
La reciente incautación de 26 aletas de tiburón en un restaurante de comida asiática en Cartagena ha revelado la existencia de una red de tráfico ilegal de fauna marina con conexiones entre La Guajira y Bolívar.
El operativo, realizado en la tarde del 22 de septiembre de 2025 por la Seccional de Carabineros y Protección Ambiental de la Policía Nacional de Colombia, culminó con la captura de un ciudadano de nacionalidad china que recibió el cargamento en el barrio San José de los Campanos de la capital del Caribe colombiano.
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Según el reporte oficial, el valor de las aletas en el mercado ilegal asciende a 90 millones de pesos, lo que evidencia la magnitud económica de este delito y su impacto sobre la biodiversidad marina del Caribe colombiano.
Además, la Policía detalló que la encomienda interceptada había sido enviada desde el departamento de La Guajira y llegó al restaurante local tras labores de seguimiento e inteligencia. Los uniformados verificaron el contenido del paquete y hallaron las aletas en estado seco, lo que, según las autoridades, corresponde al sacrificio de al menos ocho tiburones.
Adicional a ello, información publicada por El Tiempo detalla que la encomienda fue enviada a través de una empresa de mensajería, lo que sugiere la posibilidad de envíos similares a otras ciudades del país.
El brigadier general Gelver Yecid Peña Araque, comandante de la Policía Metropolitana de Cartagena, destacó que este resultado representa un avance en la lucha contra el tráfico ilegal de fauna silvestre, pero también es una muestra del daño ambiental ya consumado.
“Los ocho tiburones sacrificados forman parte de una especie fundamental para el equilibrio de los ecosistemas marinos. La caza indiscriminada de estas especies no solo está prohibida, sino que contribuye de manera directa a su amenaza de extinción”, declaró el oficial.
El operativo permitió la incautación del cargamento y derivó en la suspensión temporal del restaurante por 10 días, según lo estipulado en el Código Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana (Ley 1801 de 2016).
Por ahora, el ciudadano chino detenido fue puesto a disposición de la Fiscalía General de la Nación, mientras que la investigación continúa para identificar a otros posibles implicados en la cadena de extracción, transporte y comercialización de aletas de tiburón.

Impacto de las aletas de tiburón
Las autoridades han señalado que la actividad podría ser recurrente en el sector de la cocina asiática, aunque insisten en que cada caso debe investigarse de manera individual para evitar generalizaciones.
El impacto ambiental de este tipo de delitos preocupa a las autoridades y organizaciones ambientales. Según informó el medio local El Universal, la extracción de aletas implica la muerte de tiburones, animales esenciales en la cadena trófica marina.
La pérdida de estos ejemplares afecta directamente el equilibrio de los ecosistemas y contribuye a la amenaza de extinción de la especie.

Ante ello, el brigadier general Peña Araque reiteró que la legislación colombiana prohíbe y sanciona la caza, comercialización y transporte de especies silvestres, vivas o muertas, sin la debida autorización ambiental, y recordó la importancia de reforzar los controles para proteger la biodiversidad marina.
En el plano legal, el artículo 101 de la Ley 1801 establece sanciones para quienes transporten, comercialicen o posean especies silvestres sin autorización.
La suspensión del establecimiento y la judicialización del ciudadano asiático forman parte de las medidas adoptadas para frenar el tráfico de fauna y enviar un mensaje claro sobre las consecuencias legales de este tipo de conductas. La Fiscalía General de la Nación avanza en la investigación para determinar la responsabilidad de otros actores en la red delictiva.
El caso también expone la dimensión internacional del tráfico de aletas de tiburón. Según El Tiempo, la presencia de un ciudadano chino como receptor del cargamento refuerza la hipótesis de que el destino final de las aletas sería el mercado asiático, donde existe una alta demanda para sopas y platos exóticos.

Este fenómeno, lejos de ser un hecho aislado, constituye una amenaza persistente para la biodiversidad del Caribe colombiano y la sostenibilidad de los océanos.
Frente a esta problemática, la Policía Nacional ha reiterado su compromiso de fortalecer los controles en puertos, aeropuertos, carreteras y establecimientos comerciales, e invita a la ciudadanía a denunciar cualquier actividad que ponga en riesgo los recursos naturales.
“El caso en Cartagena es una alerta que obliga a reforzar los controles y, sobre todo, a generar conciencia sobre la importancia de proteger a especies tan esenciales como los tiburones”, enfatizó el brigadier general Peña Araque.
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