El cineasta chileno Sebastián Lelio aseguró este miércoles en el Festival Biarritz América Latina que su filme La ola llega “en el peor momento posible”, marcado por lo que describe como un retroceso global de derechos sociales y civiles, ante el avance de posiciones más conservadoras en distintos países.
Pese a ello, defendió que precisamente por esa urgencia resulta más necesario volver a poner estos temas sobre la mesa.
“Pareciera que es algo que la gente no quiere ver, pero es importante volver a hablarlo, entender qué ha pasado”, afirmó Lelio en una entrevista con EFE.
La ola, que clausurará este viernes la edición 34 de este certamen dedicado al cine latinoamericano en la ciudad costera del País Vasco francés, se sitúa en el contexto del “mayo feminista” chileno de 2018, cuando las estudiantes ocuparon universidades tras denunciar abusos y acosos que no encontraban respuesta institucional.
Lelio toma ese trasfondo para construir un musical político que combina espectáculo y denuncia: “No pretende ser una reconstrucción histórica fidedigna, sino un sueño, un delirio. Esa mezcla de sinceridad y farsa genera fricción, saca chispas y permite pensar desde un lugar distinto al lenguaje académico o político”.

El realizador reconoce la dificultad de abordar un tema doloroso en clave de musical, pero aseguró que ahí radica su fuerza.
“Hay algo brillante en esa protesta en forma de carnaval que han hecho los movimientos feministas en Chile o Argentina: pensamiento en forma de fiesta. Esa paradoja está en la película”, detalló.
Un espejo de posturas enfrentadas
Lelio concibe La ola como un espejo que refleja distintas visiones del feminismo.
“Si la ve un espectador contrario a esas demandas, encontrará momentos con los que coincida. Lo mismo si la ve alguien que lucha por esos derechos”, señaló.
En el centro del relato, protagonizado por la actriz Daniela López, hay una denuncia de abuso sin pruebas concluyentes que plantea un dilema irresuelto. “Cuando solo existen dos versiones, ni la comunidad ni la ley llegan allí. Lo que queda es la ética entre las personas y ahí claramente hay mucho trabajo por hacer”, advirtió el cineasta.
El director de Una mujer fantástica, ganadora del Oscar en 2018, confió en que el público francés pueda dar una recepción más abierta a la película, tras una primera acogida dividida después de su estreno fuera de competición en el Festival de Cannes.

“Ha sido una película no muy comprendida, pero creo que en Francia puede haber mayor disposición, porque es un país que todavía cuida las salas, que protege el cine como lo entendíamos en el siglo XX y que tiene una audiencia formada e interesada”, subrayó.
Mostrar La ola en Francia, añadió, “es excitante, porque no es un plato suave, es exigente y mezcla cosas contradictorias, pero justamente eso la vuelve desafiante”.
Tras recorrer territorios como el melodrama (Gloria), el drama identitario (Una mujer fantástica) o el suspense en inglés (The Wonder), Lelio considera que su tránsito por distintos géneros enriquece su cine.
“Cada género pide ciertas cosas, pero también abre caminos. La ola recoge elementos del musical norteamericano y francés, pero los cruza con la política”, explicó.
Para él, el cine sigue siendo una herramienta insustituible: “Es como un Google espiritual, un Chat GPT moral. Multiplica nuestras vidas y nos permite experimentar otras perspectivas desde la butaca. Esa capacidad de empatía es lo que lo vuelve esencial”.
Un escaparate del cine latinoamericano
En esta edición del Festival Biarritz América Latina, que se celebra desde 1991, se rindió homenaje al cineasta brasileño Kleber Mendonça Filho que recibió el Abrazo de Honor, un galardón que reconoce a artistas e intelectuales latinoamericanos por su talento y su contribución al cine de la región.

Este reconocimiento se entregó durante la ceremonia de apertura, el sábado 20 de septiembre, donde se proyectó su película El agente secreto (2025), un ‘thriller’ ambientado en Recife (Brasil) durante la dictadura militar de los años 70.
En el certamen de este año compiten una decena de largometrajes latinoamericanos de ficción, como La hija cóndor (Bolivia/Uruguay), Belén (Argentina) y Un cabo suelto (Uruguay/Argentina/España), y también hay secciones de documentales y cortometrajes.
Para Lelio, que su película haya sido elegida para la clausura es un gran halago.
“Es una película intensa -reflexionó-, que le pone al festival un punto final energético y desafiante. Todavía se ha visto poco, le queda mucho camino por recorrer, pero Biarritz es una parada emocionante en ese trayecto”.
El siguiente paso será el estreno en los cines franceses el 5 de noviembre, una fecha que Lelio espera con expectación: “Francia siempre ha sido una ventana fundamental para el cine latinoamericano”.
Fuente: EFE.
Fotos: EFE/ Isabel Rodríguez Ramiro y Reuters/ Sarah Meyssonnier.
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