La historia de la novela queer que desafió al Kremlin, sobrevivió a la censura y se convirtió en símbolo de resistencia

Elena Malisova y Kateryna Sylvanova se conocieron a través de la red social Ficbook. Fruto de esa amistad, escribieron “Pioneer Summer” sin saber que se volvería bestseller en Rusia ni que tendrían que luchar por la libertad de expresión

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Elena Malisova y Katerina Silvanova
Elena Malisova y Katerina Silvanova (Foto: The Washington Post)

En abril de 2016, Elena Malisova se sentía abrumada por el trabajo y desanimada cuando, por Skype, le pidió a su amiga Kateryna Sylvanova que le escribiera una historia: algo alegre y optimista. Ambas, que en ese momento vivían en Moscú y Nizhni Nóvgorod respectivamente, se habían hecho amigas tras conocerse en Ficbook, una plataforma de escritura en ruso. Sylvanova protestó: “Yo también estoy cansada, escríbeme tú algo”.

A Malisova le vino a la mente una imagen: un hombre con una pala, deambulando entre las ruinas de un campamento de verano. Sylvanova, que creció en Járkov, Ucrania, solía visitar de niña estos campamentos abandonados con su familia, fascinada por las cabañas derruidas donde se alojaban los Jóvenes Pioneros, una liga juvenil comunista de la Unión Soviética. Las dos amigas intercambiaron fragmentos de prosa, después escribieron escenas a partir de un esquema común y reescribieron los capítulos hasta unificarlos.

No sabían entonces cómo el libro cambiaría sus vidas: Pioneer Summer se convirtió en un éxito de ventas en Rusia y ya fue traducido a seis idiomas, con cuatro más en proceso. Desde este mes, está disponible por primera vez en inglés, a través de Overlook Press, un sello de Abrams Books. También generó una reacción adversa que obligó a las autoras a abandonar el país debido a la ofensiva gubernamental contra la literatura LGBTQ, que sigue vigente.

Pioneer Summer, ambientada en 1986, narra la historia de un amor prohibido: Yurka, un joven de 16 años, se enamora de Volodya, un líder de tropa de 18 años en un campamento para pioneros, tras coincidir en la producción teatral de ese verano. Décadas después, Yurka vuelve para desenterrar la cápsula del tiempo que habían enterrado juntos y revive sus sentimientos. Aunque desde 2013 estuvo prohibida la “propaganda gay” dirigida a menores en Rusia, lo que restringía la circulación de literatura queer, la historia tuvo buena acogida cuando las autoras la publicaron en Ficbook en 2017. El boca a boca en redes sociales hizo que los lectores, ansiosos por una edición impresa, las animaran a buscar editorial.

“No es que no creyéramos en nosotras mismas, simplemente no pensábamos que en Rusia hubiera una editorial dispuesta a publicar historias queer”, comentó Malisova en una videollamada desde su departamento en Berlín. Sylvanova, ahora viviendo en Járkov, la acompañaba durante la entrevista; Anne O. Fisher, su traductora al inglés, hizo de intérprete.

La edición rusa de “Summer
La edición rusa de “Summer Pionner”

“Quizá había un poco de falta de confianza en nosotras mismas”, dijo Sylvanova. “Existe una gran distancia entre la literatura importante, editada y vendida en librerías, y la literatura de internet. Es gratis, nadie la modera, así que suele ser vista con desprecio”.

Presentaron Pioneer Summer a Popcorn Books, editorial que había publicado en Rusia traducciones de Simon vs. the Homo Sapiens Agenda de Becky Albertalli y Llámame por tu nombre de André Aciman con buenos resultados. Una primera edición de 12.000 ejemplares, lanzada a finales de 2021, se agotó en pocos días.

“Entonces el libro salió al mundo y descubrimos que la situación era mucho peor de lo que pensábamos”, dijo Malisova.

En febrero de 2022, a medida que crecía la audiencia de Pioneer Summer, Rusia invadió Ucrania. El discurso nacionalista se intensificó; figuras y políticos afines al Kremlin conocieron el libro y criticaron públicamente a las autoras y a Popcorn Books, pese a que la editorial cumplió la ley de 2013: vendió el libro envuelto en plástico y con una etiqueta de “mayores de 18 años”. El libro incluye besos pero no escenas sexuales explícitas, sus descripciones son moderadas según los estándares estadounidenses.

La polémica atrajo a más lectores, incluso a quienes al principio habrían ignorado la historia de amor adolescente. Pioneer Summer vendió 200.000 ejemplares en seis meses, por delante de libros de J.K. Rowling y Stephen King. Algunas personas mayores se indignaron especialmente por la ambientación, explicó Sylvanova: la memoria de la Unión Soviética y sus campamentos pioneros es sagrada y les escandalizaba pensar que jóvenes gays pudieran haber estado ahí. Sylvanova y Malisova empezaron a recibir amenazas de muerte en redes sociales; canales de televisión estatales emitieron videos sobre ellas. Tras las declaraciones de un bloguero influyente, Zakhar Prilepin, que habló del libro y pidió quemar la editorial, supieron que debían marcharse.

La nueva traducción al inglés
La nueva traducción al inglés de “Summer Pionner”

“Durante todos estos meses de guerra, sabía que era peligroso quedarme en Rusia, pero estaba paralizada”, recordó Sylvanova. “Esta situación fue el empujón que necesitaba”.

Jamison Stoltz, director editorial de Abrams, se interesó en Pioneer Summer tras leer una columna sobre la censura del libro en The New York Times en diciembre de 2022. “Cuando hay personas poderosas que no quieren que leas algo, eso lo resalta”, dijo. Sin embargo, la historia también lo cautivó. “Me gusta que tenga detalles muy específicos de la Unión Soviética y de una forma de vida perdida, pero también algo muy universal: chicos lejos de casa, viviendo un momento que parece fuera del tiempo y sin las normas habituales. Elena y Kateryna logran transmitir la fuerza de esos sentimientos a esa edad”.

Malisova temía que la especificidad cultural alejase a los lectores internacionales, pero “parece que Yurka y Volodya están hablando de algo que cualquiera entiende”.

Tras comenzar una nueva vida en Alemania junto a su marido, el contacto con lectores ha sido un apoyo social importante para Malisova. “Nuestra vida anterior está rota, destruida, ya no existe. No dejamos nada allí”, contó. “Estudio alemán, pero no tengo muchos amigos aquí, así que no tengo con quién hablar de mi entorno. Pero me comunico con los lectores, los necesito, sobre todo a los que hablan ruso”.

Para Sylvanova, en Ucrania, esa conexión la ha ayudado a mantenerse firme. “En nuestra sociedad hay mucho odio, sobre todo hacia los rusos. No culpo a nadie, es totalmente comprensible. Pero hablo en ruso con gente que sigue en Rusia, con quienes se fueron, con rusoparlantes que viven en Ucrania, y veo que mi libro une a todas esas personas. Quiero seguir siendo humana, no juzgo a nadie por lo que siente”.

“Quieres ser un puente, unir a las personas”, dijo Malisova.

“Debo ser fiel a mis valores”, añadió Sylvanova. “No voy a condenar a una persona por ser rusa, ni por su género, ni por su sexualidad. Y mis lectores piensan igual”.

En Rusia, la represión estatal contra la expresión LGBTQ se ha endurecido. En 2022 el país amplió la prohibición de la “propaganda gay” para todos los públicos; en 2023, su Tribunal Supremo declaró al “movimiento internacional LGBT” como organización extremista, lo que elevó los riesgos legales de distribuir, promocionar o discutir contenidos queer. En mayo, la policía detuvo e interrogó a empleados de varias editoriales, incluida Popcorn Books, por una investigación penal relacionada con “extremismo”. El sitio ruso Meduza informó que tres personas fueron acusadas de organizar y participar en actividades de una organización “extremista” por distribuir literatura LGBTQ.

Pioneer Summer ya no puede venderse legalmente en Rusia. Pero las autoras han visto cómo lectores sortean las restricciones en plataformas en línea, vendiendo copias piratas bajo anuncios de tazas, calendarios o cuadernos con gatos.

“No recibimos dinero por esas ventas, pero no nos importa”, afirmó Malisova. “¿A quién le importa el dinero? Al hablar con los lectores hemos aprendido que este libro combate la homofobia. Quienes lo leen son más tolerantes, más comprensivos, y eso es vital hoy, porque ser gay en Rusia te puede costar la vida”.

Fuente: The Washington Post