Un recorrido por lo mejor de la artesanía boliviana en miniatura

La exposición de obras ganadoras en el Concurso Municipal de Alasita revela cómo la tradición de las miniaturas se convierte en un espacio de transmisión cultural y de innovación artesanal en Bolivia

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La exposición reúne 21 artesanías ganadoras y menciones honoríficas del Concurso Municipal de Alasita 2025 en La Paz

Gorros, escarpines y suéteres que no superan los tres centímetros de alto, libros diminutos y pequeñas efigies de madera, cerámica o metal que representan a personajes de La Paz son parte de una muestra dedicada a las obras ganadoras de un concurso para revalorizar la Alasita, la fiesta boliviana de los deseos en miniatura.

Un total de 21 artesanías, incluidas once ganadoras y diez menciones honoríficas, conforman la exposición del Concurso Municipal de Alasita Gestión 2025 organizado por la Alcaldía de La Paz.

“El objetivo de este concurso es poder revalorizar la fiesta de la Alasita, la tradición de las miniaturas, además de fortalecer las habilidades que tienen los artesanos, difundir nuestra cultura y nuestras tradiciones”, dijo a EFE la responsable de Patrimonio e Investigación Cultural de la Secretaria Municipal de Culturas y Turismo, Ely Arana.

La convocatoria se hizo en el marco de la Alasita (‘cómprame’ en aimara), que es una de las tradiciones más antiguas de la cultura andina, cuando los habitantes de La Paz bendicen al mediodía del 24 de enero las miniaturas que representan sus aspiraciones y deseos, y fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2017.

El concurso incluyó las categorías de artesanías de madera, metal, cerámica y yeso, y también hubo una que permitió el uso de “técnicas mixtas”.

Además, fueron premiadas las mejores obras de muñequería, "confección manual de prendas de vestir", “imprenta”, “periodiquitos de Alasita” y hubo una categoría para nuevos talentos que reconoció el trabajo de los “jóvenes que se están acercando a la artesanía”, explicó Arana.

Un requisito en estas categorías fue presentar obras de no más de 15 centímetros de alto, algo que no se exigió para postular al galardón principal, el Gran Premio Ekeko 2025, en el que los concursantes debían representar al dios andino de la abundancia en el formato y dimensiones de su preferencia.

La representación actual de esa deidad es la surgida durante la colonia, un muñeco regordete, con tez blanca, ojos claros y mejillas rosadas, cargado de diversos bienes a la espalda.

Galería de ganadores

El espacio elegido para mostrar las obras ganadoras es el Museo Costumbrista Juan de Vargas, situado en una antigua casona en la colonial calle Jaén, una de las rutas más turísticas en el centro histórico de La Paz, donde están los principales museos municipales de la ciudad.

En el centro de la sala se expone el Ekeko ganador, una obra del artesano Wilmer Apaza, conocido por sus detalladas miniaturas esculpidas en cerillas.

Apaza ganó con una efigie de no más de 10 centímetros de alto, cargada con elementos como vehículos, alimentos, cervezas, un balón de fútbol, y en su sombrero lleva a otro Ekeko aún más diminuto.

La mención honrosa es el Wairon’keko, de Dafne Sanjinés, quien empleó el armazón de un waironk’o o abejorro andino, al que vistió como Ekeko, con sombrero, alimentos, billetes e instrumentos musicales minúsculos.

“Es increíble el detalle, porque incluso tiene un cetro de mando ese Ekeko”, expresó Arana, quien también valoró el trabajo de Graciela Basilia Ibañez, una experimentada artesana ganadora en la categoría de prendas de vestir.

Ibañez se impuso con una colección de ajuares para bebé tejidos con palillo y lana delgados, que miden de uno a tres centímetros.

“Es bonito participar, incentiva desde hace muchos años, hay buena mano, buena obra, hay artesanos a los que nos gusta hacer en miniatura y participar”, comentó a EFE esta artesana que está en el oficio desde 1964.

Ekekos de distintos materiales, amautas o sabias aimaras que practican los rituales de sahumerio para bendecir las miniaturas hechas con técnicas mixtas e incluso una chiflera, una vendedora del tradicional Mercado de las Brujas de La Paz elaborada con yeso también son parte de la muestra.

También se expone una efigie de metal del Pepino, uno de los personajes centrales del carnaval andino que representa la alegría de esa fiesta, entre otras obras.

Arana destacó la “genialidad” y “destreza” mostradas por los artesanos que participan cada año en el concurso y aseguró que con la exposición se busca mostrar “las obras que ellos presentan con tanta ilusión”.

Fuente: EFE.

Fotos: EFE/ Luis Gandarillas.

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