
La poeta cubana Fina García-Marruz Badía, nacida en La Habana el 28 de abril de 1923, una de las voces más reconocidas de la poesía y la literatura latinoamericana, falleció este lunes, a los 99 años de edad, en La Habana. Además de su valiosa obra poética, Josefina García-Marruz, tal su nombre, dejó también un legado como como ensayista, investigadora y crítica literaria.
Entre los premios con los que fue honrada, están el Premio Nacional de Literatura, otorgado en 1990, el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca, en 2011 –con el que se convirtió en la tercera mujer en recibirlo, tras la escritora española María Victoria Atencia García (2010) y la peruana Blanca Valera (2006)– y el Premio de Poesía Reina Sofía, uno de los más relevantes en lengua castellana, también en 2011.
Fue la Casa de las Américas la que hizo el anuncio y se refirió a la poeta como “una de las más extraordinarias voces poéticas de la literatura latinoamericana”. Asimismo, la recordó como integrante el grupo Orígenes, que reunió a un grupo de prestigiosos intelectuales que se distinguió por la riqueza de sus aportes y la diversidad de estilos d su creación literaria. La revista Orígenes, dirigida en su momento por José Lezama Lima (1944-1956), estuvo conformada, además, por su compañero, Cintio Vitier, y otros grandes intelectuales, como Eliseo Diego y Gastón Baquero.
Se desempeñó como profesora emérita de la Universidad de La Habana, y recibió el Premio Nacional de Investigación Cultural en 2005 y el Premio Pablo Neruda en 2007.
Es considerada una de las más profundas conocedoras de la obra del poeta nacional José Martí, por lo que durante años trabajó en el Centro de Estudios Martianos como integrante del equipo que concibió la edición crítica de sus Obras Completas.
La obra de esta escritora, entre las que se destacan libros como ¿De qué, silencio, eres tú silencio?, Las miradas perdidas, Créditos de Charlot y La familia de Orígenes, ha sido traducida a varios idiomas, y entre sus antologías resaltan la realizada por Carmen Conde: Once grandes poetisas hispanoamericanas, publicada en Madrid en 1967; y la de Margaret Randall: Breaking the silence, en Vancouver, Canadá, en 1982.
En la obra de Fina García-Marruz se destacaban tres temas de interés para ella, la experiencia y la identidad del ser cubano, la memoria y la religiosidad, esta última vinculada con su orientación católica. Pero la búsqueda, como en todo poeta, estaba en el lenguaje.
Con información de Télam S. E. y EFE.
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