Fiscalía investiga a líder de una secta por trata de personas: usaba yagé para atraer víctimas y someterlas a explotación

Las personas eran obligadas a hacer labores domésticas y agrícolas de manera forzada. Trabajaban por más de 12 horas y sin remuneración

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El hombre sometía a las
El hombre sometía a las víctimas a prácticas análogas de esclavitud - crédito imagen de referencia Freepik

La Fiscalía General de la Nación tiene en sus manos una investigación sobre una secta llamada Pacto, que opera en una vereda de Pacho, Cundinamarca. El líder de la agrupación es Óscar Darío Forero Usma, un hombre que fue capturado el 3 de septiembre de 2025 en Bogotá y que ahora está siendo investigado por el delito de trata de personas agravada.

De acuerdo con W Radio, que tuvo acceso a la audiencia de imputación de cargos que se adelantó en contra del sujeto, los hechos por los cuales se le indaga se remontan a 2015. Para entonces, el procesado se encontraba en Ecuador, donde, como presunto líder de la secta, atrajo a varias personas que, posteriormente, fueron sometidas a explotación.

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El hombre en cuestión creó la secta y se mostraba ante las personas como profesional de Medicina de la Universidad Nacional y como un guía espiritual. Su carisma y su oratoria le permitieron captar posibles seguidores.

El señalado criminal enfrenta cargos
El señalado criminal enfrenta cargos por trata de personas agravada - crédito Policía Nacional

“Según las denuncias instauradas por las víctimas y los elementos materiales probatorios recaudados, se obtiene que el implicado estableció presuntamente un vínculo con el pueblo indígena Siona para presentarse como aprendiz de sus tradiciones y saberes en medicina ancestral”, detalló el fiscal en la audiencia.

El yagé: la bebida que utilizaba para captar víctimas

Según la investigación del ente acusador, recogida por el medio citado, el modus operandi de Forero Usma consistía en utilizar ceremonias con bebidas ancestrales para establecer los primeros contactos con sus potenciales seguidores.

Así lo expuso el fiscal del caso durante la audiencia de imputación de cargo: “Iniciaba los primeros acercamientos con las ceremonias del yagé”. Una vez que lograba generar confianza entre las personas que consumían la bebida, organizaba reuniones en las que daba a conocer un supuesto propósito espiritual, lo que le permitía conocer detalles de la vida de sus víctimas.

El procesado utilizaba yagé para
El procesado utilizaba yagé para atraer a sus víctimas y las convencía de dejar sus hogares - crédito Jardín Botánico de Bogotá

El proceso de manipulación se intensificaba durante los denominados “protocolos”, sesiones individuales en las que, según el fiscal, “obtenía información personal que luego utilizaba para manipularlas con ideas ajenas a la realidad”.

De esta manera, lograba sacar a las personas de su entorno habitual y llevarlas al lugar donde la secta tenía su base “de culto”. Allí, sus seguidores eran sometidos a explotación laboral y a prácticas de esclavitud.

Esto, al parecer, pasó durante años y, cuando el procesado se percató de que las autoridades ecuatorianas lo tenían en la mira, viajó a Colombia y llevó consigo a algunas de sus víctimas. Se ubicó en una finca de su propiedad, que está en Pacho, Cundinamarca, y, presuntamente, continuó con las acciones delictivas.

La Fiscalía identificó que el
La Fiscalía identificó que el líder se trasladó de Ecuador a Colombia cuando iniciaron investigaciones en su contra en ese país - crédito Luisa González/Reuters

La explotación de las víctimas

La investigación documentó que las personas eran sometidas a trabajos forzados, desempeñando labores agrícolas y domésticas en la finca. El fiscal explicó que “las víctimas trabajaban más de 12 horas diarias, sin remuneración alguna, con malos tratos y amenazas”.

Las víctimas, de las cuales se han identificado al menos siete, se encontraban en condiciones emocionales y sentimentales de alta vulnerabilidad, lo que facilitó su traslado y su sometimiento.

“Accedieron y doblegaron su voluntad a fin de sacar provecho en ambos países con la trata de personas con fines de explotación laboral y prácticas análogas a la esclavitud”, detalló el fiscal, citado por W Radio.

Las mujeres eran consideradas para
Las mujeres eran consideradas para “reproducir” en la secta - crédito Alex Cruz/EFE

El delegado de la Fiscalía aseguró que en la secta, las mujeres sufrían violencias basadas en género; su labor se centraba en tener hijos, servir y cuidar a la comunidad. “Eran consideradas para servir, reproducir (…). Sus roles estaban centrados en cocinar, lavar, asear y trabajar gratis para el líder”, detalló el fiscal, explicando que la organización criminal funcionaba, entre otras cosas, con base en la misoginia.

Además, quienes quisieran abandonar la secta, eran amenazados. “Se les advertía que podían sufrir daños”, precisó.