Italiana en Colombia explicó un término que se usa en Latinoamérica y le genera confusiones: ‘mami’, ‘papi’, ‘mamacita’ y ‘papacito’

La filósofa europea Matilde Orlando se ha ganado el cariño de los usuarios en redes sociales gracias a la forma tan sencilla en que aterriza conceptos filosóficos con situaciones cotidianas

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Matilde Orlando señaló que estas
Matilde Orlando señaló que estas palabras no son solo propias del reguetón. Por ejemplo, una de las canciones más sonadas de la colombiana Karol G se llama 'Papasito', término acuñado a lo largo del continente - crédito @filoparchar/IG

“Cuando llegué a Colombia, me asombré de algo tan cotidiano como la manera en la que la gente se habla entre sí”, confiesa Matilde Orlando, filósofa italiana, docente y madre que ahora triunfa como creadora de contenido viral.

Desde su cuenta de Instagram, @filoparchar, donde reside junto a su esposo y su bebé, Matilde expone cada semana los sorprendentes vínculos entre la filosofía clásica y la cotidianidad lingüística en Colombia, y en su nuevo video dejó su duda sobre varias palabras que se usan en contextos que le generan confusión: ‘mami’, ’papi’, ’mamacita’ y ‘papacito’.

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“Nunca pensé que terminaría explicando existencialismo con la palabra ‘mami’, pero a veces la vida y la lengua te lo piden”, reconoce la italiana en el video que compartió para sus seguidores.

La fascinación de Matilde por los “colombianismos” surgió rápido: “Descubrí que acá todos somos ‘mami’, ‘papi’, ‘mamacita’ o ‘papacito’. Me parecía gracioso, hasta que empecé a ver –como filósofa– todo el trasfondo que hay ahí: son palabras diminutas, pero llenas de enorme complejidad. Dicen mucho más de lo que aparentan”, explica.

Un simple “gracias, mami” disparó su curiosidad: “¿Por qué me llama así si no soy su madre? Fue el inicio de una obsesión por descifrar ese lenguaje que parece simple, pero es puro laberinto. Cada ‘mami’ y ‘papi’ puede ser amor, deseo, poder, ternura o juego. Filosofía dura, pero disfrazada de palabras dulces”, expuso la filósofa, que ha compartido en otras ocasiones algunas expresiones propias en Colombia (y en otros países suramericanos) como ‘gadejo’.

Matilde Orlando explica varios conceptos filosóficos en sus videos utilizando palabras propias de la idiosincrasia colombiana - crédito @filoparchar/IG

El puente entre la cotidianidad y la filosofía

“Me acuerdo que el choque cultural vino más por el habla que por el clima. No entendía por qué la gente se nombraba como familia todo el rato. Para una europea, eso es rarísimo. Pero después, como filósofa, me dije: ‘Las palabras hacen mundos’”, relata Matilde, que encontró la puerta de entrada a la cultura local a través del lenguaje.

Apoyada en su formación intelectual, ella detalló que “la filosofía, al final, se trata de mirar lo cotidiano con atención, de hacerse preguntas sobre lo que damos por sentado. Decimos ‘mamacita’, ‘papacito’ casi en automático, pero ¿qué estamos diciendo realmente?”.

Para Matilde, los “colombianismos” no son solo modismos, sino una oportunidad para pensar en profundidad sobre la identidad y el reconocimiento. “No existe pregunta filosófica que no esté, de algún modo, implícita en la vida diaria. Somos seres hablantes. Y lo que decimos, moldea lo que pensamos y sentimos”, insiste.

Desde esa convicción, ofrece una filosofía accesible: “Me gusta pensar que hago filosofía en la calle. Le muestro a la gente que no tiene que leer a Kant para entender el poder que hay en un ‘papi’.”

En uno de sus videos
En uno de sus videos la italiana que vive en Colombia explicó la relación entre términos de filosofía y colombianismos y hasta citó a Kant, por cuenta de la palabras "juicioso" - crédito @filoparchar/IG

‘Mami’, ‘papi’, ‘mamacita’ y ‘papacito’ bajo la lupa filosófica

Estos apelativos, asegura Matilde, son “pequeños ensayos de filosofía cotidiana”.

Cada vez que la llaman “mami”, recuerda las teorías de Simone de Beauvoir: “Te transforman en madre, en objeto de deseo, en figura de poder, según cómo se pronuncie ese ‘mami’”.

Y desglosa: “En Colombia, ‘papi’ se puede decir a un niño, a un jefe, a la pareja, al amigo. ¡Eso es un delirio semántico! Pero también es un espejo de las relaciones y los afectos que circulan en la sociedad.”

A la vez, llama a mirar estos nombres con ojo crítico: “Muchas mujeres sienten incomodidad cuando las llaman ‘mamacita’ en la calle. No es solo un tema moral, es una cuestión filosófica: ¿quién puede nombrar a quién, y con qué intención? El lenguaje puede ser caricia, pero también puede ser invasión. Eso lo enseñó muy bien la teoría feminista de la alteridad”, señala la italiana.

Por eso, Matilde resaltó: “Nombrar al otro desde un lugar de poder es disputar límites”.

La filósofa utilizó como ejemplo
La filósofa utilizó como ejemplo a uno de los personajes del libro 'La Náusea' de su par y escritor francés Jean-Paul Sartre para explicar la relación con la palabra "gadejo" - crédito @filoparchar/IG

Filosofía para todos: humor y enseñanza

El humor es clave en su propuesta pedagógica: “La gente aprende cuando se divierte y se identifica. Si uso ejemplos de la esquina, del panadero o del bus, nadie puede decir que la filosofía es aburrida o difícil”, comentó Matilde.

Asimismo, ella añadió que sus videos parten de situaciones virales y experiencias propias. “Hablar del ‘ser para otro’ con Sartre es difícil. Pero si lo explico contando mi experiencia con el tendero que dice ‘mami’, de repente todos lo entienden.”

El impacto de su trabajo ha sido inmediato y profundo: “El primer video era solo para mis amigos. De repente, gente de toda Latinoamérica me escribía, compartiendo historias con los ‘colombianismos’ y sus ecos filosóficos”.

Sus seguidores valoran tener una mirada distinta sobre la vida diaria, y le agradecen ayudarles a perderle el miedo a la filosofía.

Matilde concluye: “Quiero que cualquiera, incluso el que nunca leyó filosofía, pueda preguntarse: ‘¿Qué estoy diciendo cuando digo ‘papi’?, ¿qué mundo estoy creando al nombrar así al otro?’”. Para ella, el verdadero poder está en darle sentido y profundidad a cada palabra. “Si un solo video logra que alguien se asombre ante lo más obvio, siento que cumplí mi misión”.