
La mañana del 6 de noviembre de 1985, un comando de la guerrilla urbana denominada M-19 (Movimiento 19 de abril) ingresó al Palacio de Justicia en Bogotá con el objetivo de enjuiciar al presidente Belisario Betancur, detonando en una toma armada que derivó en una masacre retransmitida en directo y cuyos efectos impactan a Colombia cuatro décadas después.
El episodio, seguido en tiempo real por la televisión nacional hasta su interrupción por orden de Presidencia, dejó más de un centenar de víctimas y una huella de impunidad que persiste, y debido a esto la Biblioteca Nacional de Colombia se unió a los actos conmemorativos, desempolvando los periódicos de los medios nacionales que, en esa época, hicieron el cubrimiento del holocausto.
Según la cronología el asalto comenzó hacia las 11:30 de la mañana, cuando 29 integrantes del M-19 irrumpieron violentamente en el emblemático edificio que alberga la más alta instancia judicial del país.
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Pese a tratarse de una de las instalaciones presuntamente más protegidas de Bogotá, ese día la seguridad fue inexistente, un hecho aún sin explicación oficial. En el interior del recinto se encontraban cerca de 350 personas entre magistrados, funcionarios, visitantes y empleados.
Los fotorreporteros y periodistas que siguieron de cerca los hechos y los transmitieron minuto a minuto se ubicaron en lo que hoy se conoce como Museo de la Independencia Casa del Florero, en la esquina ubicada por la carrera séptima que de norte a sur, conduce a la plaza de Bolívar.

En las fotografías del archivo histórico que reposa en la Biblioteca Nacional, se compartieron 15 de ellas, en las que se observan varios de los titulares que figuraron en tres de los principales medios impresos que hicieron seguimiento a uno de los hechos históricos más importantes del país: los diarios El Tiempo y El Espectador; sumado a la revista Cromos.
La respuesta estatal llegó de inmediato. Policía y Ejército rodearon la zona y lanzaron una operación para retomar el control, priorizando la integridad de los rehenes. La ofensiva se materializó en repetidos asaltos, incluido un desembarco por helicóptero en el techo del Palacio.

Los titulares que circularon en ese momento y que componen artículos periodísticos (entre notas, crónica y columnas de opinión) fueron algunos como:
- “Las 28 horas que estremecieron a Colombia”
- “Era una batalla campal”
- “Cronología del asalto a la Corte”
- “Gestos de la tragedia”
- “No negociaremos: el Gobierno”
- “A SANGRE Y FUEGO...”
- “Arrasado Palacio de Justicia en toma subversiva”

- “Palacio de Justicia, campo de batalla”
- “El Gobierno no transa”
- “Terminó el drama”
- “Asesinado presidente de la Corte”
- “Rescatan heridos”
- “Muerto Jaramillo”
- “Los medios en acción”
- “El Gobierno nos abandonó”
En el transcurso de los enfrentamientos, un incendio arrasó la biblioteca y se extendió por varios pisos. Según el relato recogido por Infobae Colombia, el cuerpo de bomberos nunca recibió autorización para acceder al edificio debido a las acciones militares en desarrollo.
El enfrentamiento finalizó la tarde del 7 de noviembre, cuando las autoridades anunciaron la recuperación del edificio.

El saldo oficial informó más de 100 muertos, entre ellos magistrados, funcionarios, guerrilleros y numerosos civiles. Hasta el presente solo han sido identificados alrededor de 70 cuerpos, y persisten al menos 11 casos reconocidos de desaparición.
Además de la prensa, la Biblioteca Nacional compartió varios libros que relatan la toma del Palacio de Justicia
“Los hechos del 6 y 7 de noviembre de 1985 en el Palacio de Justicia trascendieron más allá de la toma guerrilla y retoma militar del edificio. Los silencios institucionales y sociales impuestos tras la tragedia impidieron durante años un conocimiento pleno de lo ocurrido, desconociendo la negligencia estatal y la profundidad de las violencias perpetradas”, destacó en el mensaje que acompaña las pizas de prensa en la cuenta de Instagram de la Biblioteca Nacional de Colombia ().

“A decenas de familiares de víctimas y personas desaparecidas se les negó el acceso a la verdad sobre el paradero de sus seres queridos y las circunstancias de su desaparición o muerte”, complementó el mensaje en la cuenta oficial de la Biblioteca Nacional de Colombia.
No obstante, aún existen controversias sobre el destino de rehenes observados con vida durante la liberación, cuyos restos aparecieron sin identificar en las instalaciones de Medicina Legal.
Las investigaciones y versiones sobre la responsabilidad en las muertes continúan abiertas. El informe de la Comisión de la Verdad menciona al presidente de la Corte Suprema, Alfonso Reyes, como víctima de disparos del Ejército Nacional.

Testimonios citados por historiadores a Infobae Colombia sostienen que las irregularidades en el manejo de los cuerpos y la documentación perdida obstaculizaron la identificación de las víctimas y enturbiaron la transparencia del proceso judicial posterior.
A 40 años del asalto al Palacio de Justicia, Colombia sigue sin respuestas definitivas sobre la autoría de parte de las muertes, la gestión de pruebas y la desaparición de varios rehenes. Las secuelas políticas, judiciales y humanas de la toma continúan fracturando el debate nacional, según señala Infobae Colombia.
Los 40 años de la toma del Palacio de Justicia: así cubrió la prensa los hechos
Además de la prensa escrita, la literatura también sirvió como herramienta de construcción de la memoria histórica, para esto se presentaron como referentes las obras:
- Mi vida y el palacio: 6 y 7 de noviembre de 1985, de Helena Urán Bidegain
- Vivir sin los otros: los desaparecidos del Palacio de Justicia, de Fernando González Santos
- Noches de humo, de Olga Behar
- Biografía social de los registros audiovisuales de la toma y retoma del Palacio de Justicia, de Margarita Riveros Pineda

Por último, se compartió un fragmento del libro de Olga Behar: “El gobierno no estaba actuando en el plano político, había asumido la toma del Palacio de Justicia como un combate militar, sin tener en cuenta a los civiles que estaban adentro”.
Al final de la publicación se mencionó lo siguiente: “Con estas líneas, recopiladas en el libro «Noches de humo», de la periodista Olga Behar, desde la Biblioteca Nacional de Colombia expresamos nuestro deseo de rememorar todas y cada una de las voces silenciadas en esos dos infortunados días: a todos los empleados, visitantes y transeúntes del Palacio, a sus respectivas familias y a quienes, en estos 14.600 días han alzado su voz para exigir respuestas”.
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