Café colombiano rompe récords: producción crece 19% en agosto y consolida su repunte histórico

El grano nacional conquista mercados globales y se consolida como motor estratégico. La diversificación y la estabilidad de ingresos son claves para el futuro del sector

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El café colombiano impulsa la
El café colombiano impulsa la economía rural con un crecimiento del 19% en agosto de 2025 - crédito Shutterstock

El café colombiano no pierde vigencia como motor de la economía rural y, lejos de estancarse, su producción sigue mostrando cifras que sorprenden incluso a los más optimistas del sector. Los datos más recientes de la Federación Nacional de Cafeteros evidencian que agosto de 2025 fue un mes particularmente positivo, se produjeron 1.243.000 sacos de 60 kilogramos, lo que representa un incremento del 19% frente a los 1.049.000 reportados en el mismo mes del año anterior.

La tendencia al alza no es un hecho aislado. Si se observa la producción de los últimos doce meses, el balance alcanza los 14.798.000 sacos, frente a los 12.535.000 registrados en el mismo periodo de 2024. El crecimiento del 18% confirma que la caficultura atraviesa un ciclo de recuperación después de años marcados por la irregularidad climática y los vaivenes de la economía internacional. En lo corrido del año, de enero a agosto, los caficultores lograron 8.828.000 sacos, un 10% más que los 8.027.000 acumulados en el mismo lapso del año pasado.

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La producción cafetera de Colombia
La producción cafetera de Colombia alcanza 14,8 millones de sacos en el último año, consolidando su recuperación - crédito Luisa González/REUTERS

El gerente de la Federación, Germán Bahamón, resumió el panorama con una frase breve, pero elocuente: “el ciclo productivo desplazado mantiene impulso en agosto”. Su declaración reflejó la importancia de un repunte que no solo da oxígeno a miles de productores, también refuerza la imagen del café colombiano en los mercados internacionales.

Detrás de estas cifras hay más que toneladas de grano. Hay 550.000 familias que dependen directamente del cultivo y que encuentran en los buenos precios internacionales una oportunidad para mejorar ingresos, invertir en sus fincas y sostener comunidades que viven del café desde hace generaciones. El efecto se siente, además, en regiones donde la caficultura no solo es economía, sino identidad cultural y tejido social.

El frente externo también acompaña la buena racha. Entre enero y agosto de 2025, Colombia exportó 8.690.000 sacos, un aumento del 12% frente a los 7.788.000 despachados en el mismo periodo del año pasado. Solo en agosto, las ventas externas sumaron 1.128.000 sacos, lo que implica un crecimiento del 10% frente a los 1.030.000 exportados en agosto de 2024. Casi todo lo que se produce termina en el mercado internacional, lo que refuerza el papel del café como producto insignia de la canasta agrícola y como factor clave en la balanza comercial del país.

Las exportaciones de café colombiano
Las exportaciones de café colombiano suben un 12% entre enero y agosto de 2025, fortaleciendo la balanza comercial - crédito Shutterstock

Más allá de los números, el escenario internacional ofrece un respiro. El precio externo se mantiene en niveles favorables y el mercado interno acompaña esa dinámica, evitando que los caficultores caigan en la desmotivación que tantas veces genera la volatilidad del sector. Un ingreso más estable permite planear, tecnificar cultivos y apostar por prácticas sostenibles, un aspecto que cada vez pesa más en las decisiones de compra de los consumidores en el exterior.

La coyuntura también se conecta con un reto mayor, diversificar las exportaciones colombianas. La economía nacional depende en buena medida del petróleo y, en tiempos de incertidumbre, contar con un producto agrícola capaz de generar divisas se convierte en un respaldo estratégico. El café no es la única apuesta, pero sí es, quizá, la más consolidada y la que mantiene un reconocimiento global innegable.

El sector cafetero beneficia a
El sector cafetero beneficia a 550.000 familias y refuerza la identidad cultural en las regiones productoras - crédito Luisa Gonzalez/REUTERS

Los retos, sin embargo, no desaparecen. El cambio climático sigue siendo una amenaza latente, pues las lluvias excesivas o las sequías prolongadas afectan directamente la productividad de los cultivos. A ello se suman los costos de los insumos y la necesidad de seguir modernizando prácticas para responder a la creciente exigencia de los mercados internacionales en temas de sostenibilidad. Aun así, las cifras de 2025 dejan claro que la caficultura colombiana conserva un dinamismo que la coloca en el centro de la conversación económica.