
Ya entrada la noche de la celebración, llegó Daniel Melingo y se sumó al festejante poeta Fernando Noy delante del escenario, cuyo trasfondo era un corazón gigante con globos de color rosa. Setenta años cumplía Noy, que también responde al nombre de “La Noy”, y que festejaba siete décadas en estado de poesía, ya que Noy no sólo la escribe sino que vive ese género que convierte a sus practicantes en chamanes provistos de antenas que todo del mundo captan y así son siempre contemporáneos. Noy lo demostró: en el tercer piso de la Fundación Andreani, con gran terraza mirando al Riachuelo y al Dock Sud, Melingo y Noy cantaban unos temas de Nylon, una leyenda de los incipientes años ochenta y portadora de ese virus llamado punk rock, que era un descubrimiento en aquellos años y ayer. “Yo venía de Brasil e iba al Café Einstein y la vi. ‘¿Pero qué eso?’, le dije a Omar Chabán, ‘es algo nunca visto en la Argentina”. Los más jóvenes que asistieron la noche del viernes 10 también la descubrieron, los más grandes la recordaron. DJ Trincado, que le puso música a la velada, la incorporó a su playlist esencial.
“Yo me crié entre mapuches”, cuenta a Infobae Cultura Fernando Noy, “vivía con mi familia en Ingeniero Jacobacci, un lugar perdido en medio de la Patagonia y mis amigos eran los mapuches, la señora que nos cuidaba era pariente directa de Ceferino Namuncurá. Y en mi familia había catalanes, franceses, irlandeses, mi piel es muy irlandesa”.
-Es asombrosamente tersa, sin una arruga -respondemos.
-Eso se lo debo a mi bisabuela, una druida irlandesa. Es que yo en lugar de árbol genealógico tengo un caleidoscopio étnico.
Bien podría comenzar así una vida de novela. Bueno, así comienza una vida de novela.

Enviado a Buenos Aires para estudiar el secundario, ¿de quién es compañerito de curso en el colegio -de aspiraciones militares- Dámaso Centeno? Pues ni más ni menos que de quien sería conocido y amado como Charly García. Evidentemente, ambos no cuadraban con las aspiraciones militaristas de la institución. Noy contaba a los asistentes sus primeras incursiones en una vida sexual libre y perturbadora a su vez para su época: “Eran nazis los canas en esos tiempos, nos golpeaban, nos metían presas, nos violaban en manada”, recordaba, pero también cómo una travesti mayor la adoptó para hacerle conocer el lado B de la moral sexual represiva. “Era fuerte, muscularmente fuerte. Iba por todas las teteras del oeste -decía Noy- vigilando que no nos hicieran nada. ¿Saben qué era una tetera? Claro, donde íbamos a tomar el té con leche”. Los invitados reían.

Había hecho una entreé bien a la Noy, vistiendo una túnica que combinaba la textura de las ropas indígenas con el rictus de las matriushkas rusas. Acompañaba a la coplera Laura Peralta, que cantaba con esa cadencia de las montañas del norte acompañada rítmicamente con el bombo. Noy cantaba, los celebrantes acompañaban, todos se divertían, desde Katja Alemann (“mi musa primigenia”, Noy dixit) pasando por la mítica Renata Schussheim con su cabellera radiantemente roja, como siempre, el periodista Franco Torchia, el investigador Alejandro Mondarelli; la performer y actriz travesti Susi Shock; Juliana Laffitte y Manuel Mendanha, la pareja conocida como el internacionalmente famoso grupo artístico Mondongo (que actualmente expone en Barro, también en La Boca); los cineastas Tamara Garateguy y Luis Ortega; la escritora Tamara Tenenbaum, la novelista Dolores Reyes (“¿quién publica una primera novela y se la traducen a 15 idiomas”?, la presentó Noy), el creador de la Organización Negra Manuel Hermelo; la activista queer Marlene Wayar; la performer Lux Valladolid; el escritor Enzo Maqueira y jóvenes artistas que copaban la pista de baile.

“Yo no la conocí en la época del Parakultural ni nada de eso”, dice la activista queer Marlene Wayar, “en esa época sólo salía de la pensión donde vivía para prostituirme. Conocí a La Noy luego, nos hicimos amigas y pude reconocer todo lo que había hecho con su obra por los derechos”
Mía Superstar es la joven artista que con sus instalaciones lumínicas y el escenario de globos rosas le dio el marco estético al cumple. “Casi no nos pudimos conocer”, dice a Infobae Cultura, sorprendida por el cortometraje que se estrenará el próximo sábado 18 en Andreani,, “pero nos caeríamos bien porque es una loca y yo soy una loca y abrió el camino como muchos que los que hoy están aquí para que las locas podamos serlo con felicidad”.

“Me fui a Brasil, ya que mi papá me había alertado porque mi nombre figuraba en las listas negras, en realidad iba a Francia con mi familia de allá -cuenta a Infobae en el auto que lleva a Noy de regreso luego del festejo-. Pero antes de partir vi a Vinicius de Moraes en La Fusa, maravilloso, y era de San Pablo, entonces allá me fui a vivir. Recién llegada, fui elegida Reina del Carnaval, la primera no brasileña que era elegida. Cuando vino Nina Hagen a la Argentina, ¿sabés cuántos fotógrafos fueron a sacarle fotos? Bueno, quinientos. En San Pablo me esperaban mil fotógrafos para retratarme”, ríe. Varios de los invitados anunciaron que continuarían la velada en Dadá, la barra de la calle Reconquista. “Pero ya es tarde, mañana se me enredaría todo”, dice Noy a su asistente que lleva el volante del auto. Antes de bajar, el cronista escucha a La Noy: “Pero y si vamos un ratito, nada malo va a pasar, ¿no?”.
*El cortometraje Homenaje a Noy, de Martín Wain, se estrena el viernes 17 a las 22 horas en Fundación Andreani, Pedro de Mendoza 1987, La Boca.
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