
Janet Sobel ya era una abuela cuando, habiendo huido del horror del Imperio Ruso, comenzó a pintar en su casa de Brighton Beach, EE.UU., en 1939.
No lo hacía porque se autopercibiese artista, ni mucho menos, de hecho sus primeros materiales de arte los sacaba de su hijo, Sol, quien sería crucial en su posterior reconocimiento. Así, Sobel pintaba en pedazos de papel, en el reverso de sobres y trozos de cartón, cualquier superficie que tuviera a mano, incluso en conchas marinas encontradas en las caminatas vespertinas en la playa.
“Nunca fui mucho a museos. No tenía tiempo y no entendía esas cosas. Pero siempre leía libros... y amo la música... No creo que jamás pintaría un cuadro sin tener música para escuchar. Todos los seres humanos deben tener algo así, que los caliente por dentro”, solía declarar la artista.
Sobel (Dnipro, Ucrania, 1893 - Nueva Jersey, EE.UU., 1968) fue una gran pionera del expresionismo abstracto, al desarrollar la técnica de pintura por goteo, el dripping, que más tarde influiría directamente en el trabajo de Jackson Pollock, quien por esas cuestiones del relato patriarcal e incluso, durante la guerra fría cultural, fue borrada del relato histórico.

Sobel fue reconocida como la primera artista en exhibir un estilo de pintura “all-over”, término acuñado por el crítico de arte Clement Greenberg, quien destacó su innovación aunque condescendió al atribuir su creatividad a una supuesta “naturaleza femenina” en lugar de a su talento artístico.
En ese sentido, su carrera, que comenzó a los 45 años, marcó un punto de inflexión en el arte moderno, aunque su reconocimiento pleno se vio limitado por prejuicios de género y su categorización como una artista “primitiva”.
Nacida en el entonces Imperio Ruso, enfrentó una infancia marcada por la violencia. Su padre fue asesinado en un pogromo -linchamiento multitudinario, espontáneo o premeditado de un grupo particular, étnico o religioso-, lo que llevó a su familia a emigrar a los Estados Unidos cuando tenía 15 años.
Establecida en Brooklyn, junto a su madre y hermanos, se casó a los 18 con el ucraniano Max Sobel, con quien tuvo cinco hijos, y fue en lo doméstico donde, décadas más tarde, comenzaría su incursión en el arte. De hecho, lo hizo en 1937, cuando ya era abuela.
En eso tuvo un rol fundamental su hijo Sol, quien como estudiante de arte, compartió su obra con figuras destacadas del surrealismo como Max Ernst y André Breton, así como con el filósofo John Dewey y el galerista Sidney Janis.
Para 1944, presentó su primera exposición individual en la Puma Gallery de Nueva York, y al año siguiente, Peggy Guggenheim incluyó su trabajo en la muestra “Women” en la galería The Art of This Century, junto a artistas como Louise Bourgeois y Kay Sage. Guggenheim también le ofreció una exposición individual en 1946, consolidando su presencia en el circuito artístico de Nueva York entre 1943 y 1946.

El filósofo John Dewey, quien escribió sobre Sobel en el catálogo de su exposición en Puma Gallery, destacó la autenticidad y espontaneidad de su trabajo, describiéndolo como una expresión directa de su subconsciente. Según Dewey, sus formas y colores surgían de impresiones sensibles recibidas de la naturaleza, reorganizadas en figuras donde el color y la forma se unían de manera armoniosa.
Una de sus obras más conocidas, “Milky Way” (Vía láctea), creada en 1945 y actualmente parte de la colección del MoMA, es un ejemplo temprano de la técnica de pintura por goteo que más tarde se apropiaría Pollock.
Según su hijo, “preparaba una base, que invariablemente le sugería o desencadenaba alguna ‘idea’, cuya repentina concepción iba acompañada de una ejecución igualmente rápida. En sus esfuerzos por concretar su concepción, vertía la pintura, inclinaba el lienzo y soplaba la laca húmeda”. Para este cuadro consiguió una superficie jaspeada, similar a una joya, utilizando pintura esmaltada de secado rápido.

Si bien ella es incluida dentro del expresionismo abstracto, la artista decía que “pintaba lo que sentía” y en su quehacer también hay un extenso desarrollo de figuraciones, que se basaban en recuerdos de su infancia: patrones florales inspirados en el arte popular ucraniano, trajes regionales, familias judías tradicionales, soldados con cañones y ejércitos imperiales.
Su rápido ascenso fue tan dramático como su desaparición de la escena. En 1947, se mudó junto a su familia a Plainfield, Nueva Jersey, siguiendo a su marido que buscaba estar más cerca de su negocio de joyería. Este cambio geográfico aisló a Sobel de la vibrante escena artística de Nueva York y, sumado a esto, la partida de Peggy Guggenheim a Europa y el cierre de su galería Art of the Century la privaron de una plataforma clave para exhibir su trabajo.
Por si fuera poco, a partir de 1948, desarrolló una extraña alergia a la pintura, por lo que comenzó a trabajar principalmente con crayón, tinta y lápiz.

Pollock y la <a href="https://www.infobae.com/cultura/2021/02/27/jackson-pollock-y-la-cia-la-historia-secreta-de-como-eeuu-gano-la-guerra-fria-cultural/" target="_blank" rel="noreferrer" title="https://www.infobae.com/cultura/2021/02/27/jackson-pollock-y-la-cia-la-historia-secreta-de-como-eeuu-gano-la-guerra-fria-cultural/">Guerra Fría cultural</a>
De acuerdo a Greenberg, el más canónico de los críticos de la época, Pollock había visto las pinturas de Sobel en aquella exposición en la galería de Guggenheim, Art of the Century, aunque en su momento prefirió omitir el dato, para sacarlo a la luz décadas después en su ensayo Pintura de tipo americano, donde destacó esas obras como las primeras pinturas “all over” (todo cubierto).
Sin embargo, Greenberg, quien posteriormente posicionó a Sobel como precursora del Expresionismo Abstracto, eligió describir su trabajo como “primitivo” y la encasilló como una “ama de casa suburbana”, lo que limitó el reconocimiento de su obra durante gran parte de su vida.
En el ’47, Pollock perfeccionaba su dripping y produce “Galaxia”, una obra que evidencia la influencia de Sobel. Al mismo tiempo, en Langley, Virginia, nacía la Agencia Central de Inteligencia (CIA), organismo que desempeñaría un papel crucial en la consolidación del expresionismo abstracto como el movimiento artístico más influyente de la posguerra y colocando a Pollock como su figura central.

La CIA utilizó el arte como herramienta de propaganda cultural durante la Guerra Fría, enfrentando el realismo socialista soviético con un estilo que representaba el caos y la libertad del capitalismo estadounidense.
En ese sentido, el ascenso de Pollock contó con el apoyo de figuras clave como la coleccionista Guggenheim, el crítico Greenberg y el multimillonario Nelson Rockefeller, quienes, junto con el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), impulsaron su carrera en un entramado de influencias y conexiones, respaldado por la agencia de inteligencia.
El proyecto secreto conocido como Long Leash fue clave en esta estrategia. A través del MoMA y fundaciones como la Rockefeller Brothers Fund, la CIA financió exposiciones internacionales de arte abstracto, utilizando intermediarios para ocultar su participación. Rockefeller, presidente del MoMA y excoordinador de Asuntos Interamericanos durante la Segunda Guerra Mundial, desempeñó un papel central en este plan.

Entre 1958 y 1959, la exposición itinerante La nueva pintura estadounidense recorrió ocho ciudades europeas, promoviendo el expresionismo abstracto como la vanguardia artística de Estados Unidos. Aunque el financiamiento de estas iniciativas parecía provenir de donaciones privadas, investigaciones posteriores revelaron que gran parte del dinero provenía de la CIA, canalizado a través de fundaciones como la Farfield Foundation.
La obra de Sobel se caracterizó por una combinación de abstracción no figurativa y arte figurativo, con una tendencia a llenar cada espacio vacío en sus lienzos, un estilo que algunos interpretaron como horror vacui.
Aunque Sobel murió en el anonimato en 1968, su legado persiste en la historia del arte. Sus innovaciones técnicas y su enfoque audaz influyeron directamente en el desarrollo del expresionismo abstracto, un movimiento que Pollock llevaría a la fama mundial. Obras como Milky Way siguen siendo testimonio de su genio creativo, desafiando las narrativas tradicionales que han atribuido la invención de la pintura por goteo exclusivamente a Pollock. La historia de Sobel no solo reconfigura nuestra comprensión del arte moderno, sino que también destaca las barreras que enfrentaron las mujeres artistas en su tiempo.
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