grado de mayor y a China ya con el de coronel”, contó Skobalski, quien, primero, cursó en el U.S Army Command and General Staff College y realizó un intercambio en la 10.ª División de Montaña de Estados Unidos, en Fort Drum, Nueva York. Años después, ya en Asia, realizó una maestría en Estudios de Defensa y de Planeamiento en la Escuela de Defensa de China.
Un dato: en los dos destinos, Skobalski se trasladó con su familia y, para ambos, debieron estudiar los idiomas. De hecho, hasta tomar el avión que lo llevó a Asia, el coronel practicó con los supermercadistas chinos de Argentina. Son varias las anécdotas que tiene para contar sobre el choque cultural del viaje. Una de las más representativas es aquella en la que, ya con el cabello completamente canoso, solía pasear por las calles de una ciudad oriental junto a su esposa, de cabellera rubia. “Parecíamos estrellas de cine. Nos pedían fotos, autógrafos, y hasta un niño nos dijo, con espontaneidad, que nosotros nos veíamos todos parecidos”, rememora, con humor, el coronel.

Diferentes enfoques culturales y doctrinales
-Como argentino, ¿cómo eras visto en ambos Estados?
-Siempre fuimos muy bien valorados. Considero que la formación argentina, tanto en el ámbito militar como académico, es de alto nivel. Un ejemplo de ello es que a los oficiales estadounidenses que cursaban en la Escuela de Guerra en Argentina les reconocían esa formación al regresar a su país, algo que no ocurría con programas similares en otros países de América Latina. Con China, ocurre algo similar.
-¿Cuál es para vos la principal diferencia entre los sistemas de defensa de China y de Estados Unidos?
-Las doctrinas militares de Estados Unidos y China responden a concepciones estratégicas distintas. En el caso de EE.UU., su filosofía se basa en la proyección global del poder, lo cual se traduce en una doctrina orientada al uso de la fuerza militar en escenarios externos. Este enfoque se apoya en la búsqueda de superioridad tecnológica y en una red consolidada de alianzas estratégicas.
China, en cambio, adopta una doctrina de defensa activa, centrada en estrategias asimétricas, híbridas y de zona gris, enmarcadas en una lógica que remite a la tradición de pensamiento filosófico de Sun Tzu, quien sostenía que la mayor victoria consiste en vencer sin necesidad de combatir directamente.
Otra diferencia radica en la experiencia operacional reciente: Estados Unidos participó en conflictos como Vietnam, Irak y Afganistán, lo que contribuyó al desarrollo de su estructura militar. China, por su parte, tuvo su último enfrentamiento convencional en la guerra con Vietnam en 1979, eso evidenció limitaciones y motivó una profunda reestructuración de sus fuerzas armadas (que respondían a una lógica de guerra popular y revolucionaria).

-¿Cómo hace China para suplir ese déficit?
-China actualiza su doctrina militar a partir del análisis de conflictos actuales, aunque sin intención de involucrarse directamente en guerras, manteniendo un enfoque defensivo.
A diferencia de Estados Unidos, que cuenta con alianzas militares globales, China proyecta su influencia principalmente a través de vínculos económicos y comerciales. Con una población de 1400 millones, produce alimentos para aproximadamente el 70 % de sus necesidades, lo que la obliga a importar el 30 % restante, reforzando su inserción en el comercio internacional.
En cambio, Estados Unidos, junto con Australia, Argentina y Nueva Zelanda, son países con alta autosuficiencia alimentaria. China no lo es, y ello impulsó su política de apertura económica: tras la muerte de Mao Zedong, mantuvo su sistema político bajo el Partido Comunista, pero adoptó reformas orientadas al mercado bajo el liderazgo de Deng Xiaoping. Su enfoque pragmático quedó expresado en su famosa frase: “No importa si el gato es negro o blanco, lo importante es que cace ratones”. Un ejemplo de esa postura fue su gestión de las tensiones con Japón: se decidió postergar la resolución del conflicto, confiando en que las futuras generaciones estarían mejor preparadas. Mientras, avanzaron con el comercio y la cooperación.

“China aún no se ubica a la vanguardia en tecnología militar”
-En materia tecnológica, ¿cómo ven los conflictos militares?
-Es importante señalar que Estados Unidos y China cuentan con sistemas de planeamiento estratégico distintos. En el caso de EE. UU. (al igual que en Argentina), se adopta un modelo de planeamiento por capacidades, con una estructura centralizada a nivel estratégico, pero descentralizada en lo táctico. Esta estrategia se complementa con una extensa red de bases militares y una marcada presencia global.
Por su parte, China adopta un planeamiento centralizado tanto en lo estratégico como en lo táctico. Además, cuenta con una sola base militar fuera de su territorio, y su doctrina no se orienta hacia la confrontación directa, sino hacia una postura de defensa activa. En este marco, el concepto de “Guerra de Sistemas” resulta clave: se busca desarticular las capacidades operativas del adversario sin necesidad de un enfrentamiento directo, en línea con los principios estratégicos establecidos por Sun Tzu.
-¿Qué otra diferencia observás en este sentido?
-EE. UU. adopta una doctrina de guerra multidominio, que integra operaciones en todos los entornos (terrestre, marítimo, aéreo, espacial y cibernético), con fuerte énfasis en las redes centradas en el combate. En este enfoque, la inteligencia artificial, la superioridad aeroespacial y los sistemas tecnológicos integrados resultan fundamentales para mantener su ventaja estratégica.
China, en cambio, desarrolla el concepto de “guerra de precisión de dominio múltiple”, orientado a enfrentar a un adversario tecnológicamente superior. Su plan de modernización militar contempla tres fases: consolidar capacidades avanzadas, lograr la automatización y superioridad tecnológica en varios dominios, y alcanzar, hacia 2049, fuerzas armadas de nivel mundial. Aunque aún no se ubica a la vanguardia en tecnología militar, apuesta al desarrollo de tecnologías disruptivas para evitar el enfrentamiento directo.
Carrera espacial: China con presencia y Estados Unidos con liderazgo
-¿Cómo ves la carrera cibernética y espacial entre ambos Estados?
-Considero que un hecho sumamente significativo –aunque poco difundido– fue el ensayo realizado por China en 2008, cuando lanzó un misil para destruir un satélite meteorológico en desuso. La operación fue exitosa y demostró su capacidad para ejecutar acciones ofensivas en el espacio exterior. Eso también fue una señal sobre el nivel de desarrollo alcanzado por China y marcó un hito en su perfil como potencia emergente.
En la actualidad, de acuerdo con información pública y especializada, China posee misiles hipersónicos, al igual que India y Rusia. Estos sistemas representan una nueva generación de armamento estratégico, capaces de alcanzar velocidades que superan (diez veces) la del sonido, lo que los convierte en prácticamente indetectables e imposibles de interceptar. En contraste, Estados Unidos aún no desplegó operativamente este tipo de tecnología.
-¿Cómo ves la presencia de ambos Estados en el espacio?
-Diría que China ya tiene una presencia consolidada en el escenario espacial. La exploración de la cara oculta de la Luna representó un hito científico y un gesto estratégico que refleja su intención de posicionarse como actor central en la nueva carrera espacial. Estados Unidos, por su parte, mantiene una posición histórica de liderazgo en el ámbito espacial, tanto a través de la NASA como del creciente protagonismo de actores privados.

El mercado chino: “Su desaceleración tendría impactos a escala global”
-Culturalmente, hay infinidad de diferencias…
-Las diferencias culturales entre Oriente y Occidente son profundas y multifacéticas. Mientras que en las sociedades occidentales suele prevalecer una orientación individualista, en muchas culturas del sudeste asiático, especialmente aquellas influenciadas por el confucianismo, se privilegia el bienestar colectivo y la armonía social.
-¿Qué es lo que te llamó la atención del sistema de gobierno?
-Me llamó la atención que el Partido Comunista Chino realiza congresos a nivel local cada cinco años, en los cuales se eligen los comités del partido en cada localidad. Este proceso sigue un sistema jerárquico en el que los niveles superiores son seleccionados por los inferiores, y se valora la experiencia y el desempeño previo en cargos locales para ascender en la estructura del partido. Además, una vez al año, se llevan a cabo reuniones para evaluar el rumbo de la economía y otros asuntos relevantes.
Recuerdo que le pregunté a un profesor cómo abordaban las situaciones coyunturales y me respondió que tienen esos escenarios previstos con antelación. Cuentan con centros de pensamiento (think tanks) que analizan las distintas variables y asesoran a los responsables.
-¿Cómo se maneja China en relación con la política de otros países?
-China mantiene, como principio rector de su política exterior, la no intervención en los asuntos internos de otros Estados y no participa activamente en conflictos armados a través de apoyo militar directo. Si bien su modelo económico no le permite producir internamente todos los bienes que su población demanda, su capacidad de manufactura es inmensa. El tamaño y la relevancia del mercado chino son tales que su desaceleración tendría impactos significativos a escala global; en particular, podría desencadenar un proceso de deflación a nivel mundial.

“El escenario más probable es el de una confrontación sin guerra”
-¿Cómo ves el presente bajo la presidencia Trump?
-Puede observarse una estrategia orientada a resolver el conflicto con Rusia, lo que permitiría a Estados Unidos concentrar sus recursos y atención en su principal competidor estratégico: China. En este contexto, Washington despliega esfuerzos sistemáticos para mantener su posición hegemónica a nivel global.
Por su parte, China procura acortar la brecha de poder mediante el desarrollo de estrategias asimétricas y avances en tecnología e innovación. De acuerdo con el historiador Wang, desde la perspectiva de Pekín, el escenario más probable es el de una confrontación sin guerra: un estancamiento estratégico sin enfrentamiento militar directo, pero con tensiones sostenidas en el ámbito económico, como la imposición de aranceles y otras medidas comerciales.
-¿Cuál es el papel del capitalismo en China?
-China proyecta su poder económico fundamentalmente a través del capital, en el marco de lo que denomina “socialismo con características chinas”. Esta modalidad le permitió adoptar la estrategia de inserción internacional basada en la expansión comercial, la inversión en infraestructura y la oferta de financiamiento sin condicionar sus acuerdos a la orientación política de los países. Esta flexibilidad sirvió para establecer vínculos con distintos gobiernos. En contraste, los países occidentales suelen incorporar en sus relaciones de cooperación y asistencia principios vinculados a la gobernanza democrática, los derechos humanos y el fortalecimiento institucional.
Comprender estas matrices filosóficas y culturales resulta indispensable para interpretar con mayor profundidad sus respectivas lógicas de acción, toma de decisiones y modos de ejercer influencia en el sistema internacional.
-¿Pudiste plasmar lo aprendido en ambos países?
-Sí, tuve la oportunidad de integrar y plasmar los aprendizajes de ambas experiencias como coautor, junto con Héctor Arrosio, del libro Antagonismo dominante: La confrontación entre Estados Unidos y China en el marco de una guerra global segmentada. En esta obra, abordamos las tensiones geopolíticas contemporáneas desde una perspectiva comparativa, articulando los enfoques doctrinarios y estratégicos de las potencias en el escenario internacional actual.
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