Los cerros de Mavecure: dónde queda este destino que le permitirá conectarse con la naturaleza y convivir con comunidades indígenas locales

Viajeros exploran la selva a través de rutas poco transitadas, con acceso a rituales ancestrales y a sitios arqueológicos en compañía de guías indígenas locales

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Esta es una de las
Esta es una de las montañas más antiguas de Latinoamérica - crédito Frank Charton

Los Cerros de Mavecure, ubicado en el departamento de Guainía, es considerado como uno de los destinos más buscados por quienes desean vivir experiencias poco convencionales y sostenibles en Colombia.

Este enclave amazónico, considerado sagrado por las comunidades indígenas locales, se destaca tanto por su imponente belleza natural como por la variedad de actividades que invitan a los viajeros a sumergirse en la cultura y el entorno de la región.

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Según datos del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, recogidos por El Espectador, hasta el 31 de julio de 2024, la zona recibió quince mil turistas, lo que representó un crecimiento del 25% frente a los datos registrados en 2023, consolidando su posición como referente de turismo sostenible y de conexión profunda con la naturaleza y las comunidades indígenas.

Ubicados a 45 kilómetros al sur de Inírida (Guainía), los Cerros de Mavecure se elevan aproximadamente trescientos metros sobre el nivel del mar y dominan el paisaje amazónico, rodeados por los ríos Inírida y Guainía.

Más allá de sus vistas panorámicas, estas montañas representan un punto de encuentro entre la biodiversidad y la cosmovisión ancestral de los pueblos Curripaco y Puinawe.

Los Cerros de Mavecure son
Los Cerros de Mavecure son unos de los destinos turísticos más llamativos del Guanía - crédito Colparques

Michael Montaño, consultor turístico de Fontur, explicó al diario bogotano que “la relevancia cultural y natural de los Cerros de Mavecure va más allá de las vistas panorámicas. Hay experiencias que conectan al viajero con las comunidades locales y el entorno amazónico de una manera auténtica”.

Adicionalmente, subrayó que existen planes poco convencionales, alejados de las rutas tradicionales, que permiten navegar por ríos sagrados o explorar áreas remotas, generando una vivencia mucho más inmersiva y personalizada.

Observación de flora y fauna en áreas remotas

Entre las actividades menos conocidas que han ganado popularidad, la observación de flora y fauna en zonas apartadas de los circuitos habituales ofrece una oportunidad única para quienes buscan alejarse del turismo masivo.

El funcionario detalló al medio citado que este tipo de excursiones llevan a los visitantes al corazón de la selva, donde la presencia humana es escasa y la posibilidad de avistar especies raras aumenta considerablemente.

estas montañas representan un punto
estas montañas representan un punto de encuentro entre la biodiversidad y la cosmovisión ancestral de los pueblos Curripaco y Puinawe - crédito redes sociales

En estos recorridos, es posible encontrar aves como el águila harpía, considerada la rapaz más poderosa del continente, así como guacamayas rojas, loros amazónicos, tapires y monos aulladores. Las mariposas morfo azules, con su característico brillo iridiscente, también suelen aparecer en estas travesías.

Juan Osorio, guía turístico con una década de experiencia en la región, en declaraciones a El Espectador, recomendó que los viajeros lleven ropa ligera y de secado rápido, botas resistentes al agua, repelente de insectos y linterna si planean permanecer hasta el atardecer.

Igualmente, insistió en la importancia de contar con guías indígenas, como los de la comunidad de El Remanso, quienes no solo conocen cada rincón de la selva, sino que comprenden el valor espiritual y cultural del territorio.

El precio de esta experiencia ronda los 300.000 pesos por persona, incluyendo guía, transporte en canoa y una contribución directa a las comunidades locales. Osorio relató una expedición reciente en la que un grupo tuvo la fortuna de observar de cerca a un águila harpía, un momento que describió como “un verdadero regalo de la selva, un signo de respeto y buena suerte”.

Durante la caminata, los viajeros
Durante la caminata, los viajeros descubren grabados en piedra realizados por comunidades ancestrales, símbolos que reflejan su cosmovisión y creencias - crédito Fontur

Ruta de los petroglifos indígenas

Otra propuesta poco convencional es la ruta de los petroglifos indígenas, un recorrido que lleva a los visitantes a zonas de la selva donde la intervención humana ha sido mínima.

Antes de iniciar esta aventura, se recomienda llevar ropa fresca, botas impermeables y suficiente agua potable, ya que el clima puede ser extremadamente cálido y húmedo y las fuentes naturales escasean en el trayecto.

Durante la caminata, los viajeros descubren grabados en piedra realizados por comunidades ancestrales, símbolos que reflejan su cosmovisión y creencias.

Muchos de estos petroglifos, ligados a rituales espirituales, se encuentran en lugares de difícil acceso, lo que añade un componente de exclusividad y misterio.

El costo de la ruta de los petroglifos varía entre 250.000 y 350.000 pesos por persona, incluyendo el acompañamiento de un guía indígena experto en la historia y los secretos de la selva. Parte de los ingresos se destina a las comunidades locales, promoviendo el turismo sostenible y la preservación cultural.

Montaño señaló a El Espectador que esta experiencia “se adentra en áreas casi inexploradas, donde los visitantes tienen la oportunidad de interactuar de manera cercana con los vestigios de las culturas ancestrales”.

Osorio recordó el hallazgo en 2019 de un petroglifo que parecía representar un mapa estelar, descubierto por un grupo de turistas en una zona fuera del itinerario habitual, lo que reforzó la sensación de estar ante un hallazgo arqueológico único.

Estas ceremonias, que se desarrollan
Estas ceremonias, que se desarrollan en lugares sagrados de la selva, requieren una preparación física y emocional especial - crédito Captura de Pantalla redes sociales

Ceremonias de conexión espiritual con comunidades indígenas

La tercera experiencia destacada es la participación en ceremonias de conexión espiritual con las comunidades indígenas, lideradas por chamanes de los pueblos Curripaco y Puinawe.

Estas ceremonias, que se desarrollan en lugares sagrados de la selva, requieren una preparación física y emocional especial, así como una actitud de respeto hacia las tradiciones locales.

Se recomienda vestir ropa cómoda y de colores neutros, llevar agua y protección solar, y utilizar productos amigables con el medio ambiente. Durante el ritual, los participantes se sumergen en cantos, danzas y ofrendas, en un proceso de sanación y reconexión con la madre tierra.

El precio de estas ceremonias oscila entre 400.000 y 600.000 pesos por persona, incluyendo el acompañamiento de guías indígenas, la participación en los rituales y, en algunos casos, el transporte en canoa. Gran parte de lo recaudado se destina a las comunidades, apoyando sus necesidades y la preservación de sus tradiciones.

Montaño explicó a El Espectador que “no es una excursión para tomar fotos o simplemente disfrutar del paisaje; es un encuentro profundo con una cultura milenaria que busca compartir su visión del mundo”.

Este área es conocida por
Este área es conocida por sus paisajes surrealistas, incluyendo los cerros de Mavecure - crédito Colprensa-Mariano Vimos

Impacto en las comunidades y sostenibilidad

El impacto de estas actividades trasciende el ámbito turístico. Los ingresos generados benefician directamente a las comunidades indígenas, fortaleciendo la economía local y contribuyendo a la preservación de la cultura y el entorno natural.

El modelo de turismo sostenible implementado en los Cerros de Mavecure fomenta la participación activa de los habitantes, quienes actúan como guías, anfitriones y guardianes de su patrimonio. De este modo, la región se consolida como un ejemplo de integración entre desarrollo turístico y respeto por la identidad ancestral.

Para muchos viajeros, la visita a los Cerros de Mavecure representa mucho más que una aventura: se convierte en una vivencia transformadora que deja huella en su manera de ver el mundo, una experiencia que solo es posible en este rincón sagrado de la Amazonía colombiana.