
En el edificio El Campanario, ubicado en el barrio La Floresta de Bucaramanga, tres residentes vivieron un asalto violento marcado por la intimidación extrema y la amenaza de muerte.
Los delincuentes bautizaron su ingreso como un “operativo”, utilizaron armas y amedrentaron a las víctimas, que más tarde relataron a distintos medios los minutos de angustia sufridos dentro del inmueble.
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El hecho ocurrió el martes 30 de septiembre, cuando dos hombres accedieron al edificio valiéndose de un control remoto para el parqueadero, retuvieron a los vecinos y se apropiaron de objetos de alto valor.
Según la narración compartida por Fabián Mauricio Porras López, ingeniero en telecomunicaciones de 36 años y una de las víctimas, la situación se tornó crítica desde el momento en que tomó el ascensor en el sexto piso.

“Cuando se abre el ascensor nos recibe uno de los ladrones y lo primero que hace es quitarme el celular y la cartera. Después suben hasta el octavo piso, donde atracan a la vecina. Luego nos bajan al cuarto piso y nos dicen que esto es un operativo de fuerzas especiales. Que no nos preocupemos, pero al mismo tiempo nos amenazan con que si gritamos puede haber una muerte”, relató Porras López a Caracol Radio.
Los asaltantes, armados con una pistola y un cuchillo, obligaron a Porras López, a su vecina María Carolina Prada y a la trabajadora del edificio, Marta Inés García Quintero, a ingresar a un apartamento desocupado en el cuarto piso, donde los ataron de pies y manos con toallas rasgadas.
“Hoy al dormir fue imposible. Uno cierra los ojos y está esperando el instante en que lo maten a uno. Ahora la modalidad de robo es la vida. Ellos roban y a todo costo”, declaró el ingeniero en comunicación directa con la emisora. Las víctimas permanecieron retenidas mientras los ladrones revisaban sus pertenencias y las de los vecinos ausentes.
El botín incluyó el teléfono Xiaomi de la conserje, un iPhone 15 de la residente del octavo piso, el Samsung Galaxy S22 de Porras López, una cadena de oro tasada en $8’000.000, una billetera con tarjetas bancarias y dinero en efectivo.

“Les robaron los celulares, las joyas y los amenazaron de muerte. Lo más preocupante es que entraron como si tuvieran autorización, tenían el control de acceso y se movilizaban en moto”, afirmó Carlos Andrés López, familiar de una de las víctimas, en declaraciones tomadas por El Tiempo.
La Policía Metropolitana de Bucaramanga explicó a Caracol Radio que el acceso ilegal al edificio pudo haberse facilitado gracias a la clonación de un control remoto del parqueadero.
Las cámaras de seguridad registraron que los delincuentes intentaron tapar los dispositivos del cuarto piso. Las víctimas permanecieron en el suelo, atadas, bajo la amenaza de que cualquier intento de pedir auxilio tendría consecuencias fatales.
Los hechos se registraron cerca de las 3:00 p.m., y se precipitaron cuando los ladrones aprovecharon la ausencia de los dueños del apartamento 402, que se encontraban de viaje, como soporte para retener a los residentes durante el asalto.
De acuerdo con las primeras indagaciones divulgadas por la Policía y la Fiscalía, el monto hurtado supera los $20′000.000, solo en dispositivos y joyas. “Los amordazaron de pies y manos, los amenazaron con pistola, tenían el control para entrar”, detalló uno de los testimonios recogidos por el diario citado.

En medio de la angustia, Carolina Prada logró desatar sus pies y dar aviso a las autoridades. El operativo policial reveló que no todas las cámaras del edificio operaban correctamente y que el complejo carece de personal de vigilancia permanente.
La ausencia de portería fue señalada por los vecinos como un punto crítico que facilitó atracos anteriores, incluido un robo cometido en junio en el mismo edificio.
Vecinos de La Floresta brindaron su propia visión del contexto: “Aquí ya han ocurrido tiroteos, robos y hasta atracos de delincuentes disfrazados. Desde que habilitaron un acceso por la carrera 44, esto se convirtió en un parqueadero improvisado y un foco de personas extrañas. No hay control de quién entra y quién sale”, afirmó un residente a Caracol Radio.
El llamado de los habitantes de El Campanario y del barrio La Floresta es contundente: exigen control reforzado en los accesos, vigilancia policial permanente y acciones coordinadas con la administración municipal para evitar que bandas organizadas sigan vulnerando la tranquilidad de la comunidad.
“La única solución es que como comunidad nos organicemos y tomemos medidas contundentes”, concluyó Porras López.
De acuerdo con la Policía Metropolitana de Bucaramanga, el caso permanece en investigación. La Fiscalía General de la Nación y la Sijín adelantan labores de análisis de cámaras y entrevistas a vecinos para intentar identificar a los responsables, que, basándose en testimonios recogidos por los medios, serían hombres de entre 50 y 70 años.
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