El colombiano detrás de la formación de Camila Osorio y Emiliana Arango habló de las tenistas de cara a Roland Garros: “Para mí, el 100 del mundo es cualquiera”

Gabe Jaramillo, reconocido formador de tenistas como Andre Agassi, Pete Sampras o María Sharápova, habló con Infobae Colombia sobre sus experiencias en esta faceta, y de su trabajo con las dos raquetas nacionales

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Gabe Jaramillo, preparador y formador
Gabe Jaramillo, preparador y formador de tenistas como Andre Agassi y Pete Sampras, habló de su experiencia trabajando con Maria Camila Osorio y Emiliana Arango durante su etapa formativa - crédito cortesía Gabe Jaramillo y REUTERS/Aleksandra Szmigiel

Gabe Jaramillo es un entrenador internacional de tenis con una trayectoria de más de cinco décadas. Nacido en Cali, se radicó desde muy joven en los Estados Unidos y se transformó en formador de tenistas profesionales en la Academia IMG Bollettieri, consolidándose como la mano derecha del prestigioso entrenador Nick Bollettieri.

Jaramillo trabajó con algunos de los tenistas más importantes del circuito, entre los que destacan Andre Agassi, Pete Sampras, Jim Courier, Mónica Seles, María Sharapova y Kei Nishikori.

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Actualmente, es CEO de RPS Academies en Florida, un centro de alto rendimiento multideportivo que recibe anualmente a deportistas internacionales, incluidos medallistas olímpicos y campeones mundiales, y ofrece formación en tenis, golf, voleibol, fútbol y natación, junto con apoyo académico.

Toda esta experiencia en el sector formativo de deportistas de élite llevó a la publicación de su libro Cómo forjar campeones, que puede adquirirse en las librerías de todo el país.

En años recientes, Gabe tuvo a su cargo a dos de las tenistas más destacadas de Colombia en la historia reciente: Camila Osorio y Emiliana Arango, que están a puertas de iniciar su participación en Roland Garros. Sobre ellas, sus experiencias entrenando personalidades complejas como Agassi o Sampras, y el presente del tenis colombiano, Jaramillo habló con Infobae Colombia desde la Florida.

Infobae Colombia: ¿Cómo inició su trayectoria en este mundo del tenis?

Gabe Jaramillo: Yo empecé desde pequeño jugando, y siempre con la aspiración que tenemos todos tenistas de llegar a ser profesional. Yo jugué tenis en la universidad, en Estados Unidos. En esa época era muy difícil, en realidad, ir a la universidad, y ser profesional después de terminar la universidad. Me di cuenta que a mí lo que me gustaba era el deporte y por ahí me encarrilé en el tenis.

Lo primero que yo hice fue buscar a Nick Bollettieri, que en ese momento era una figura que apenas empezaba en el tenis y empezaba a sonar, y yo sabía que estaba en el momento perfecto para llegar a una academia que apenas empezaba. Así que yo llegué allá en 1981. Y de ahí fue una trayectoria de muchos años juntos y produciendo muchos jugadores.

Daniel Ospina: ¿Cuál fue el jugador que más alegrías le dio en todo este tiempo preparando tenistas de élite?

Ellos pasan mucho tiempo con nosotros. Son años que pasan con nosotros, que se vuelven los hijos de uno y entonces a veces es difícil tener preferencias. Pero, yo creo que con el que disfruté más por la personalidad, la manera de ser fue con Agassi. Una personalidad diferente, la manera como entrenaba, muy alegre. Viajando con él, igual, tenía una personalidad muy diferente y no se ponía tan nervioso como los demás, que uno absorbe esos nervios. Viajando con él fue más fácil que con los demás.

Gabe Jaramillo reconoció a Andre
Gabe Jaramillo reconoció a Andre Agassi como el tenista que más satisfacciones le dio profesionalmente - crédito Kevin Lamarque/REUTERS

Agassi tenía reputación de tener sus altas y bajas, sobre todo en los 90.¿Cómo era manejar ese aspecto de la personalidad de él?

Es una personalidad muy diferente. Desde que tenía 13 años, él ya sabía cuál era su marca. Él era el rebelde, iba a ser rebelde. Entonces llegaba al colegio con el pelo largo y en ese momento eso no era aceptado. Entonces me tocaba devolverlo a la academia, ponerle el pelo con pinzas porque no se lo iba a cortar, y devolverlo al colegio ya con todo el pelo recogido. Lo dejaban una semana tranquilo y a la semana siguiente se ponía a pestañinas, se maquillaba. Me llamaban otra vez del colegio, me tocaba devolverlo a que se lavara la cara...

Pero, él me decía a mí “nadie me va a cambiar. Todo el mundo va a tratar de cambiarme y a mí nadie me va a cambiar”. Entonces, uno aprende a manejar esas situaciones sabiendo que él es como es, es diferente a los demás. Y trabajar con él fue fácil, la verdad, porque él le enseña mucho a uno.

Por ejemplo, yo le decía “vamos a pegar 30 bolas cruzadas”. Él pegaba dos, la tercera la pegaba paralela y le decía “Pero André, ese no es el ejercicio”. Tenía 13 años. Él me respondía “Pero lo que me estás diciendo no es realista. Yo en un partido, si la bola viene corta voy a pegarla paralela. ¿Por qué no entrenamos algo que sea más realista?“. Y yo tenía que buscar la manera de que pegara las 30 bolas cruzadas. Entonces, a uno como entrenador le enseña mucho y también esa clase de jugadores lo van empujando a ser mejor entrenador.

Así era Agassi, pero ¿cómo era Pete Sampras? Porque en la cancha lo veíamos como su total opuesto...

Era una persona muy seria. Y ellos entrenaban diferente. Por ejemplo, Agassi entrenaba hora y media, pero al 1.000%. Sampras se cuidaba un poco más el entreno, pero entonces los entrenos de él eran más largos. Uno trabajaba más en lo que era la parte táctica, el otro trabajaba mucho más en lo que era la parte mecánica del golpe, como era con Sampras. Lo disfrutaba, pero no tanto como Agassi.

Si yo le decía a Agassi “vamos a hacer tal cosa”, él quería hacerlo mejor. Yo le decía a Pete “vamos a hacer tal cosa”, lo hacía exactamente como yo le decía. Entonces eran dos personalidades muy diferentes y cuando viajaban era igual. Dos personalidades totalmente diferentes. Uno, siempre hablando, siempre queriendo intervenir con cualquier charla. Pete, por el contrario, muy callado, estaba en su propio rincón. Él está en su en su propio mundo".

Pete Sampras también estuvo bajo
Pete Sampras también estuvo bajo la tutoría de Gabe Jaramillo - crédito AP

¿Pero ellos tendían a chocar cuando viajaban juntos o algo por el estilo, o tenían una buena relación?

Es una buena pregunta, porque en la academia en ese momento estaban ellos dos, pero también estaban Jim Courier y estaba David Witt. Nunca han entrenado juntos, porque esas personalidades en el entrenamiento son muy egoístas. El entrenamiento es para ellos, y el entrenamiento que necesitan los dos era diferente. Y por ser diferente cuando entraban al campo, lógicamente si entrenaban juntos, perdían tiempo los dos.

Como yo, que era el que mandaba, yo era el director de todo. Tener la cancha apropiada, tener los jugadores que iban a ser los sparring, partners apropiados, las bolas, todo eso requería mucha manipulación de todo.

Buena parte de estas experiencias se reflejan en su libro ‘Cómo Forjar Campeones‘. ¿Cómo surgió la idea de plasmar todas estas historias particulares?

Hay muchos padres que quieren ayudar a sus hijos y todos tienen la ilusión de que el hijo o la hija lleguen a ser los mejores del mundo, pero no saben cómo hacerlo.

La ruta de la alta competencia es muy difícil. Es una ruta muy, muy diferente a lo que la gente se imagina, donde tanto los padres como los hijos, tienen que sacrificar mucho. Por eso lo escribí.

En el libro cuento varias historias de estos jugadores, de cómo ellos afrontaron esas situaciones, cómo ellos salieron adelante y cuál fue la manera como nosotros pudimos ayudarlos.

¿Qué nos puede contar del trabajo con Camila Osorio y con Emiliana Arango? ¿Qué similitudes y qué diferencias tuvieron en su estilo de juego o en el proceso formativo?

Ellas estuvieron en la academia al mismo tiempo, pero no trabajaban juntas. Yo creo que ni se hablaban, que cada uno estaba por lo suyo. Querían la mejor cancha, las mejores bolas, el mejor horario, las dos igual.

La primera pregunta que le hago a todos los jugadores es “¿Cuál es tu sueño?”. Cuando María Camila llegó, yo le pregunté y ella me dijo de una vez “yo voy a ser de las mejores jugadoras del mundo”. Cuando le pregunté lo mismo a Emiliana, me dijo “Yo voy a ser la número uno del mundo”. Pero, te lo decían con una certeza... no te decían “yo pienso, yo quiero”. No, te decían “yo voy a ser”. Eso me gustó, porque eso ya los pone a pensar en el futuro, y no en los resultados de ahora.

A María Camila le dio duro porque ella vino a estar en un internado, donde no conocía a nadie. Ella llamaba la mamá todos los días llorando porque le hacía falta la familia, el hogar, todo. Emiliana, por el contrario, llegó con la mamá y llegó acompañada y fuera de eso, pues ella conocía muy bien a Álvaro Bedoya (reconocido entrenador colombiano), entonces estaba en un ambiente que se sentía más protegida.

Camila Osorio estuvo bajo la
Camila Osorio estuvo bajo la tutela de Gabe Jaramillo durante los inicios de su carrera - crédito cortesía Gabe Jaramillo

Desde la parte del ambiente, de cómo entrenaban, son dos estilos de juego diferentes. María Camila es una jugadora que le gusta jugar a muchos puntos. Cuando estamos entrenando, le gustan más las situaciones donde tenga que definir, no solo hacer repetición. A Emiliana le gusta la repetición, y al final terminar con puntos también.

Las dos son competitivas a morir. Lo peor que les puede pasar es perder un partido o perder un punto. Hacíamos juegos en los que, por ejemplo, la que ganaba subía de cancha, la que perdía bajaba de cancha y entonces la competencia entre las dos era pero a muerte. Pero yo creo que eso ayudó mucho a las dos a salir, porque se estaban comparando la una a la otra. Cuánto tiempo entrenaban, qué calidad de juego habían tenido ese día... Cuando hay ese tipo de competencia, les ayuda más a surgir.

Uno es tan bueno como lo es su rival...

Pero, que fueran del mismo país, peor todavía. Porque esa esa rivalidad sí era a muerte.

¿Cómo ve las posibilidades de ellas en Roland Garros este año?

Yo tengo mucha esperanza que les vaya bien a las dos. Van en este momento bien preparadas. María Camila tiene mucha ilusión de llegar adelante en esa superficie. Maneja bien el toque, maneja bien los cambios de velocidad de la bola. Entonces, le puede ir bien en Roland Garros. Emiliana es jugadora de más fuerza en la pegada, más atacante. Entonces yo sé que a ella también le gusta la tierra batida.

Las dos en este momento tienen la aspiración de que les vaya bien para poder seguir subiendo en el ranking. Las dos la necesitan para seguir con las metas que ellas tienen. En ese momento. ambas quieren estar entre las 20 del mundo al final del año. Son metas altas, pero que se pueden lograr.

Gabe destacado la potencia en
Gabe destacado la potencia en el golpe de Emiliana Arango como una clave para un buen desempeño en Roland Garros - crédito Aleksandra Szmigiel/REUTERS

Desde toda esta experiencia que usted tiene, ¿Cómo ve la situación del tenis colombiano?

El tenis colombiano siempre ha tenido gente jugando en alto nivel. Nos falta también tener un número del mundo como Argentina, Chile, Ecuador. Eso en dobles lo hemos tenido, en sencillos no hemos logrado todavía llegar a ese punto y necesitamos más jugadores, sobre todo masculinos, que lleguen a subir en el ranking mundial.

Siempre hemos tenido niñas que han surgido, han sido de las mejores 20 o 18 del mundo, como fue Zuluaga. O sea que en el femenino nos ha ido mejor. En masculino hemos tenido también buenos jugadores, pero no hemos podido llegar a romper la barrera de los 10. Y esa sería una de las metas grandes.

Y yo lo que pienso es que la Federación tiene que soñar también más en grande, porque yo, por ejemplo, hablando en el mandato pasado con Gabriel Sánchez Sierra [presidente de la Federación Colombiana de Tenis], la ilusión de ellos era de tener jugadores en los mejores 100 del mundo. Esos ya los tenemos hace rato y, para mí, el 100 del mundo es cualquiera. La idea es tenemos que llegar jugadores con la mentalidad que podemos llegar a ser los mejores del mundo, y si arrancamos con esa mentalidad podemos llegar a lograrlo. Si no, no.

Por ejemplo, en Colombia lo más importante es el Interligas y, para mí, el Interligas no significa nada a nivel internacional. Es más importante que esos niños que están compitiendo bien, que salgan a jugar TFS, que la ilusión de ellos sea jugar los Grand Slam. Esa es la mentalidad que tenemos que tener nosotros como colombianos.

Para finalizar, ¿Con quién viene trabajando en este momento?

En ese momento estamos trabajando con Juan Miguel Bolívar, que en su categoría está dos del mundo si lo vemos por el ranking ITF. Teníamos la gran ilusión de clasificar este año muy joven para el Roland Garros, pero perdió en la final de la clasificatoria. Todavía tenemos la esperanza de que tome suficientes puntos para llegar a jugar a Wimbledon o el Abierto de Estados Unidos, pero de todas maneras estamos seguros que si no lo alcanza este año estaremos jugando el Abierto de Australia el año entrante.

Pero, lo que nosotros necesitamos es también que la Federación nos apoye un poco con este jugador. Por ejemplo, nosotros tenemos jugadores y nosotros nunca hemos sentido el apoyo o hemos tenido el apoyo de la Federación, y esa es una parte que nosotros estamos poniendo todo. Entrenadores, patrocinio no solo en la academia, sino en todos los eventos que juega internacionalmente y estamos bregando. ¿Cómo nos va a colaborar con el jugador que puede ser la próxima estrella que salga de Colombia?