Cien años de la Plaza Las Cruces: el legado de las mujeres comerciantes y la persistencia de la economía popular

El edificio histórico de La Candelaria enfrenta desafíos de conservación y expectativas de la comunidad por acciones concretas para su futuro

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El mercado más antiguo de
El mercado más antiguo de la capital conmemora su centenario con actividades culturales y gastronómicas, resaltando la importancia de sus comerciantes y el legado patrimonial que representa para la comunidad bogotana - crédito Sergio Grandas Medina

La Plaza Distrital de Mercado Las Cruces, reconocida como la más antigua de Bogotá y declarada Monumento Nacional, cumple cien años y despliega una agenda de actividades que subraya su legado histórico y el papel que ejerce para quienes habitan la capital.

La celebración enfatiza el vínculo con la comunidad, la tradición de sus comerciantes y la permanencia de prácticas culturales y gastronómicas.

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El evento implica “un homenaje a quienes han contribuido a la construcción de Bogotá”, promovido desde la gestión conjunta del Instituto para la Economía Social (Ipes) y la Alcaldía de Bogotá.

Las conmemoraciones se iniciaron el viernes 10 de octubre con una jornada de voluntariado dedicada a embellecer las fachadas de viviendas cercanas. Esta primera acción, organizada por el Ipes, buscó destacar la memoria barrial, en coincidencia con el centenario de la plaza, que mantiene su epicentro social en la localidad de La Candelaria, en la carrera Quinta #7F-9A.

El domingo 12 de octubre, la plaza será sede de una misa solemne, acompañada por “el repique de 100 campanadas”, ritual religioso que, como constató El Tiempo, pretendió simbolizar cada año de vida de este enclave urbano.

Elsa Castellanos, ha hecho parte
Elsa Castellanos, ha hecho parte de la Plaza Distrital de Mercado Las Cruces por 54 años. - crédito Ipes

Luego de la ceremonia, la comunidad participó de una fiesta popular: música en directo, feria campesina y degustaciones de platos típicos colombianos atrajeron a familias y visitantes.

Durante todo el mes de octubre, la Alcaldía de Bogotá mantiene la convocatoria a jornadas culturales, gastronómicas y espacios de memoria. Se programan actividades de arte y narrativas comunitarias para poner de relieve el valor patrimonial del edificio y la memoria colectiva del barrio Las Cruces.

Según el testimonio de la directora del Ipes, Catalina Arciniegas, recogido por El Tiempo, “son 100 años de historia para campesinos, vivanderos, vivanderas y para toda la ciudadanía”.

El arquitecto Gustavo Rodríguez indicó a El Tiempo que “la plaza ha conservado gran parte de sus rasgos originales, salvo intervenciones como el encalado de 1997 que alteró el ladrillo”. Desde 2007, la administración del espacio corresponde al Ipes, después de varios traspasos institucionales, incluida la gestión de la Empresa Distrital de Servicios Públicos (Edis).

El relato histórico de la plaza cruza generaciones y está marcado por la labor de sus comerciantes, en su mayoría mujeres. Elsa Castellanos, que ha gestionado un puesto de abarrotes durante 54 años, compartió con El Tiempo: “Eran tiempos en los que personalidades políticas y expresidentes recorrían los pasillos del mercado”.

El aniversario de la plaza
El aniversario de la plaza más antigua de Bogotá pone en primer plano la transmisión de tradiciones y la urgencia de políticas efectivas para su conservación y proyección futura - crédito Alcaldía de Bogotá

Nubia Lotta, responsable de un local de frutas y verduras que heredó de sus padres, sostiene que “la plaza es la herencia de la vida entera”, mientras que Blanca Pulido, propietaria de una frutería, apunta que “todavía se conserva la tradición, el buen trato, los precios justos y la ñapa; cada cliente se lleva un poquito de cariño”, según cita el Ipes.

El Tiempo ha reportado cómo las mujeres comerciantes transmiten saberes y hábitos a descendientes, manteniendo vivos valores y costumbres.

Ejemplo de ello es Blanca Agudelo Díaz, que junto a sus hermanos creció bajo el cuidado de su madre, Vitalia Díaz Ardila, integrada al entorno del mercado y su actividad cotidiana. Nubia Lota Huertas, ahora al frente de tres puestos, continúa con esa tradición familiar.

Elsa Castillo Jiménez, con medio siglo de trayectoria en la plaza, recuerda la llegada regular de productos agrícolas en camiones y zorras de caballos, y la costumbre de consagrar el mercado a la Virgen del Carmen.

La plaza mantiene desde sus inicios una función clave de abastecimiento y socialización. El Ipes resalta que “la economía popular, la ñapa y los días de mercado han articulado la cotidianidad capitalina durante un siglo”. El espacio detalla el medio mencionado, fue punto de convergencia para comerciantes, intelectuales y figuras políticas, así como sede de industrias y locales que impulsaron el desarrollo económico del centro histórico.

El aniversario de la plaza se presenta con desafíos en materia de conservación y gestión. El Tiempo informó del deterioro del edificio, la reducción del número de locales y el reclamo reiterado de comerciantes sobre acciones institucionales limitadas.

Han intervenido algunas fachadas de casas aledañas. Programaron recorridos por la plaza, mostraron fotos antiguas, promovieron charlas, pero del embellecimiento de la plaza de mercado para la celebración de su centenario, ¿qué?”, cuestionó Elsa Castillo Jiménez en diálogo con el diario.

Frente a las inquietudes, el director del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (Idpc), Diego Parra, anunció a El Tiempo la próxima organización de talleres con cal, arena y fique, enfocados en el resguardo de muros y fachadas.