
Andy Warhol nació en Pittsburgh el 6 de agosto de 1928, bajo el nombre de Andrew Warhola Jr. De estar vivo, hoy cumpliría 95 años. Pero no lo está: murió cuando tenía 58, en Nueva York, año 1987, por una repentina arritmia tras una operación de vesícula. En vida fue una de las grandes estrellas del mundo del arte, pero su figura se extendía, se agrandaba, se agigantaba y sobrepasaba su disciplina. Las pantallas y las multitudes lo adoraban. Era un gurú de la modernidad.
Artista de los negocios
Escribió Juan Gabriel Batalla: “La peluca canosa de plata. La vocecita entrecortada de respuestas cortas, movimientos nerviosos, incómodos. El show, siempre el show. Warhol supo captar el espíritu de una época y estrujarle hasta el último suspiro, hasta el último centavo, convirtiéndose a si mismo en un fetiche de consumo de masas, una traslación de su obra su imagen”. En ese texto publicado en Infobae Cultura dice también que “Warhol fue un polímata self-made”.
Y si fue todo eso en vida, ¿qué ocurrió tras su muerte? En su testamento legó prácticamente todo a diferentes miembros de su familia para crear una fundación dedicada al “avance de las artes visuales”. Se llamó Andy Warhol Foundation for the Visual Arts y funciona, no solo como representante legal de Warhol, sino que defiende la misión “centrada, principalmente, en apoyar el trabajo de un valor experimental o rompedor”.

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Cuando la casa Sotheby’s quiso comenzar a subastar sus bienes, se encontró con miles de cosas: tardaron en total nueve días para hacer el recuento y poner todo a subasta. La suma total excedía los 20 millones de dólares, pero su riqueza era más grande todavía: había hecho buenas inversiones durante toda su vida. Es que Warhol era algo más que un artista a secas... era un “artista de los negocios”: hacía serigrafías para celebridades, magnates, diseñadores, y empresarios de todo el mundo.
Cuál es la obra más cara de Andy Warhol
La obra más cara de Andy Warhol está en el podio de las más caras de la historia. Hablamos del famosísimo retrato a Marilyn Monroe, que en 2022 pulverizó un récord que ostentaba Pablo Picasso: el cuadro pintado en 1964 fue subastado por la casa Christiés en 195 millones de dólares. De acuerdo con AFP, el retrató superó la marca para una obra del siglo XX que ostentaba Les Femmes D’Alger (versión 0) del pintor español. El título de la obra es Shot Sage Blue Marilyn.
Hoy es la obra más cara vendida en subastas, detrás Salvator Mundi, atribuida a Leonardo da Vinci, que adquirió el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salmán, por 450,3 millones en noviembre de 2017. Pero volvamos a Warhol: su segunda obra más cara se llama Silver Car Crash (Double Disaster), una serigrafía del año 1963 que en noviembre de 2013 se vendió en una subasta a 105 millones de dólares, lo que por entonces fue un récord.

¿Y qué es esta obra, qué vemos en este collage de lo que parecen ser fotos en blanco y negro todas iguales? Representa un cuerpo retorcido en el interior de un coche que, suponemos, acaba de chocar, por lo que está destrozado. No se develó quién fue el comprador y aún no se sabe quién la posee. En ese momento la pintura rompió el récord anterior, otra obra de Warhol: Ocho Elvis, otra serigrafía, también de 1963, por la que se había pagado 100 millones de dólares.
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Año más tarde, otra serigrafía de 1963 titulada Triple Elvis, se vendió en una subasta de Christie’s en Nueva York en noviembre de 2014 en 81.9 millones de dólares. Es similar a Ocho Elvis, incluso la imagen modelo es la misma: un fotograma publicitario de la película Flaming Star que se ha convertido en ícono. De esta obra hay más versiones, todas muy lucrativas: una se vendió en 1998 por 1.872.500 dólares, otra en 2018 por 37 millones.
¿Apropiación?
Se ve un patrón común en la producción artística de Warhol y tiene que ver con eso: con la forma de producir, siempre ligada al mercado del arte, a los mecanismos de venta y consumo. Y eso fue lo que colapsó en los últimos meses cuando la Fundación Andy Warhol perdió su batalla legal contra la fotógrafa Lynn Goldsmith. La Corte Suprema de Estados Unidos falló contra el uso por parte del famoso artista pop de una foto del cantante Prince en una serie de serigrafías.
Para que Warhol haga la obra, la revista Vanity Fair le concedió la licencia de la fotografía. En ese momento, Goldsmith recibió por su uso la módica suma de 400 dólares. “Los jueces confirmaron la decisión de un tribunal inferior de que las obras de Warhol basadas en la foto de Goldsmith de 1981 no eran inmunes a su demanda por violación de los derechos de autor”, informó la agencia Reuters. La pregunta que se abre es si estamos frente al fin de la apropiación en el arte.

La novela que Andy Warhol no escribió
En 1968 escribió A, a Novel, su única novela. ¿De qué trata? Es una transcripción literal de varias grabaciones de gente que iba visitarlo a su estudio llamado The Factory. Comienza con un personaje tomando anfetaminas y sigue con diversas charlas, saludos, despedidas. Días atrás, a partir de una novela de Nicole Flattery que recrea aquel escenario, la periodista Bekah Waalkes se hace algunas preguntas.
“Warhol, el grabador silencioso, está en el centro de todas estas discusiones, pero tuvo muy poca participación en la elaboración del texto en sí. En cambio, las 24 cintas fueron transcritas por cuatro mecanógrafas, incluidas dos adolescentes, y cada una agregó su propio estilo. Sus errores tipográficos y ortográficos se conservan en la edición final, y está claro que cada mecanógrafa tiene su sello”, se lee en este texto de The Washington Post publicado en Infobae Cultura.
Y continúa: “Algunos transcriptores identifican a cada hablante, otros no. Algunos escriben los ruidos de fondo, mientras que otros se centran en la conversación. El producto final inevitablemente nos anima a preguntarnos a quién pertenece A, a Novel. ¿Es propiedad de las personas cuyas conversaciones grabadas forman el contenido del libro? ¿Las cuatro mecanógrafas que transcribieron las cintas? ¿O al propio Warhol, el visionario artístico?”

Andy Warhol, genio o estafador
Para algunos Andy Warhol fue un genio, para otros un estafador. Evidentemente no hay término medio. Lo cierto es que cada vez que quiso generó ruido, emoción y dinero. Desde latas de sopas hasta una película de cinco horas donde solo vemos a un hombre —amigo y amante de Warhol: John Giorno— durmiendo la pregunta es la misma: ¿qué es lo que convierte a estas cosas extrañas, cotidianas y sencillas verdaderas obras de arte?
Fue él quien dijo que “en el futuro todos serán famosos mundialmente por quince minutos”. Muchos dicen que es una adaptación de la teoría de la aldea global de Marshall McLuhan. Otros sugieren que es la invención de un genio, el arrebato cósmico de alguien que condensa una época en una expresión. Incluso están los que sostienen que es todo un gran mito y eso nunca lo dijo. Como sea, Warhol sigue presente entre nosotros. Su obra sigue hablando aunque él ya no esté.
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