Millonarias deudas del Gobierno Petro podrían quebrar a muchos colombianos: qué pueden hacer para evitarlo

Ante la crisis fiscal, en la actualidad se ven cuotas más altas, préstamos más costosos y tasas que bajan mucho más despacio de lo que deberían

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La inflación en Colombia no
La inflación en Colombia no cede. En agosto cerró en 5,1%, según el Dane, lo que impacta en el día a día a las personas - crédito Carlos García Rawlins/Reuters

Colombia enfrenta una crisis silenciosa que ya se siente en cada factura, cada cuota y cada crédito que una persona paga. Hoy, el Gobierno de Gustavo Petro apenas cuenta con $1,9 billones en caja, recursos que equivalen a cerca de una semana de salarios para los 1,4 millones de servidores públicos del país.

La cifra es históricamente baja y pone en riesgo pagos urgentes y compromisos públicos. Por supuesto, no es un dato reservado para solo para los economistas, ya que esta crisis de liquidez está conectada de manera directa con dos problemas que parecen lejanos, pero no lo son: un déficit fiscal fuera de control y unas tasas de interés que no ceden. Dos realidades que golpean fuerte el bolsillo.

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A septiembre, la Nación acumuló un déficit fiscal del 3,7% del PIB en el primer semestre, equivalente a $69,4 billones, según datos del Ministerio de Hacienda. Se trata del peor registro en más de 20 años y evidencia una señal clara de la presión que enfrenta la economía. Para dimensionarlo, en un periodo comparable durante la pandemia del COVID-19 (primer semestre de 2020) el déficit fue de 3,1%, es decir, ni siquiera en medio de esa emergencia se gastó tanto como ahora. Al mismo tiempo, la inflación anual está en 5,10%, muy por encima de la meta del 3% que busca mantener el Banco de la República, lo que significa que el costo de vida sigue creciendo más rápido que los ingresos de los trabajadores.

Gustavo Petro, presidente de Colombia
Gustavo Petro, presidente de Colombia , dice que el país necesita una nueva reforma tributaria para financiar el PGN de 2026 - crédito Presidencia

Lo que para algunos suena a cifras abstractas, significa algo muy concreto: cuotas más altas, préstamos más costosos y tasas que bajan mucho más despacio de lo que deberían. Y entonces surge la pregunta de ¿cómo proteger su dinero cuando el Estado gasta más de la cuenta?

Más impuestos mañana

Para aclarar el panorama, la firma Crowe Co publicó un informe financiero que pone este tema en palabras simples. La autora del análisis, Lia Heenan, socia directora de Global Corporate Advisory de la compañía, no deja espacio para dudas. Dijo que “el déficit hoy son más impuestos mañana. Por ejemplo, el impuesto oculto es la inflación, es decir, lo que mide el costo de vida”. Anotó que “la gente a veces no lo ve o no lo siente, pero lo paga en cada extracto, en cada préstamo y en cada compra que financia”.

La lógica es sencilla: cuando el Estado se queda sin dinero, sale a pedir prestado. Para conseguirlo, debe ofrecer tasas más altas a quienes le prestan. El costo sube todavía más cuando el mercado empieza a dudar de la capacidad o la voluntad del Gobierno para pagar su deuda. Entonces, a mayor riesgo percibido, más altos los intereses exigidos. Y ese encarecimiento no se queda en el Estado, se contagia a todo el sistema financiero, los bancos también pagan más para conseguir recursos y, por esa misma razón, terminan cobrando intereses más altos a los usuarios y a las empresas.

La tasa de interés del
La tasa de interés del Banco de la República está en 9,2% - crédito John Vizcaino

En otras palabras, lo que parece un problema lejano en realidad es una cadena que empieza en el déficit del Estado y termina en un hueco en su bolsillo.

Efecto dominó del déficit fiscal en los colombianos

El desorden fiscal golpea primero a lo que los economistas llaman prima de riesgo. Es decir, cuando el Gobierno se queda sin dinero y debe pedir prestado, los inversionistas no prestan tan fácil. Si perciben que las finanzas del país son más frágiles y crece el riesgo de impago, exigen intereses más altos para cubrir la deuda del Estado, que en teoría debería ser la más segura de todo el mercado local.

De esta manera, el mayor costo no se queda en el papel o en las cuentas de Hacienda, se convierte en el piso de todas las tasas en Colombia. Entonces, si al Estado le cobran más por endeudarse, el ciudadano de a pié termina pagando más por una hipoteca, el crédito de consumo o el préstamo para un negocio.

Asimismo, las agencias de riesgo ya encendieron las alarmas. En junio, S&P bajó la calificación de Colombia a ‘BB’ y Moody’s también redujo su nota, al señalar el gasto público desbordado e ingresos insuficientes. Cada vez que eso ocurre, la deuda del país se encarece y también la de los colombianos.

Germán Ávila, ministro de Hacienda,
Germán Ávila, ministro de Hacienda, es uno de los principales responsables de las finanzas del país - crédito Banco de la República

Además, el problema empeora porque, cuando el Estado y los ciudadanos compiten por el mismo dinero, los bancos se vuelven más estrictos, debido a que prestan menos, exigen más garantías y suben los intereses. Si el déficit no se controla pronto, ese piso alto en las tasas podría convertirse en un techo que frene la economía: créditos más caros, menos inversión y una recuperación más lenta.

Siete pasos para contrarrestar la crisis fiscal

Para evitar fuertes impactos, la firma recomienda siete pasos. Son los siguientes:

  1. Bajar el costo de sus deudas: Si paga más del 20 % en tarjetas o créditos de consumo, pase ese saldo a un préstamo con tasa fija más baja. Cada punto menos cuenta.
  2. Revisar la hipoteca: Si está en UVR, consulte cambiarla a tasa fija en pesos para evitar sorpresas.
  3. Ahorrar antes de la reforma tributaria: con una “inventable” reforma tributaria en camino, ajuste gastos y cuide su liquidez.
  4. Liberar capital: si tiene inventarios lentos, conviértalos en efectivo para operar o pagar deudas.
  5. Ser prudente con nuevas deudas: si el dólar o las tasas suben de golpe, frene créditos o compras grandes.
  6. Exijir disciplina fiscal: las metas claras y creíbles dan confianza y ayudan a bajar las tasas.
  7. Evaluar su situación: la clase media, los emprendedores y las empresas sienten impactos diferentes; ajuste según su realidad.