Las enseñanzas que dejó la tragedia de Armero a 40 años de la avalancha que dejó 25 mil víctimas

El desastre que cobró miles de vidas en 1985 transformó la forma en que el país enfrenta emergencias naturales, según el Servicio Geológico Colombiano, que destaca cinco enseñanzas para prevenir tragedias

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El Servicio Geológico Colombiano identifica
El Servicio Geológico Colombiano identifica aprendizajes fundamentales tras la erupción del Nevado del Ruiz, evento que cambió la historia nacional y dejó un saldo devastador en la memoria colectiva - crédito Colprensa

A 40 años de la tragedia que devastó Armero, miles de personas recuerdan el impacto que causó la erupción del Nevado del Ruiz.

El 13 de noviembre marca el día en que un río de lodo sepultó la ciudad y dejó un saldo aproximado de 25 mil víctimas fatales, según las cifras reportadas tras el desastre.

Dicho suceso representó la segunda erupción volcánica más mortífera del siglo XX, según el Servicio Geológico Colombiano.

Luego de esa trágica experiencia, el Servicio Geológico Colombiano (SGC), responsable de vigilar la actividad volcánica en el país, ha identificado cinco lecciones fundamentales derivadas de la erupción que transformó la historia de Armero y marcó un antes y un después en el abordaje nacional de la gestión del riesgo de desastres.

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La primera enseñanza que expone el Servicio Geológico Colombiano pone de relieve que “sí podemos evitar tragedias como la de Armero”. Aunque recalcan que resulta imposible anticipar el momento exacto de una erupción volcánica y que eventos como los lahares —corrientes de lodo responsables de la devastación en Armero— pueden surgir en cualquier momento, subrayan también la importancia de la preparación y la acción preventiva para resguardar vidas.

La primera enseñanza que expone
La primera enseñanza que expone el Servicio Geológico Colombiano pone de relieve que “sí podemos evitar tragedias como la de Armero” - Crédito Fundación Armando Armero.

Para ilustrar este punto, la entidad señala lo ocurrido con el Nevado del Huila en 2007, cuando pese a la erupción y los riesgos asociados, las medidas de prevención demostraron su eficacia en la protección de la población.

“A pesar de que se generaron flujos de lodo mucho más voluminosos que los del volcán Nevado del Ruiz en la tragedia del 85, la reacción oportuna de las autoridades y las comunidades permitió proteger la vida de cientos de personas”, añadieron.

La entidad explicó que en 1988 se estableció el Sistema Nacional para la Prevención y Atención de Desastres (SNPAD) y, más adelante, en 2012, se implementó el Sistema Nacional de Gestión de Riesgo de Desastres (SNGRD).

Esta estructura agrupa actualmente entidades públicas, privadas y comunitarias, incluyendo el Servicio Geológico Colombiano, con el objetivo de fortalecer la gestión del riesgo volcánico.

Como segunda enseñanza, el Servicio Geológico Colombiano subrayó la necesidad de que el ordenamiento territorial integre la información geocientífica para la prevención y reducción del riesgo.

Como tercera enseñanza, explicaron que
Como tercera enseñanza, explicaron que la carencia de monitoreo volcánico en tiempo real en Colombia durante 1985 impidió detectar a tiempo la erupción del volcán Nevado del Ruiz, ya que solo existía “una red de monitoreo portátil” - crédito Servicio Geológico Colombiano

La entidad enfatizó que las autoridades locales tienen una responsabilidad significativa al tomar decisiones sobre el uso del suelo y la planificación urbana.

Armero evidenció las consecuencias de no considerar información clave, ya que “aunque el primer mapa de riesgo del volcán Nevado del Ruiz se socializó el 7 de octubre de 1985, esta información no fue tenida en cuenta”.

De igual manera, señalaron que las advertencias de los geocientíficos sobre el riesgo tampoco fueron atendidas en su momento. Actualmente, destacan la importancia de tomar decisiones sobre el ordenamiento territorial a partir de información geocientífica, y resaltan que ahora existe un mayor acceso a datos sobre amenazas geológicas en el país.

Como tercera enseñanza, explicaron que la carencia de monitoreo volcánico en tiempo real en Colombia durante 1985 impidió detectar a tiempo la erupción del volcán Nevado del Ruiz, ya que solo existía “una red de monitoreo portátil” que obligaba a los investigadores a desplazarse hasta el volcán para recolectar los datos. Tras lo ocurrido, con apoyo de Estados Unidos, se instauró “un sistema de monitoreo en tiempo real” que hoy opera en veinticinco estructuras volcánicas activas y ofrece “información oportuna en tiempo real tanto a las autoridades encargadas de la gestión del riesgo volcánico, como a la población en general”.

Le entidad resaltó como cuarta
Le entidad resaltó como cuarta enseñanza que la desinformación fue un factor determinante en la tragedia de Armero, ya que la comunidad no recibió un mensaje claro ni unificado sobre el peligro, y los científicos no pudieron alertar a la población a tiempo - crédito Luisa Gonzalez/ REUTERS

Le entidad resaltó como cuarta enseñanza que la desinformación fue un factor determinante en la tragedia de Armero, ya que la comunidad no recibió un mensaje claro ni unificado sobre el peligro, y los científicos no pudieron alertar a la población a tiempo.

Tras ese evento, se han reforzado los sistemas de monitoreo y la difusión constante de información sobre la amenaza volcánica. “Si hubiesen recibido información a tiempo, los habitantes de Armero habrían tenido al menos dos horas para abandonar el lugar”, comentaron.

La entidad enfatizó la importancia de fomentar una cultura volcánica en el país, dado que Colombia cuenta con cerca de 50 estructuras volcánicas, de las cuales la mitad se encuentran activas. La experiencia de Armero demostró la necesidad de que las comunidades que habitan en zonas de riesgo conozcan su entorno, la historia y las amenazas asociadas a los volcanes.

“La tragedia de Armero dejó claro lo importante que es que las comunidades que viven en zonas de riesgo volcánico conozcan su entorno, la historia del volcán y las amenazas que podrían afectarles en una eventual erupción”, explicó el Servicio Geológico Colombiano.