
Las proyecciones de la 75° edición de la Berlinale se cerraron este viernes con Lurker, una historia de obsesiones que es el debut en la dirección de Alex Russell, guionista conocido por su trabajo en la serie The Bear. Es una película sobre un fan que tiene la oportunidad de acercarse a un cantante que es su ídolo y que el director quería que no llegara a ser extremista en su desarrollo. “Para mí era muy importante que todo lo que ocurre en el film fueran cosas que pueden pasar en la realidad”, explicó en rueda de prensa.
Lurker (mirón, en español), que se proyecta en las sesiones especiales de la Berlinale, está protagonizada por el canadiense Théodore Pellerin en el papel de Matthew, un joven que trabaja en una tienda de ropa en la que un día entra Oliver, su ídolo musical, interpretado por el británico Archie Madekwe. Para el realizador no es una solo una historia sobre la relaciones entre los fans y los ídolos, también es sobre la dinámica de grupos de amigos que pasan mucho tiempo juntos.

En opinión de Pellerin, su personaje pone a Oliver en un nivel cercano a la figura de dios, algo habitual en la cultura americana, que eleva a los famosos a esa categoría. Cree que no puede perder la oportunidad de estar en un círculo al que nunca pensó poder pertenecer y al entrar en él comienza a conocer los mecanismos de poder.
Una historia que fue evolucionando a medida que el director escribía el guion y que le llevó a construir un extraño ‘happy ending’ (final feliz) para todos los personajes, aunque Russell reconoció que no todo el mundo va a interpretar el final como positivo. ”Para mí era fascinante cómo estaba escrito el guion y cómo evolucionan los personajes de una forma que no se espera”, señaló por su parte Madekwe. El actor británico apuntó que la historia es también sobre la soledad, un sentimiento universal. “Cualquiera de este mundo en algún momento tiene ese sentimiento de soledad, necesita saber que alguien le aprecia”.

Hong Sang-soo, candidato al Oso de Oro
What Does that Nature Say to You (Qué te dice esta naturaleza) supone la décima participación del realizador surcoreano en la Berlinale, donde ganó dos veces el Gran Premio del Jurado, así como dos Osos de Plata, a mejor dirección y mejor guion.
Y ahora vuelve a ser candidato al premio mayor con esta película que narra un día en la vida de una familia, el del encuentro del novio de la hija pequeña con los padres y la hermana. Una historia que parte de una experiencia del director y luego se fue transformando en el proceso, que es lo que le gusta hacer a Sang-soo, como explicó el jueves en rueda de prensa
“Siempre soy muy reacio cuando me preguntan qué intento decir con mis películas”, señaló el realizador, que apuntó que cada persona puede elegir una serie de elementos del filme y sacar una interpretación diferente a la de otro espectador. Por eso, insistió, “soy muy reacio a decir una idea concreta que quiero expresar”.

La película se desarrolla en Incheon, en la casa familiar de Junhee, que llega desde Seúl para visitar a sus padres y termina presentándoles a su novio de tres años, algo que no entraba en sus planes. Una historia que pasa del naturalismo al costumbrismo o la comedia, en un camino que fue cambiando durante el rodaje. “No me gusta definir nada porque incluso cuando intento definir algo, al día siguiente cambio de opinión, la gente como yo simplemente se lanza a hacer algo y no pierde tiempo en definir nada”, agregó el director de Necesidades de una viajera.
Una película rodada con un limitado equipo de cuatro personas -el realizador se ocupa también de la cámara, la música o el montaje- y rodada en apenas siete u ocho días porque a Sang-soo le gusta mantener los proyectos lo más pequeños posibles. Y con esos medios, ha puesto en pie una película llena de matices, de historias dentro de las historias y en la que cada personaje tiene el peso necesario para hacer avanzar la narración.
Para poder utilizar este sistema, son esenciales los ensayos previos, como explicó Kwon Hae-hyo, uno de los protagonistas. Trabajar con tan poco tiempo y adaptándose a los cambios que va introduciendo el director “requiere mucha concentración” y conocer muy bien el personaje que interpretas. Cada actor llega con su personaje muy bien preparado y hay que simplemente aceptar a las otras personas que actúan, lo que supone “una libertad que no tienes con otros directores”, agregó.
Fuente: EFE
[Fotos: REUTERS/Nadja Wohlleben; Ralf Hirschberger/AFP; prensa Finecut]
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