Hasta ahora era internacionalmente reconocido como director de fotografía, pero con Pedro Páramo, el mexicano Rodrigo Prieto ha dado el salto a la dirección, y llevar a la pantalla de Netflix el clásico de Juan Rulfo le ha hecho retornar a sus raíces “en muchos sentidos”, tanto que se plantea seguir descubriendo la historia de México a través de la cámara.
Con un bagaje con varias nominaciones a los Oscar y premiado en numerosas ocasiones por su trabajo, plasmar en imágenes “lo que tienen los directores en la cabeza” para sus películas, Prieto recibió en 2024 la propuesta del productor Stacy Perskie para dirigir su primer film, basado en la novela de Rulfo, que le “cautivó” desde que la leyó.

“Me cautivó como capturó la esencia de lo sobrenatural, la presencia de la muerte en el campo mexicano, en todo México, eso me gustó mucho y siempre tuve la ilusión de si dirigía una película, no necesariamente Pedro Páramo, pero si podría ser de ese género de miedo que siempre me gustó”, señala el cineasta en esta entrevista.
De la obra de Rulfo, llevada en varias ocasiones al cine, [dice:] “me gustó la versión de 1967, tiene algo como divertido, pero ahora sé que se cambiaron muchos de los diálogos, fue Carlos Fuentes uno de los escritores, y con Mateo Gil (guionista) pensamos que no era necesario, que los diálogos que escribió Rulfo son muy potentes”.
“Nuestra propuesta iba por otro lado, mantuvimos los diálogos, no exactos, pero bastante cercanos, esa es una de las diferencias, pero la principal es que la tecnología actual del cine nos permitió retratar un Pedro Páramo más auténtico de lo que Rulfo creo que se hubiera imaginado: rejuvenecer a los actores y luego envejecerlos y el entorno, pudimos hacer un Comala lleno de vida en su apogeo y destruido después”, explica.
Un retorno a México
Con Pedro Páramo, Prieto, afincado en Los Ángeles (EEUU) e integrado en la industria de Hollywood, regresó a sus raíces mexicanas.
“Filmamos en San Luis de Potosí, que es de donde era mi abuelo, y de alguna forma estaba regresando a una tierra que yo no conocí, como Juan Preciado a Comala. Fue un viaje a mis antepasados y a la revolución mexicana”, señala.
También fue un regreso a trabajar con técnicos mexicanos, muchos de ellos con los que había trabajado décadas antes: “Eso también fue bonito, recordar el entusiasmo con el que trabajan, una entrega increíble”.

“Esa energía que está en ebullición en el cine mexicano lo sentí muy claramente estando filmando y trabajando con la gente. Hay como esas ganas y esas posibilidades a las que han contribuido las plataformas como Netflix, que ha permitido que se cuenten historias locales y espero que eso inspire a otras plataformas a no hacer solo el cine comercial y series comerciales”, señala.
Leer la mente de los directores
Prieto, que ha trabajado con directores tan importantes como Spike Lee, Curtis Hanson, Oliver Stone o Alejandro González Iñárritu, recuerda en la entrevista cuando Pedro Almodóvar le contrató para Los abrazos rotos.
“Me dijo que como mexicano no iba a tener pudor con el color, pero también lo habían llamado las oscuridades que manejé en Ocho millas, una película totalmente opuesta a Almodóvar a nivel visual”, remarca.
“Siento -dice- que siempre he tenido a lo largo de mi carrera curiosidad por lo que tienen los directores en la cabeza, y cómo puedo ayudar a sacar eso y plasmarlo en la pantalla. Creo que a ellos les funciona que les escucho atentamente, cualquier cosa, aunque no parezca, pero que tenga cierta relación con el guion o con su idea de la vida”.

Porque, precisa: “Un plano es como una palabra o una frase de una novela. Literalmente dice algo, y ese es mi lenguaje”.
El mexicano reconoce que a raíz de Pedro Páramo le apetece seguir dirigiendo.
“Y solo me salen puras ideas mexicanas, hay algo de la historia de México que siempre me ha llamado la atención, no solamente la historia lejana, también cercana, temas políticos, de cosas surrealistas, tengo ganas de explorar ese género no del todo realista”, asegura.
Y reconoce que llevar al cine una de las obras más importantes de la literatura iberoamericana no significa sustituir a la novela, pero “ha inspirado a mucha gente a releerla o a leerla por primera vez, porque se ha vendido mucho”.
Fuente: EFE
[Fotos: Foto archivo AP/Chris Pizzello; AP/Fernando Llano; Juan Rosas/ Netflix vía AP]
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