
La conexión artística entre Joan Miró y Alexander Calder llegó a San Pablo con una nueva exhibición en el Instituto Tomie Ohtake inaugurada este viernes. La muestra, denominada “Calder + Miró”, resalta el vínculo entre el pintor español y el escultor estadounidense, y cómo su amistad influyó en la escena artística brasileña.
La exposición presenta alrededor de 150 piezas, que ocupan prácticamente todos los espacios del Instituto. Entre ellas se encuentran las pinturas de Miró y las esculturas móviles de Calder. Esta selección ya había sido exhibida en el Instituto Casa Roberto Marinho en Río de Janeiro en 2022, y ahora se desplaza a San Pablo para continuar con su recorrido cultural.
Una pieza destacada es ‘Viuda Negra’, un móvil imponente de más de tres metros de altura y dos de largo. Esta obra tiene una sala exclusiva dedicada dentro de la exhibición. Max Perlingeiro, curador de la muestra, indicó que no había una influencia directa entre los artistas, sino más bien una gran amistad que comenzó en 1928 cuando ambos vivían en París. “No había influencia entre un artista y otro, sino una gran amistad”, expresó Perlingeiro en una entrevista.
Perlingeiro añadió que las formas orgánicas y los colores vibrantes, característicos de Miró, encuentran un punto de encuentro con la producción de Calder, quien dominaba el equilibrio y el movimiento. “Sin duda, todos los artistas brasileños, sin excepción, vieron a Calder y Miró en las bienales que trajeron a São Paulo a estas grandes personalidades internacionales”, añadió.

Joan Miró y Alexander Calder forjaron una amistad sólida y duradera desde su primer encuentro en París en 1928. Calder, nacido en Filadelfia, visitó el taller de Miró en esa ciudad y quedó cautivado por los experimentos del artista catalán, quien en ese momento estaba asociado al surrealismo. Desde el inicio de su relación, ambos artistas se apoyaron mutuamente en su desarrollo creativo. Calder, conocido por sus esculturas móviles, encontró una fuente de inspiración en el trabajo de Miró, quien utilizaba materiales inusuales en sus creaciones. Este primer encuentro no solo marcó el inicio de una colaboración artística, sino también una profunda amistad que perduraría hasta la muerte de Calder en 1976.
A lo largo de los años, las familias de ambos artistas también estrecharon lazos. Miró y Calder no solo compartieron proyectos y exposiciones, sino que también mantuvieron una comunicación constante que reflejaba su mutuo respeto y admiración. Según diversos medios, este vínculo se evidenció en múltiples ocasiones, incluida la asistencia de Calder a la inauguración de la Fundación Miró en Barcelona pocas semanas antes de su fallecimiento.
Calder visitó a su amigo Miró en numerosas ocasiones, tanto en Barcelona como en Palma de Mallorca. Sus intercambios creativos influyeron en la evolución de sus respectivas obras y consolidaron una colaboración única en el panorama del arte del siglo XX. Los especialistas en arte aseguran que esta relación no solo enriqueció sus carreras, sino que también contribuyó significativamente al desarrollo de nuevas corrientes dentro del arte moderno.

La exposición también dedica una sala a artistas brasileños como Hélio Oiticica, Ione Saldanha y Tomie Ohtake, cuyas obras dialogan con las formas y colores de Miró y Calder, y juegan con la gravedad, uno de los elementos distintivos de las esculturas de Calder. Estas innovaciones establecieron una conexión que trasciende directamente en la influencia en generaciones de artistas brasileños.
Entre los objetos únicos que se exhiben, destaca una joya en plata creada por Calder para la familia Bocaiúva, que evoca unos labios con un colgante circular. “No entendía el nombre en portugués de Bocaiúva y alguien se lo tradujo literalmente como boca y uva. Así que hizo un broche que representa una boca y una uva”, explicó Perlingeiro.
La exhibición estará disponible de manera gratuita hasta el 15 de septiembre en el Instituto Tomie Ohtake. Esta es una oportunidad para los amantes del arte de observar de cerca la influencia mutua y la amistad que unió a estos dos destacados artistas del siglo XX. El legado de la amistad entre Miró y Calder sigue vivo a través de sus obras, que continúan inspirando a nuevas generaciones de artistas y aficionados. La interacción entre sus formas y técnicas simboliza una etapa crucial en la evolución del arte contemporáneo y subraya la importancia de las colaboraciones en el mundo creativo.
Fuente EFE
[Fotos: EFE/ Sebastiao Moreira]
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