Ingrid Arroyo volvió a caminar ocho meses después de ser atropellada en Montería por un menor de 16 años

Su proceso médico incluyó un extenso proceso de rehabilitación y múltiples intervenciones quirúrgicas

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Ingrid Johana Arroyo es exdirectora
Ingrid Johana Arroyo es exdirectora del Sisbén en Montería y se encuentra en delicado estado de salud - crédito @ColombiaOscura_/X

Ingrid Arroyo, odontóloga de Montería, volvió a caminar tras ocho meses de recuperación luego de ser atropellada por un menor de 16 años. El hecho ocurrió el 7 de enero de 2025, cuando reclamaba al joven por haber arrollado a su perro Sherick. Desde entonces, su proceso médico incluyó múltiples cirugías, hospitalizaciones y un pronóstico adverso que advertía la posibilidad de que no pudiera volver a movilizarse.

La tarde del accidente, Arroyo trabajaba en un informe desde su vivienda en el barrio El Recreo, mientras sus tres hijos jugaban con su perro. El animal salió a la calle por un hueco en la reja y fue arrollado por una camioneta conducida por un adolescente.

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“¡Lo mató, lo mató!”, gritó su hijo mayor al ver al perro tendido en la vía. El vehículo, según relató Ingrid, no se detuvo: “Yo veo que el carro ni siquiera frenó y se dio a la huida. Empecé a gritar a todos los que presenciaron el momento, que cogieran la placa de la camioneta”.

El autor material de los
El autor material de los hechos huyó luego de haber atropellado a la mujer - crédito @ColombiaOscura_/X

Con la ayuda de un motociclista, la mujer siguió al conductor hasta encontrar la camioneta estacionada cerca del edificio La Riviera, en inmediaciones del río Sinú. Allí lo enfrentó. “Señor, bájese, por favor, que usted mató mi perro”, le pidió. Sin embargo, el adolescente aceleró el vehículo y la atropelló.

Lesiones y diagnóstico médico

Arroyo quedó tendida en el pavimento con graves heridas. “Escuché ‘pra, pra’, como cuando se rompe una galleta de soda; así sonó mi cuerpo”, recordó ante los medios en entrevistas anteriores. Los médicos reportaron fractura total de pelvis, reconstrucción de vejiga, fractura de sacro, tibia, peroné, costillas y cadera, además de un aplastamiento de órganos internos.

Fue sometida inicialmente a una cirugía en Montería y posteriormente trasladada a Bogotá, donde especialistas en ortopedia de pelvis asumieron su tratamiento. En total recibió ocho intervenciones quirúrgicas y permaneció en coma inducido para evaluar daños neurológicos.

En imágenes puede observarse el resultado del hecho: la mujer está herida y su ropa raída - crédito @ColombiaOscura_/X

El pronóstico médico fue reservado. Se le informó que podría necesitar pañales y una sonda vesical de por vida, además de la posibilidad de no volver a caminar.

Rehabilitación y avance médico

Tras meses de recuperación y terapias, la odontóloga ha logrado reincorporarse a la movilidad. “Hoy camino, sin pañal, sin sonda y sin dolor”, expresó al medio La Razón, donde relató su experiencia.

Durante su hospitalización, una red de apoyo integrada por familiares, allegados y personas anónimas garantizó la alimentación y educación de sus tres hijos. “Mis hijos nunca se quedaron sin comida o sin estudiar”, señaló.

El proceso judicial contra el menor de edad

El adolescente que conducía la camioneta no ha enfrentado aún una definición judicial. La defensa inicialmente argumentó problemas de salud mental o de consumo, hipótesis descartadas por Medicina Legal.

El caso ha estado caracterizado por reiterados aplazamientos de audiencias. Entre las justificaciones se han presentado supuestas lesiones, ausencia del menor en la ciudad, amenazas y conflictos de agenda de la defensa.

Fue arrollada por una camioneta
Fue arrollada por una camioneta conducida por un adolescente. - crédito @ColombiaOscura_/X

Han transcurrido ocho meses desde el accidente sin que se emita una decisión de fondo, situación que mantiene a la víctima y a su familia a la espera de avances procesales.

Testimonio de Ingrid Arroyo

A pesar de las consecuencias físicas y del extenso proceso médico, Ingrid asegura que no mantiene resentimientos hacia el joven que la atropelló: “No soy la misma persona de antes del accidente, pero no guardo odio ni rencor en mi corazón. A la persona que me atropelló ya la perdoné y le pido a Dios que tenga misericordia de él”.

De acuerdo con su relato, considera que su recuperación ha estado ligada a la fe y a la red de apoyo que la acompañó durante los meses más críticos. “Soy testimonio y siento que mi propósito a partir de ahora es dar a conocer mi historia, para que todo el mundo sepa que Dios obra de maneras misteriosas, pero nunca se debe perder la fe”.