Laura Tobón reveló los secretos de la convivencia con su esposo: “Eso era lo único de lo que se hablaba en la mesa”

El empresario Álvaro Rodríguez, conocido por su rol como inversionista en el programa Shark Tank, comparte desde 2017 su vida con la modelo y presentadora Laura Tobón, con quien contrajo matrimonio tras tres años de noviazgo.

La pareja dio visibilidad a su relación y dinámicas familiares a través de sus redes sociales, donde frecuentemente aparecen junto a su hijo, Luca, que con sus gestos y ocurrencias logró cautivar a miles de seguidores.

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Esta exposición pública convirtió a la familia en referente para muchos usuarios, especialmente en cuestiones relacionadas con la convivencia, la crianza y el equilibrio entre vida personal y profesional.

En el espacio digital, Álvaro Rodríguez desarrolla un proyecto personal, que es el pódcast Boss Tank, que en su edición más reciente contó con la presencia de su esposa, Laura Tobón. La conversación giró en torno a los retos de compaginar actividades profesionales con la esfera íntima y familiar. Durante el diálogo, ambos insistieron en la importancia de establecer límites claros para evitar que el trabajo interrumpa la vida en casa.

Rodríguez compartió que, desde niño, estuvo inmerso en ambientes donde los temas laborales predominaban incluso en los momentos de convivencia familiar: “Eso es algo que se tiene que trabajar, yo desde chiquito solía trabajar en familia y eso era lo único de lo que se hablaba, en la mesa, en todas las comidas. Me acostumbré a vivir eso y he cargado y cargado con eso hasta el punto de que ya”, relató al detallar cómo esa herencia influyó en su vida adulta.

Este nivel de autoexigencia se suma a las dinámicas que la pareja debió gestionar en un contexto marcado por la exposición mediática. Tobón, aparte de compartir públicamente su vida familiar, subrayó en diversos foros que el bienestar emocional y el entendimiento mutuo son prioridades en su convivencia. Por eso, la pareja buscó trasladar parte de las lecciones aprendidas a sus seguidores, en el que ofrecen consejos prácticos sobre comunicación, respeto de los espacios y el valor de la terapia tanto individual como de pareja, como en el más reciente episodio de Boss Tank.

Cabe recordar, que el empresario, en medio de una entrevista con Juan Pablo Raba en el pódcast Los hombres si lloran, confesó atravesar circunstancias laborales especialmente complejas, motivo por el cual enfatizó en la necesidad de mantener la frontera entre trabajo y hogar para preservar el bienestar familiar. Laura Tobón, por su parte, añadió que resulta fundamental que al llegar a casa ambos puedan desconectarse de los compromisos profesionales.

Según explicó, una de las recomendaciones que implementaron en su dinámica diaria consiste en evitar hablar de asuntos laborales al cruzar la puerta del hogar, una consigna que su esposo le recuerda constantemente como parte del proceso de cuidado mutuo.

Durante la charla, Rodríguez se refirió sin reservas a los desafíos personales y emocionales que enfrentan en el contexto de su relación. En distintos espacios públicos ha comentado que, frente a conflictos de pareja, recurrieron a la terapia como un recurso para fortalecer el vínculo y resolver diferencias, descubriendo en el camino que muchos de los problemas tenían raíces personales e independientes de su vida en común. En ese proceso, Rodríguez terminó asistiendo a consultas psiquiátricas donde pudo explorar en profundidad aspectos de su historia y emociones, muchos de ellos no compartidos previamente con Tobón.

En este mismo contexto, Álvaro abrió la puerta a una de sus mayores inquietudes dentro del matrimonio, la inseguridad sobre el origen del afecto de su esposa hacia él. De acuerdo con sus palabras, hubo momentos en los que cuestionó su propio valor más allá del éxito profesional y la apariencia: “Yo sentía que Laura estaba conmigo por el simple hecho de que yo era una persona exitosa, porque Laura es muy bonita marica, ella es exitosa. Entonces si yo no soy exitoso, ¿por qué va a querer estar conmigo?”. Reconoció, además, que se imponía altos estándares de presentación y vestimenta, sintiendo la presión de mantenerse impecable permanentemente para corresponder a las expectativas que percibía tanto de su pareja como del entorno.