La controversia entre la USO, principal sindicato del sector petrolero en Colombia, y el presidente Gustavo Petro surgió luego de que el mandatario señalara al gremio de desconocer el impacto y la urgencia del cambio climático.
En su intervención, el jefe de Estado afirmó que la organización sindical niega la existencia de la crisis ambiental global y se opone al avance de políticas energéticas sostenibles en el país.
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En respuesta a las palabras del jefe de Estado, la Unión Sindical Obrera utilizó su cuenta oficial de X para rechazar los señalamientos y presentó un comunicado en el que desglosa su posición frente al debate energético.
Según la organización, el verdadero negacionismo radica en no aceptar ciertos factores económicos y sociales asociados con la transición energética.
“El presidente de la República @petrogustavo manifestó en el consejo de ministros que la @usofrenteobrero está negando el cambio climático y nos tildó de ‘negacionistas’”, afirmó la USO en su mensaje público.
Agregaron: “Negacionismo también es no comprender que el mundo va a seguir consumiendo petróleo al menos tres décadas más”.
Desde el sindicato también se argumentó que el consumo de hidrocarburos proyectado a nivel global mantendrá una alta demanda durante, al menos, los próximos treinta años. Para la USO, desconocer esta tendencia implica restar realismo a las políticas de transición energética y comprometer la soberanía energética nacional.
En la declaración difundida, la Unión Sindical Obrera sostuvo que “Negacionismo es no entender que la energía más cara es la que no se produce”, enfatizando el riesgo de enfrentar incrementos tarifarios por insuficiencia de oferta energética local.
Además, la organización remarcó que “Negacionismo es no saber que la demanda de energía aumenta y que los renovables traerán en lo inmediato la diversificación de la matriz energética y no la sustitución”.
El comunicado subraya diferencias técnicas entre fuentes convencionales y renovables. La USO aseguró que “mientras un yacimiento de gas produce energía las 24 horas al día, una granja solar solo genera energía 5 horas al día”. Esta comparación busca ilustrar los retos actuales en el reemplazo inmediato de combustibles fósiles en el país.
La organización criticó la falta de reconocimiento al avance tecnológico en el sector, mencionando que “la ciencia y la tecnología avanza con aplicación de la inteligencia artificial y que los impactos sobre el medio en la actividad exploratoria se mitigan y controlan con mayor eficacia”. Esta perspectiva se suma al debate sobre la aplicación de nuevas herramientas digitales en los procesos extractivos nacionales.
El sindicato advirtió sobre los posibles efectos sociales de una transición energética acelerada sin la infraestructura adecuada. La USO señaló: “Negacionismo es no entender que las familias de estrato 1, 2 y 3 serán impactadas negativamente con el aumento de tarifas por efectos de la importación del gas”.
Este énfasis en el impacto socioeconómico da cuenta de la preocupación de distintos sectores sobre las consecuencias para los hogares de menores ingresos.
En cuanto a las emisiones de gases de efecto invernadero, la organización afirmó que “las emisiones de CO2 de Colombia son marginales y que no tiene cómo evitar que los países potencias dejen de emitir CO2”.
El argumento de la USO se centra en que Colombia representa una fracción muy baja de las emisiones globales, una postura reiterada en debates energéticos de América Latina y documentada en informes sobre el papel regional en la crisis climática.
Respecto al futuro de la industria petrolera y gasífera, la USO indicó que deteriorar estos sectores equivaldría a perder la soberanía energética y provocar un aumento en el déficit fiscal nacional. “Negacionismo es no prever que si deterioramos la industria del petróleo y el gas, acabamos con la soberanía energética de Colombia y aumentamos el déficit fiscal de la nación”.
La organización sindical manifestó que el debate sobre transición energética no corresponde solo a tendencias políticas de izquierda o de derecha, sino a la aplicación de criterios prácticos y de “sentido común”. Las posiciones enfrentadas entre sindicatos y el Ejecutivo han marcado discusiones recientes en el sector minero-energético colombiano.
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