El modelo de justicia en Colombia es el mayor desafío para la seguridad, según exsubsecretario de Bogotá

El exsubsecretario de Seguridad de Bogotá, Andrés Nieto, expuso fallas estructurales en el sistema judicial, el impacto de estas dinámicas en la criminalidad y el cambio hacia redes delictivas horizontales que operan en varias ciudades

Guardar
- crédito UTadeo
- crédito UTadeo

La una reciente entrevista concedida por Andrés Nieto a W Radio abrió un espacio para detallar factores que, según su experiencia, influyen en el comportamiento delictivo en Bogotá y otras regiones.

El exfuncionario, quien ocupó la Subsecretaría de Seguridad de la capital, describió transformaciones en las dinámicas criminales y se refirió a los elementos institucionales que, desde su perspectiva, inciden en los resultados de las autoridades.

Durante la conversación con W Radio, Nieto señaló que, en su análisis, las deficiencias del sistema judicial tendrían un efecto directo en la percepción de inseguridad.

 crédito @JohanRuis/YouTube
crédito @JohanRuis/YouTube

Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel

Al respecto, mencionó que “el principal ‘Talón de Aquiles’ en la seguridad es la justicia”, planteamiento que vinculó con la respuesta estatal frente a los procesos de captura y judicialización.

Según su exposición, la proporción de detenidos que recuperan su libertad en plazos breves genera efectos sobre distintos actores, entre ellos la ciudadanía y los responsables de los operativos policiales.

 - crédito Colprensa
- crédito Colprensa

Afirmó que “es una vergüenza que de cada 10 capturas que se hacen, incluso en flagrancia, 7 queden en libertad en menos de 72 horas”, cifra utilizada por él para ilustrar el impacto que, a su juicio, tiene sobre quienes se ven involucrados en este tipo de procedimientos.

En el diálogo sostenido con el medio, Nieto expuso que la articulación institucional entre Policía, fiscales y jueces enfrenta tensiones que, desde su óptica, se reflejan en los ciclos de criminalidad.

Indicó que este funcionamiento genera efectos acumulados, pues “esto es un mensaje claro a los delincuentes en que no les va a pasar nada y es un desaliento profundo para la ciudadanía”.

A partir de esa argumentación, sostuvo que los desafíos judiciales han sido señalados reiteradamente y afirmó que la necesidad de cambios normativos ha sido planteada desde hace varios años. En ese sentido, recordó que “lo estamos pidiendo hace más de seis años”, enfatizando en sus llamados previos a una reforma integral.

El exsubsecretario mencionó además que el proceso penal y penitenciario forma parte de un circuito más amplio, donde, según explicó, intervienen múltiples entidades. En su perspectiva, los procedimientos policiales se desarrollan bajo condiciones que, a su juicio, dificultan el ejercicio de autoridad cuando posteriores fases del proceso no generan resultados efectivos.

Para ilustrarlo, dijo que “esto es una cadena que no funciona”, y agregó que la situación carcelaria también constituye un punto crítico. En su opinión, aspectos como el hacinamiento dificultan las condiciones de reclusión y tienen repercusiones en los comportamientos al interior de los establecimientos.

Sobre este punto, aseguró que “los pocos que llegan a las cárceles terminan en universidades del crimen”, expresión con la que describió lo que considera una consecuencia de la falta de capacidad institucional.

La víctima recibió dos impactos
La víctima recibió dos impactos - crédito Pexels

Durante la entrevista, Nieto dedicó un segmento a describir variaciones recientes en la estructura de las organizaciones criminales. Mencionó que la delincuencia actual opera bajo modelos distintos a los observados en décadas previas. En su lectura, los grupos dedicados al hurto especializan funciones y se articulan en redes con distintas tareas definidas.

De acuerdo con su explicación, esto no solo involucra a quienes ejecutan los actos delictivos, sino también a quienes identifican oportunidades, seleccionan bienes y participan en las fases posteriores.

En ese contexto, sostuvo que “hemos identificado que para el hurto de vehículos y de viviendas se articulan entre 6 y 22 personas”, detallando que estas estructuras priorizan categorías como la gama del automóvil, el valor de las autopartes y los posibles mecanismos para obtener recursos mediante rescates o despiece.

Dentro de este panorama, el exfuncionario planteó que las bandas ya no responden a jerarquías rígidas, sino a modelos operativos con mayor flexibilidad interna. Mencionó que esta transformación, que definió como un funcionamiento “tipo telaraña”, permitiría que distintos actores cooperen de manera coordinada sin depender de mandos verticales tradicionales.

Según Nieto, esta forma de organización facilita la diversificación de actividades y posibilita que las redes funcionen aun cuando algunos integrantes son detenidos, debido a la capacidad de redistribuir roles rápidamente.

La conversación realizada por W Radio también incluyó referencias a factores urbanos y sociales que influyen en los patrones delictivos. Para Nieto, estos elementos interactúan con las dinámicas descritas y se reflejan en fenómenos como el hurto en diferentes modalidades.

Durante su exposición, vinculó estos patrones con la necesidad de estudiar nuevos enfoques de intervención, en especial ante las transformaciones en la manera como operan las estructuras criminales en la ciudad.