La reciente solicitud de libertad anticipada para Miguel Rodríguez Orejuela, antiguo líder del Cartel de Cali, ha reavivado la atención sobre uno de los capítulos más complejos del narcotráfico colombiano y su impacto internacional.
Según la periodista D’arcy Quinn de La FM, la petición presentada ante el Departamento de Justicia de Estados Unidos se fundamenta en un diagnóstico de demencia senil, enfermedad que ha afectado la salud del excapo en sus últimos años de encarcelamiento.
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La familia del narcotraficante, a través de sus abogados, confía en que el deterioro físico y mental pueda permitir una excarcelación antes del cumplimiento total de su condena.
Durante casi dos décadas, Miguel Rodríguez Orejuela ha permanecido recluido en una cárcel de seguridad media en Estados Unidos, escenario que ha mantenido abierta la discusión sobre el efecto de su condena en su entorno familiar y en la memoria pública del narcotráfico colombiano.
En una entrevista realizada en julio de 2025 para Telepacífico, su hijo William Rodríguez aclaró rumores sobre una supuesta liberación inminente y sobre la posibilidad de que la familia retomara antiguos vínculos con el club de fútbol América de Cali, tradicionalmente asociado al clan.
“No, son especulaciones que se han tejido, él todavía tiene tres años por cumplir, sale en 2028”, afirmó Rodríguez Abadía, descartando que la excarcelación se produzca en el corto plazo.
William Rodríguez también negó de manera enfática los rumores sobre un eventual retorno de la familia al manejo del América de Cali.
“No es cierto. Son rumores como tantos que siempre aparecen en torno a nuestra familia. Si hubiéramos querido, hace tiempo ya lo habríamos hecho, pero no”, aseguró, descartando cualquier intención de retomar el control del club.
La historia judicial de los Rodríguez Orejuela se remonta al 9 de junio de 1995, con la captura de Gilberto Rodríguez en Cali, operación que involucró tanto a las fuerzas estatales colombianas como a la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA).
La caída de los hermanos marcó la desarticulación de una de las redes criminales más poderosas del hemisferio.
Según testimonios de miembros de inteligencia, Gilberto fue encontrado “de pie, vestido con una camisa clara y el rostro tenso”, una imagen que simboliza el fin del dominio de los líderes del Cartel de Cali tras décadas de actividad delictiva.
El alcance del Cartel de Cali quedó reflejado en la documentación judicial y en las declaraciones del fiscal general estadounidense Alberto Gonzales, quien aseguró:
“Estos hombres importaron más de 200 toneladas de cocaína a nuestro país. Su cartel sembró el miedo en Colombia y en nuestras ciudades. Esta es una victoria para el pueblo colombiano y para la justicia”.
Entre 1990 y 2000, la organización controlaba aproximadamente el 80% de la cocaína que ingresaba a Estados Unidos, respaldada por redes de corrupción, blanqueo de capitales que superaban los 7.000 millones de dólares anuales y una penetración profunda en estructuras empresariales y políticas.
A diferencia del violento modelo de Pablo Escobar, los hermanos Rodríguez Orejuela optaron por la discreción y la infiltración institucional, favoreciendo el soborno y la manipulación política por encima de la confrontación directa, según el periodista Mariano Jasovich.
Funcionarios de la DEA resumieron su estrategia con la frase: “Las pandillas de Cali te matarán si es necesario... pero prefieren contratar a un abogado”. Un fiscal colombiano añadió que el cartel no compraba favores individuales, sino estructuras enteras, consolidando su poder de manera sistemática y estratégica.
En la actualidad, el poder de los Rodríguez Orejuela se ha diluido entre el aislamiento carcelario y el deterioro de la salud.
Esta realidad quedó evidenciada con la denegatoria judicial de la solicitud de libertad anticipada de Gilberto Rodríguez Orejuela en 2020, cuando un juez estadounidense recordó los efectos devastadores que la cocaína del cartel tuvo sobre Estados Unidos: “El tribunal solo puede imaginar los efectos destructivos y de gran alcance de tanta cocaína. ¿Cuántas miles, si no cientos de miles, de vidas se vieron afectadas?”, señaló.
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