
“Con el arte mexicano, no se juega”. Esta frase, incluida en la reciente respuesta pública del Museo Dolores Olmedo y su fideicomiso, resume la postura de la institución ante las acusaciones de opacidad y mala gestión que han surgido en torno al destino de su acervo. En los últimos días, la administración del museo ha recibido numerosas comunicaciones y muestras de apoyo de la comunidad artística y académica, tanto nacional como internacional, quienes han puesto en duda la legitimidad de la carta abierta que denunció presuntas irregularidades. Según el museo, muchos artistas y académicos han denunciado que sus nombres fueron incluidos sin consentimiento como firmantes de ese documento, el cual rechazan de manera tajante.
La controversia se desató tras una protesta vecinal y la publicación de una carta abierta firmada por figuras como Eduardo Matos Moctezuma, Felipe Leal, Sergio Raúl Arroyo y Alfonso Miranda, entre otros, en la que expresaron su preocupación por el futuro del acervo del Museo Dolores Olmedo. El fideicomiso que administra la colección respondió con su propia carta, dirigida a la Secretaria de Cultura del Gobierno Federal, Claudia Curiel de Icaza, la Directora General del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), Alejandra de la Paz Nájera, y la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada Molina, así como a otras autoridades.

En el documento, el museo rechaza de manera enfática las acusaciones y afirma que se trata de “afirmaciones y acusaciones infundadas respecto al cierre temporal del museo, la gestión del acervo y la supuesta vulneración de la voluntad de nuestra fundadora, la señora Dolores Olmedo Patiño”.
El fideicomiso aclara que la colección es de naturaleza privada y que sus bienes están protegidos por la ley mexicana. Desde su creación, aseguran, ha cumplido “cabalmente (y con creces) con los fines para los que fue creado, ejecutando con honor y transparencia la generosa voluntad de Dolores Olmedo, quien legó su patrimonio artístico y cultural para beneficio de nuestro México”.
Durante más de treinta años, el Museo Dolores Olmedo se ha consolidado como un referente nacional e internacional en la preservación, investigación, exhibición y difusión de obras de Diego Rivera, Frida Kahlo, Angelina Beloff, Pablo O’Higgins, así como de arte prehispánico, novohispano y popular mexicano, flora y fauna nacional, y la promoción de tradiciones mexicanas.

Respecto al cierre temporal de la sede en La Noria, Xochimilco, la administración explica que responde a un proceso necesario de restauración y modernización de las instalaciones, así como a la actualización de los sistemas de conservación y seguridad. El objetivo es “asegurar la integridad del acervo y ofrecer una experiencia museográfica renovada y de excelencia a nuestros visitantes”. Este proceso, según el museo, ha sido comunicado oportunamente a través de sus canales oficiales y se prevé la reapertura en 2026.
Sobre la gestión y destino de las colecciones, el fideicomiso sostiene que “todas las decisiones han sido tomadas en estricto apego a la voluntad de Dolores Olmedo, a la normatividad aplicable y a los más altos estándares internacionales de conservación y museología”. Además, consideran que cualquier colaboración con otros espacios culturales representa una oportunidad para ampliar la difusión del patrimonio, sin afectar la integridad, titularidad ni resguardo de las colecciones.
El museo rechazó así las acusaciones de “opacidad, fragmentación del acervo o incumplimiento de la voluntad de nuestra fundadora”. Afirman que tanto el fideicomiso como el museo han actuado siempre con responsabilidad, transparencia y profundo respeto por el legado recibido.
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