
“Fue una sorpresa total. Todavía estoy digiriéndolo porque la vi hace dos días”, dice Ariana Harwicz del otro lado de la línea. Cuando la escritora argentina escribió Matate, amor, su primera novela, jamás pensó que Martín Scorsese como productor, Lynne Ramsay como directora y Jennifer Lawrence y Robert Pattinson como protagonistas llevarían su libro a la pantalla grande del Festival de Cannes.
El sábado, Die, My Love, de la directora escocesa Ramsay, se estrenó en Cannes. Y hubo una gran ovación. Según el portal Deadline, cuando aparecieron los créditos del filme en la sala, los aplausos se extendieron durante nueve minutos. En el video, los protagonistas y el equipo de realización se abrazan tímidos, felices, agradecidos. La película es una de las grandes aspirantes de la competencia oficial por la Palma de Oro.

El recorrido del libro es interesante: se publicó en 2012 por Paradiso, luego se reeditó en 2017 por Mardulce, más tarde se tradujo al inglés con el apoyo del Programa Sur y se convirtió en una obra de teatro con dirección de Marilú Marini y actuación de Érica Rivas. “Desde 2018 está haciendo gira en teatritos minúsculos y chiquitos de provincias de Argentina. Tiene un recorrido particular antes de llegar a los ojos de Scorsese y Jennifer Lawrence”, cuenta Harwicz, tan orgullosa como sorprendida.
El viernes llegó a Cannes. No fue un viaje tan largo: la escritora lleva ya varios años viviendo en Francia. Estuvo en la alfombra roja y fue allí, en el estreno del festival, cuando vio la película por primera vez. "Fue una gran experiencia. Cuatro mil personas. La reacción del público ahí, con la directora, con los actores. Una experiencia absolutamente distinta...“, dice y agrega que no imaginaba una adaptación tan fiel.

“La verdad que no me esperaba que fuera tan pegada al libro: en diálogos, en imágenes, en detalles de decorado, de vestuario, de réplicas, de escenas. Me esperaba una ruptura mayor”, dice y agrega que “la directora agarró un aspecto y lo explotó, fue a fondo, a mil por hora, como un kamikaze, como un Fórmula 1. Creo que es una obra muy controversial: la odian y la aman. Ya está muy dividido”.
Para la autora, Die, my love es “radical, no tiene concesiones” y “está lejísimo de lo convencional”. “Creo que hay mucha gente sorprendida por eso”, agrega. Después del estreno fue la fiesta con los actores y el equipo técnico. “No solo los pudo conocer, también conversar con ellos. Y luego los vi al día siguiente, en la conferencia de prensa, que fue una experiencia súper interesante”, cuenta.

El montajista de la película, Toni Froschhammer, dijo que hacer esta película se sintió “como una banda de punk rock”, que “había un clima de radicalidad durante todo el rodaje”. “Es interesante para mí ver cómo cada versión de un texto, en este caso al cine, antes el teatro, genera una lectura, no solo distinta, sino a otra velocidad”, concluye Harwicz, desde el aeropuerto de Cannes antes de tomarse un avión de regreso a casa.
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