
Durante este martes por la mañana, la Universidad de Chile confirmó la noticia de la muerte del escritor chileno Antonio Skármeta, a sus 83 años. Reconocido a nivel mundial, el nombre de Skármeta trascendió a escala mundial con la película El cartero (Il postino, 1994), dirigida Michael Radford y protagonizada por Philippe Noiret, Massimo Troisi y Maria Grazia Cucinotta. La película tuvo cinco nominaciones a los premios Oscar de 1995 (película, director, actor, guion adaptado y banda de sonido) y obtuvo el premio a la música original, compuesta por el argentino Luis Bacalov.
Skármeta es uno de los autores más importantes de la narrativa chilena del siglo XX, parte de la llamada “Generación de 1960″ que compartió con Poli Délano, Fernando Jerez, Jaime Hagel y Mauricio Wacquez, protagonistas culturales de un tiempo de cambio en su país, de la presidencia de Arturo Frei Montalva en 1964 hasta la victoria del socialista Salvador Allende en 1970. En ese contexto político y social, desarrolló su carrera literaria, impulsada por su padre, quien lo motivó a estudiar Filosofía en la Universidad de Chile. Con una beca Fulbright, completó un postgrado en la Universidad de Columbia, en Nueva York.
Fue galardonado en 2014 con el Premio Nacional de Literatura en Chile y en 2015 ingresó como miembro a la Academia Chilena de la Lengua. Un año después, en 2016, fue sometido a una operación debido a un cáncer estomacal. Su última obra publicada fue el libro de cuentos Libertad de movimiento (2015).
Luego del golpe de estado de Augusto Pinochet en septiembre de 1973, Skármeta se exilió en Argentina y luego en Alemania, donde siguió vinculado al ámbito cultural. Trabajó en guiones cinematográficos y fue profesor en la Academia Alemana de Cine y Televisión de Berlín Occidental. Durante estos años, publicó su primera novela, Soñé que la nieve ardía (1975).
A principios de la década de 1990, Skármeta regresó a Chile y fundó el taller literario “Heinrich Böll” en el Instituto Goethe de Santiago. En 1992, inició su el programa televisivo El Show de los Libros, transmitido por Televisión Nacional de Chile durante una década. En este espacio, entrevistó a destacados personajes como Nicanor Parra, Pedro Lemebel, Mauricio Redolés y Pablo Simonetti.
Durante el mandato del presidente Ricardo Lagos, entre 2000 y 2006, Skármeta ejerció como embajador de Chile en Alemania, sin dejar de lado su producción literaria. Entre sus títulos más destacados de esa época figuran La chica del trombón (2001) y El baile de la victoria (2003), novela que lo hizo acreedor del Premio Planeta.

La historia detrás de “El cartero”
“¿Cómo es conocer a un poeta?”, preguntaba con nerviosismo Mario Jiménez, un joven cartero de Isla Negra, que había aprendido a soñar con cada carta que entregaba. Aún no conocía a Pablo Neruda, pero ese encuentro cambiaría su vida para siempre. Así comienza una de las novelas más queridas de la literatura chilena: El cartero de Neruda. Y fue esa historia la que consagró a Antonio Skármeta como uno de los grandes narradores latinoamericanos de su tiempo.
Todo comenzó en los años del exilio. Skármeta, en Alemania Occidental, ideaba un guion de cine. Su nostalgia por la patria le inspiraba una trama que uniera la poesía, el amor y el mar. Neruda era el telón de fondo inevitable: su figura gigante, mítica, un símbolo de esa Chile que estaba perdiendo tras el golpe militar. El guion se convirtió en película: Ardiente paciencia, estrenada en 1983 y dirigida por el propio Skármeta. Fue un éxito inesperado, una obra que resonó en los festivales internacionales.

Pero la historia no terminó allí. Skármeta sabía que ese romance entre el humilde cartero y la poesía tenía una vida más larga. Así nació la novela, El cartero de Neruda, publicada poco después. Un relato sencillo, pero cargado de emoción, de política y de poesía. El libro fue un fenómeno. En sus páginas, Mario se transforma, aprende a través de las metáforas de Neruda a enamorar a Beatriz González, una joven del pueblo. Neruda, anciano, afectado por sus últimos días en Isla Negra, le enseña al joven que la poesía no solo está en los versos, sino en la vida misma.
La película agigantó su figura y su prestigio como escritor. Gracias a eso, su novela fue traducida a múltiples idiomas, y su nombre se unió al de autores chilenos como Gabriela Mistral, Pablo Neruda e Isabel Allende. El cartero de Neruda es, en esencia, una carta de amor a Chile y a la poesía, pero también una reflexión sobre cómo las palabras pueden cambiar el destino de una persona. “Mis personajes son personas comunes que viven situaciones extraordinarias”, dijo en una entrevista. Y Mario Jiménez, ese cartero sencillo, es el mejor ejemplo de ello. Con su bicicleta, recorriendo los polvorientos caminos de Isla Negra, Mario no solo entregaba cartas; entregaba vida.
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