
“Mi editora me dice ‘¿No te cansas de hablar del libro?’”, cuenta con una sonrisa Luis Novaresio mientras apura un almuerzo de mediodía tardío en medio de sus vacaciones, en la previa de la presentación de su primera novela, Todo por amor, pero no todo, este sábado a las 20 hs. en el salón Río de Janeiro del Hotel Enjoy de Punta del Este (ingreso gratuito, con inscripción previa en suticket.com)

Todo por amor, pero no todo
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La respuesta del abogado, periodista y conductor, flamante novelista, a la pregunta de Fernanda Marinelli -su editora y amiga, rosarina como él y portadora de una apellido ilustre en el ambiente literario de la ciudad santafesina- es bien simple. “Le digo no, al contrario, siempre tengo ganas de seguir hablando del libro. Ella me dijo: ‘Es buena señal’ . Por eso cuando ella me cuenta ‘Mirá, hay una presentación, ¿vamos?’ , siempre estoy. Es algo que me genera... En términos psicoanalíticos diría que me tiene erotizado”.
El libro en cuestión, que el escritor Luciano Lutereau definió como “una novela existencialista y un ensayo de psicoanálisis”, le ha generado a su autor desde el momento de la publicación -según confiesa- “mucha sorpresa”.
—¿Por qué te sorprende?
—Porque la devolución es bien distinta a la que yo estoy acostumbrado, trabajando en televisión o en radio. Es una charla distinta. Se da un encuentro diferente con los lectores.

—Habiendo pasado un tiempo desde su publicación ¿Cómo ha cambiado tu relación personal con la novela? ¿Te da por pensar “Uy, tendría que haber hecho esto, tendría que haber arreglado lo otro, me gustaría volver a escribir esta otra parte”?
—Me pasó algo muy particular que acepté engañado por la editorial (risas), que fue grabar el audiolibro. Sí, lo hice, obviamente con mi propia voz. Y esa es la lectura más exhaustiva que he hecho en mi vida, más que todas las que hice antes de la entrega del original. Porque... Claro, lees en voz alta y... Si, hay cosas que digo “¿Cómo pude haber escrito esto? ¿Cómo no corregí tal otra?” Pero son detalles. Yo estoy muy, muy contento, muy orgulloso. Alguna gente en Instagram me dice “¿Cómo insistís con tu libro?” Y le digo “¿Cómo no voy a insistir? Es mi primera novela”. Me parece que está muy bien y encuentro devoluciones que son absolutamente inesperadas. Cuando alguien me dice “Ah, ya entiendo tal personaje, tal cosa. Y yo digo “jamás pensé eso”. Pero también después de leerlo podría haberse interpretado por ese lado, así que es todo ganancia.
—¿Cuál es el comentario más simpático, sorprendente o insólito que recibiste?
—Te diría... Uno: la cantidad de mujeres que me dicen “Yo soy Ana, pero de ninguna manera, me atrevo a confesarlo”. Ana es una de las protagonistas, es una mujer de 40 y pico años, exitosa, casada con un hombre maravilloso pero que tiene una pulsión irrefrenable de tener sexo con personas anónimas en lugares muy decadentes. Entonces es muy sorprendente que muchas mujeres me digan “Yo soy Ana”. Y el mejor (no sé si el mejor), pero el más shockeante es uno que recibí hace una semana de una pareja heterosexual que me contaron que gracias a que yo relaté escenas muy jugadas (”mucho sexo Novaresio”, me dijo Mirtha Legrand), me dijeron “Somos nosotros. Esto nos pasa a nosotros, nos escribiste”. Y la verdad que me pareció un gran elogio.

—Con toda tu tarea periodística, ¿crees que vas a tener tiempo de continuar tu carrera de novelista?
—Estoy escribiendo la segunda parte de esta misma novela, con la editorial que tuvo la gentileza de ofrecerme escribir otra novela y con Fernanda, la editora, coincidimos que había todavía cosas para contar de estos personajes. Así que estoy empezando a escribir. En realidad estoy en la etapa de de diseño de las historias. Yo escribí sabiendo perfectamente cómo terminaba cada uno de los personajes. Entonces ahora estoy escribiendo eso. Y el secreto sueño obviamente es que lo compre una plataforma de series, lo haga, me pague mucho dinero y yo me dedique solo a esto... (risas). Y nunca más, salvo con las entrevistas, dedicarme a la coyuntura política.
—¿Estás cansado de eso?
—Llevo muchos años... Yo empecé a trabajar a los 22 años. Pero no estoy cansado. La verdad que sería injusto si dijera que estoy cansado. Es un desgaste que a veces uno dice medio ocioso porque ya sabés que se vuelve a repetir. Vuelve a suceder la misma cosa, ¿no? Entonces esto es lo que más cansa, que vos decís “Esto ya lo vi, va a volver a pasar”. Pero no estoy cansado. A mí me gusta mucho mi trabajo de periodista, disfruto enormemente. Estoy en un momento en el que he podido elegir formatos de trabajo que me encantan hacer: la mañana en un canal de noticias que se ha transformado en un prime time... Hacer la entrevista, que es un placer fenomenal y estar en Infobae haciendo lo que se me antoja. Es un privilegio.
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