Joven que fue atacada por dos vendedoras ambulantes por un espacio en la calle en Bogotá contó toda la historia: “Es que usted se pasó de la línea”

En el testimonio de Leidy Pinzón, la víctima del ataque revela cómo la violencia y la falta de apoyo institucional marcaron su vida y la de otros trabajadores informales en la ciudad

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Leidy Pinzón rompe el silencio
Leidy Pinzón rompe el silencio tras la agresión viral en Bogotá y pide justicia para los vendedores informales - crédito @spicy.gommies/TikTok

La tarde del 6 de septiembre, en el centro de Bogotá, la vida de Leidy Pinzón, madre y vendedora informal de dulces y bebidas mexicanas, dio un giro inesperado,

Mientras realizaba una transmisión en vivo para sus seguidores en las redes sociales, pues esa es su forma de promocionar su producto, fue agredida por dos venezolanas, también vendedoras informales, en medio de una disputa por el espacio de trabajo en la vía pública.

En entrevista para el pódcast Vamos pa’ eso, conducido por el abogado penalista Juan José Castro Muñoz, se conocieron detalles de lo sucedido, antes, durante y después del ataque.

En el testimonio recogido, la joven expuso no solo la violencia física sufrida, sino también el entramado de tensiones, hostigamientos y omisiones institucionales que antecedieron.

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Pinzón, de 30 años, relató en la conversación cómo su emprendimiento surgió de la necesidad de sostener a su hija pequeña luego de perder su empleo como administradora de una discoteca.

Violencia en el centro de Bogotá sacudió a vendedora informal - crédito TikTok

Motivada por su afinidad con la cultura mexicana y el picante, comenzó a preparar gomitas enchiladas y bebidas típicas, primero para conocidos y luego en un pequeño puesto sobre la carrera Séptima, frente a Citytv.

Empecé con siete paqueticos de gomitas y una cajita de plástico prestada por mi mamá”, recordó Leidy Pinzón.

Con el tiempo, y gracias a la visibilidad que le dieron las redes sociales, su negocio creció y se diversificó, aunque siempre enfrentó las dificultades propias de la informalidad y la competencia en el espacio público.

El ambiente entre los vendedores informales de la zona, según Pinzón, era en general de respeto y convivencia, aunque no exento de rivalidades, según explicó en el pódcast.

La regulación del espacio, a cargo de la Alcaldía Local de La Candelaria y el Instituto para la Economía Social, se basa en un proceso de caracterización, no en permisos formales, lo que generaba incertidumbre y competencia por los mejores puntos de venta.

“La alcaldía y el Ipes son los encargados de cómo acomodar la gente en el punto. A ti te dan como uno con cincuenta por espacio, no te puedes pasar, hay que respetar. Exigen mucho respeto. Entonces, como que ya todos los puntos estaban establecidos. Entonces, me dijeron como: ‘Oye, ahí no se hace nadie. Puedes hacerte ahí’”, explicó Leidy.

El drama de Leidy Pinzón:
El drama de Leidy Pinzón: así fue el ataque en vivo que sacudió a las redes y expuso la realidad de los vendedores en Bogotá - crédito Laura Angélica Lenis

Fue en este contexto donde surgieron los primeros roces con Natalia y Natacha, madre e hija dedicadas a la venta de artesanías, quienes ocupaban un puesto contiguo.

La relación con estas vendedoras, según el relato de Pinzón en la entrevista, se tornó conflictiva a partir de la popularidad de su emprendimiento y el flujo de clientes que atraía.

Creo que el momento del conflicto empieza cuando a mi hermano le empiezan a hacer fila para comprarle. Entonces, el conflicto de ellas era: ‘No, es que la gente al hacer fila, nos tapan y no nos ven’. Entonces mi hermano tranquilo, dice como: ‘Listo, voy a poner la fila hacia el otro lado’. Entonces mi hermano siempre buscando soluciones, como porque obviamente nadie tiene que afectar a nadie. Y si se ven afectadas, pues uno busca una solución. Pero son personas conflictivas. Entonces decían: ‘No, pero es que así no, es que usted se pasó un poquito de la línea de lo que le corresponde’. Y mi hermano: ‘Listo, tranquila, voy a comprar una pinturita y hacemos las líneas para no pasarme, qué pena’”, relató Leidy.

Las tensiones escalaron rápidamente, pues surgieron denuncias ante la alcaldía, acusaciones de competencia desleal, amenazas verbales y hostigamiento constante.

Transmisión en vivo revela ataque
Transmisión en vivo revela ataque a vendedora de dulces en Bogotá - crédito Freepik

Pinzón describió cómo, en repetidas ocasiones, funcionarios de la alcaldía y la policía acudieron al lugar tras llamados de las agresoras, pero las intervenciones no lograron frenar el acoso: “Cada que yo iba a trabajar, de jueves a domingo, cualquier cosa era motivo de conflicto”, afirmó.

La situación se agravó con la viralización de los videos de Pinzón en redes sociales, lo que, lejos de mejorar su posición, la expuso a más ataques y a la aparición de perfiles falsos que la amenazaban.

Empiezo a hacer lives como para mediados de agosto, yo empecé en febrero a trabajar allá, porque mis ventas bajan. Entonces quiero empezar como a ampliar. Empiezo como a hacer eso y empiezan a entrar perfiles falsos a decirme: ‘Ahorita que la vea en el centro, va a ver’, ‘Cuando le dañe la carita no diga nada’. Una vez saliendo del parqueadero me coge un chico, un ñero, por decirlo así, y me dice: ‘Mejor no vuelva a la Séptima y no se busque problemas’. Casualmente, ese chico yo lo vi todo el día hablando con ellas. Y llega y me amenaza al parqueadero. Y le dije: ‘No se meta en problemas. Usted está en muy niño como pa’ que se vaya a una cárcel’”, contó Pinzón.

A pesar de las reiteradas quejas ante la alcaldía y la policía, Pinzón no recibió protección efectiva. “El de la alcaldía me dice: ‘Si te da miedo, vete de ahí’. Y yo le dije: ‘Esa no es respuesta. No es miedo. Le estoy diciendo que hay una injusticia’”, relató.

Caso Leidy Pinzón sobre el
Caso Leidy Pinzón sobre el trabajo informal en Bogotá tras ataque a manos de dos mujeres - Créditos: Julian Pinilla / TikTok

El día del ataque, Pinzón llegó a su puesto con una sensación de inquietud y mientras mostraba sus productos en un live, como todos los días, fue que empezó la situación.

Natalia la abordó por la espalda, la agredió físicamente y, junto con Natacha, la derribó al suelo.

Yo siento una cachetada y que me gritan: ‘¿Tú qué haces grabándome en esa mierda?’. Y yo en ese momento le entrego el celular a alguien, ella se me abalanza. Obviamente, nos caemos al piso. Ella me tiene agarrada del cabello. Yo la agarro del cabello. Obviamente, es defensa. Pero ella me agacha. O sea, yo quedo como agachada...”, recordó.

Durante la agresión, Pinzón recibió golpes, patadas y heridas en el rostro y el cuello, algunas de las cuales, según su testimonio, pudieron haber sido causadas por un objeto filoso.

Yo siento que ella me empieza a agarrar la cara como con las uñas. Pero no solo eso, yo siento que me chuza. O sea, me chuzan y yo siento como algo filoso. Y yo decía en mi mente: ‘Esto no pueden ser las uñas’. Nos caemos al piso. En el momento que yo me caigo al piso con ella, yo siento otros golpes. Veo es que Natacha me está pegando patadas. Llega un momento en que yo estoy en el piso, Natalia está encima mío y siento una patada en la cara. Yo tengo brackets, entonces la patada en la boca, lo que hizo fue reventarme por dentro de la boca”, relató en la entrevista.

La transmisión en vivo no se interrumpió durante el ataque, lo que permitió que cientos de personas presenciaran los hechos en tiempo real y que la noticia se viralizara rápidamente. Tras la agresión, Pinzón quedó aturdida, con múltiples heridas y en estado de shock.

Leidy Pinzón cuenta detalles del
Leidy Pinzón cuenta detalles del ataque del que fue víctima en el centro de Bogotá - crédito @spicy.gommies/TikTok

Me veo llena de sangre, me veo el ojo superhinchado, me veo la boca superreventada. Todavía tengo abiertas heridas”, describió.

La respuesta de las autoridades fue, según su relato, insuficiente y confusa.

“El policía me dice: ‘No, es que para capturarla necesito un testigo de que ella le pegó’. Yo le dije: ‘Estoy diciendo que ella me pegó, necesito que la capturen’”, narró.

Finalmente, tras la presión de los presentes y la intervención de una abogada que seguía el live, una de las agresoras fue detenida, aunque solo por unas horas.

“Duré dos días hospitalizada. Cuando salgo, voy a reclamar mi medida de protección y me dicen que no ha llegado ninguna solicitud”, indicó.

La falta de apoyo institucional la llevó a cuestionar la eficacia de los mecanismos de protección para los vendedores informales y aprovechó el espacio para rechazar cualquier interpretación xenofóbica del conflicto, enfatizando que la violencia no tiene nacionalidad.