No es el Valle del Cocora: esta es la joya escondida del Eje Cafetero que conserva la palma de cera

La región, antes marcada por el conflicto armado, ahora promueve la adopción de palmas de cera y la reforestación, integrando a visitantes en un modelo que protege el ecosistema y fortalece la comunidad rural

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Este lugar queda a tres
Este lugar queda a tres horas de Manizales - crédito Captura de Pantalla

En el corazón de Colombia, se extiende un valle que permanece fuera del radar turístico, a pesar de albergar una de las concentraciones de palma de cera más impresionantes del país.

Este enclave, conocido como el Valle de la Samaria, se encuentra en el departamento de Caldas y ha permanecido prácticamente inexplorado, incluso para quienes viven en sus inmediaciones.

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La creadora de contenido Isa por Ahí recorrió este mágico lugar en el que sostuvo que no le genera ninguna envidia al famoso Valle del Cocora, ubicado en el departamento del Quindío.

Esto que ves acá queda en Colombia, un lugar inexplorado que nadie visita, uno de los valles de palma de cera más grandes del país”, indicó la influencer en un video publicado en su cuenta de Instagram.

El Valle de la Samaria, en Caldas, alberga una de las mayores concentraciones de palma de cera de Colombia - crédito @isa_porahi/Instagram

Familia campesina conserva el Valle

Además, aseveró que este sitio es habitado por una familia campesina que durante años sufrieron el aislamiento impuesto por el conflicto armado, y desconocía que en su propio terreno crecían ejemplares centenarios del árbol nacional, el mismo que ilustra el billete de cien mil pesos colombianos.

Es el patio trasero de don Álex y su familia, una familia campesina que durante muchos años estuvo afectada por el conflicto armado. Aislada, sin saber que en su patio tenía palmas de más de doscientos años de edad, sin saber que tenían una joyita escondida: el árbol nacional de Colombia”, expresó.

La historia de este valle y de sus guardianes cambió radicalmente en 2016, cuando la región dejó de ser considerada zona roja. Fue entonces cuando don Álex comprendió el valor ecológico y simbólico de la palma de cera y decidió apostar por su conservación a través de un modelo de turismo responsable.

- crédito redes sociales
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Según la narración difundida en la cuenta de Instagram Isa por ahí, la familia ha impulsado el plan Padrino, una iniciativa que permite a los visitantes adoptar una palma de cera y contribuir a la reforestación del área. Miles de palmas han sido sembradas bajo este esquema, que combina sostenibilidad, educación ambiental y desarrollo rural.

“Ha sembrado miles de palmas de cera a través del plan Padrino, donde tú puedes adoptar una palma. Que una familia campesina vea en la conservación, la sostenibilidad y el turismo, una salida, me hincha el corazón”, manifestó

El acceso al Valle de la Samaria está estrictamente regulado. Solo es posible ingresar mediante reserva previa, una medida diseñada para evitar el turismo masivo y proteger la integridad del ecosistema.

Esta política de acceso controlado responde a la necesidad de preservar un entorno que, durante décadas, permaneció intacto por la ausencia de visitantes y la presencia de la violencia.

La familia de don Alex ha encontrado en la conservación y el turismo sostenible una alternativa de vida, transformando su experiencia de aislamiento en una oportunidad para compartir y proteger un patrimonio natural único.

- crédito Redes sociales
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Cómo llegar al Valle de la Samaria

El valle se ubica a solo seis kilómetros de la jurisdicción de San Félix, zona rural del municipio de Salamina (Caldas), así como a tres horas de Manizales, capital del departamento.

La región, reconocida por su biodiversidad y paisajes, ofrece a los viajeros la posibilidad de descubrir un territorio donde la naturaleza y la historia se entrelazan.

El Valle de la Samaria, declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco en 2011, se ha consolidado como un destino para el turismo de naturaleza. Los visitantes pueden optar por recorridos a caballo, senderismo y, especialmente, el aviturismo.

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Entre las especies más representativas que se pueden observar figuran el andigena nigrirostris, conocido como tucancito de páramo o terlaque andino, y el leptosittaca branickii, denominado perico paramuno. Además, la presencia de aves migratorias enriquece la experiencia de los observadores y contribuye al valor ecológico del área.

La palma de cera, símbolo nacional y emblema de resiliencia, se erige en este valle como testigo silencioso de la transformación de una comunidad que ha pasado de la marginación a la custodia activa de su entorno.

La experiencia en el Valle de la Samaria no solo permite admirar palmas de más de doscientos años de antigüedad, sino también participar en un proyecto de conservación que involucra directamente a las familias locales.