
En el marco del Proyecto Ballena y bajo el título Reiniciar las democracias: el advenimiento de las tecnopolíticas, los investigadores Flavia Costa, Karina Pedace y Javier Blanco dialogaron sobre la vida algorítmica y digital atravesada por la acción política para preguntarse por las herramientas que se pueden desarrollar para reconstruir proyectos democráticos, igualitarios y populares.
Moderado por el periodista y doctor en Filosofía Tomás Balmaceda, el panel se desarrolló en el auditorio Williams del Centro Cultural Borges y los disertantes coincidieron en la importancia de profundizar el debate acerca de la Inteligencia Artificial ya que, dado su desarrollo y avance, se necesita que forme parte de la conversación pública.
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“Vale preguntarse si la democracia está en riesgo por estas transformaciones tecnológicas y qué condiciones impone para hacer política”, sostuvo Blanco, doctor en informática por la Universidad Nacional de Río Cuarto, para quien es importante tener en cuenta que “lo humano siempre fue tecnológico, hubo tecnología antes que humanidad”, ya que “la humanidad siempre estuvo mediada tecnológicamente”.
En ese sentido, Costa sostuvo que hay algunos planteos que indican que “puede haber un nuevo tipo de cognición mayor que la humana”, esto es, que haya máquinas que ningún equipo humano podría hacer, lo que puede implicar que “haya agentes que toman decisiones y con los que entonces vamos a tener que conversar”.
En tanto Pedace señaló: “Los humanos somos transhumanos en el sentido de que estamos imbricados constitutivamente con la tecnología desde la invención de la rueda hasta el desarrollo de la inteligencia artificial”, y ahí se detuvo para indagar en este término que toma parte de las conversaciones contemporáneas.

La doctora en Filosofía cuestiona la noción de inteligencia artificial general porque nos lleva a pensar que verosimilitud o coherencia, aquello que obtenemos a partir de esta interacción conversacional, es equivalente a verdad; propone pensarla como una herramienta.
“El encandilamiento que genera este tipo de inteligencia es este carácter generativo, esta posibilidad de generar no solo texto sino también imágenes”, aseguró Pedace y alertó sobre la posibilidad de conferirle a la inteligencia artificial neutralidad o eficiencia, rasgos que la ubican más allá de las capacidades humanas que sesgan.
En ese sentido, destacó: “No hay tecnología que sea neutral” y llamó a desechar la frase “la tecnología no es ni buena ni mala sino que depende de cómo la usemos”. Para la investigadora hay que socavar esa noción, ya que “no solo se ponen en juego valores en la instancia de uso sino que se alimentan a partir de datos que nunca son dados sino que son construidos y además estos sistemas están atravesados por el agravante de que replican y exacerban las desigualdades preexistentes”.
“Este debate viene a poner en cuestión, por ejemplo, a qué tipo de bienestar podemos acceder, la privacidad de nuestros datos, la explicabilidad y transparencia a la que podríamos tener acceso”, enumeró la docente y secretaria ejecutiva de la Red de Mujeres Filósofas de América Latina de la Unesco.
En ese punto citó a la comunidad creativa y su exaltación “por esta cuestión irresponsable respecto a disponibilizar semejante herramienta sin tener el adecuado cuidado respecto al impacto que este tipo de tecnología viene a poner sobre la mesa”.

Otro eje de la charla fue qué pasa con los 40 años de democracia y el primero que tomó la palabra fue Blanco, quien llamó a dejar de lado la idea de inteligencia artificial general porque puede ser en muchos sentidos superior a la humana en tanto permite comprender de manera diferente el mundo cognitivo.
“Eso se asocia en la vida democrática a la posibilidad de entender por qué la gente vota lo que vota y cómo armar un discurso posible para orientar sus deseos políticos. Es una preocupación válida pero es momentánea”, aseveró. Además consideró que si bien “es importante regular estos temas”, también “es insuficiente porque se vuelve irregulable” y llamó, en cambio, “a crear posibilidades nuevas, buscar nuevos acoplamientos humanos y tecnológicos que permitan generar caminos virtuosos políticos asociados a nuevas formas”. De todas maneras, advirtió que se trata de algo que “está completamente abierto”.
Para Costa, hay una coyuntura compleja y “un entramado que no es un destino sino que estamos para ponerlo en juego, hay que poner en debate las tecnologías digitales”.
La doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires indicó que “al interior del ecosistema digital también hay luchas, intereses, no todos van alineados en el mismo sentido. De hecho las corporaciones no están completamente desligadas de los estados nación en este campo de desarrollo tecnológico, pero hay que atender a ese ecosistema para proponer vías alternativas”.
Al momento de las preguntas del público se impuso la cuestión por el rol de los estados ante el desarrollo de la inteligencia artificial. Costa sostuvo que hay un ecosistema digital que es diverso y robusto, esto es, hay respuestas muy diferentes según los Gobiernos.

En tanto, Pedace consideró que no hay dudas de que hay que regular este campo, el gran tema es cómo: llamó a organizaciones no gubernamentales y movimientos sociales a involucrarnos como ciudadanos en el debate para generar un diálogo polifónico en el que no participen solo los estados y pensar en este impacto que no es el mediano sino en el corto plazo.
Para Blanco la clave es que la sociedad civil tenga injerencia en esta agenda con desarrollos propios tecnológicos que combinen convergencias políticas cognitivas, sociales, filosóficos y consideró que lo que viene es “un escenario abierto” que requiere un espacio de pensamiento y un dialogo entre tecnología y política.
Por último Costa advirtió que el escenario de complejidad que estamos habitando nos obliga a pensar todo al mismo tiempo, es decir, “desarrollo, regulación, investigación” y no pensar que ante el desafío hay que retraerse sino que hay que atender al desafío regulando, invirtiendo y desarrollando un soberanía tecnológica regional en estos temas porque prevalece el desarrollo concentrado”.
Esta agenda con la inteligencia artificial tendrá continuidad hoy en el Proyecto Ballena con una mesa integrada por Mariano Zukerfeld, Sofía Scasserra y Gabriel Baum, coordinada por Diego Lawler, en el Auditorio 513, con el título Inteligencia artificial: vida, trabajo y conocimiento bajo el “capitalismo computacional”.
Fuente: Télam S. E.
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