
“Ya no es la fotografía la que necesita hacerse un lugar en el campo artístico porque es el campo artístico el que se gestó al interior de la fotografía.” Con esta afirmación, Francisco Medail redefine el eje de la discusión sobre el estatus de la fotografía en el arte argentino, al presentar El espejo en la colmena, una exhibición que explora el retrato de artista y el papel de los estudios fotográficos como epicentro del desarrollo artístico nacional, en el Palacio Libertad.
La muestra, bajo la curaduría de Medail, reúne imágenes de artistas plásticos, escritores, músicos y actores, capturados por fotógrafos de distintas generaciones, desde la década de 1930 hasta la actualidad. El recorrido visual abarca obras de Foto Estudio Luisita, Catalina Bartolome, Violeta Capasso, Alicia D’Amico, Sara Facio, Alberto Goldenstein, Eduardo Grossman, Annemarie Heinrich, Alejandro Kuropatwa, Kenny Lemmes, Nora Lezano, Alejandra López, Sameer Makarius, Martín Pisotti, Anatole Sadermann, Ricardo Sanguinetti y Sivul Wilenski. Esta selección evidencia la diversidad de recursos, estilos y contextos que el retrato de artista ha adoptado en Argentina a lo largo de casi un siglo.

El montaje de la exposición, que evoca la disposición de las colecciones del siglo XIX, transforma la sala en un espacio saturado de retratos, donde la fotografía se presenta como un escenario de sociabilidad y un punto de encuentro fundamental para la gestación y evolución del arte local.
El espejo en la colmena no solo homenajea el retrato de artista como género inherente a la fotografía, sino que también reivindica a la fotografía como un campo de posibilidades para el resto de las artes.

En el texto curatorial, Medail recuerda que la discusión sobre si la fotografía es arte atravesó todo el siglo XX y persistió en congresos y coloquios hasta tiempos recientes. Sin embargo, destaca un hecho poco considerado: antes de que existiera un circuito artístico consolidado, los estudios de fotografía funcionaron como espacios de sociabilidad y exhibición, permitiendo que el arte se desarrollara como un campo autónomo. }
“Previo a la conformación de un circuito artístico como tal, fueron los estudios de fotografía los que oficiaron de escenario de sociabilidad y exhibición para que el arte se desarrolle como campo autónomo”, señala el curador.

Algunas casas de retratos fotográficos evolucionaron en galerías de arte. El caso de Nadar en París es el más conocido internacionalmente, pero en Argentina sucedió lo mismo con Witcomb, Freitas & Castillo y Van Riel. La práctica del retrato fotográfico, caracterizada por su lentitud y minuciosidad, obligaba a los asistentes a esperar su turno en grandes salones decorados inicialmente con los propios retratos y, más tarde, con pinturas, dibujos y esculturas que comenzaron a comercializarse.
El estudio fotográfico, como espacio de sociabilidad, permitió que el retrato dotara de semblante a quienes estaban detrás de las prácticas artísticas. Con el desarrollo y segmentación de las distintas disciplinas, el fotógrafo se mantuvo como el único artista capaz de reunir bajo una misma práctica a pintores, actrices, poetas y cantantes. El retratista se convierte así en un punto de unión entre escenarios y sujetos diversos.

La selección de obras en El espejo en la colmena no pretende ser exhaustiva ni establecer un canon, sino señalar los diferentes recursos, estilos y contextos que el género del retrato de artista ha desarrollado en Argentina.
“La selección de fotógrafos y de artistas retratados no busca ser exhaustiva ni conformar algún tipo de canon, sino señalar diferentes recursos, estilos y contextos que este género ha desarrollado a través del tiempo”, afirma el curador.
Mientras el debate del siglo pasado giraba en torno a la incorporación de la fotografía al sistema de las artes, la propuesta de El espejo en la colmena invierte la perspectiva: la fotografía no solo se integra al arte, sino que se revela como la condición necesaria para la figuración de las artes en el país.

A su vez, se inaugura Archivo amateur, una exhibición que reúne siete fondos fotográficos -Evasio Bertotto, Agustín Paviolo, Raúl Salvañá, Ángel Sanssone, Santos Sarancone, Walter Scheitlin y Fernando Siquot- de Rosario, centrándose en la figura del aficionado.
Curada por el colectivo de artistas Camarada, presenta fotografías en diferentes formatos y materialidades que han sido rescatadas y conservadas por familiares directos. La muestra propone rastrear en estos fondos fotográficos los elementos sutiles y reiterados que hacen reconocible la mirada del autor en un conjunto de imágenes domésticas o cotidianas.
En el marco de un proyecto que intenta mapear una red local, afectiva y material, Archivo amateur reúne y sitúa estos cuerpos de imágenes en un conjunto más amplio, para contribuir a la construcción de una historia visual del siglo XX que incluya perspectivas amateurs.
*Las exposiciones puede visitarse a partir de su inauguración, el jueves 10 de julio a las 18 h, de miércoles a domingos, de 14 a 20 h, en el Palacio Libertad (ex CCK), en Sarmiento 151, CABA.
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