Hombre quedó atrapado en un hueco mientras robaba cable en Bogotá: Policía recuperó 75 metros de fibra óptica

Un insólito hecho se registró en la localidad de Teusaquillo, en Bogotá, donde un hombre de 30 años fue capturado en flagrancia luego de quedar atrapado en un hueco mientras intentaba hurtar cableado de Transmilenio.

El caso ocurrió sobre la avenida Caracas, en una de las calzadas que se encuentra en mantenimiento y, según informó la Policía Metropolitana, fue la central de radio la que alertó a las patrullas de la zona sobre la presencia de varias personas que, al parecer, estaban sustrayendo cables del sistema de transporte.

Cuando los uniformados llegaron al sitio, encontraron a un sujeto atrapado dentro de un agujero al costado de un vagón de Transmilenio y a su alrededor había gran cantidad de fragmentos de cable encauchetado, evidencia del delito que estaba cometiendo.

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La rápida acción de las autoridades permitió no solo la captura del individuo, también preservar su vida, pues se encontraba en riesgo dentro del hueco.

“Gracias a la prevención y control, el grupo de transporte masivo logra la captura en flagrancia de un hombre de treinta años para el delito de hurto. Estos hechos ocurren en la troncal Caracas, en donde avanzan las obras del metro”, indicó la teniente coronel, Maryam Moreno, comandante de Transporte Masivo Trasmilenio.

De acuerdo con la información compartida por la Policía Metropolitana de Bogotá, en el operativo se recuperaron 56 trozos de fibra óptica, que corresponden a unos 75 metros de cableado.

“La central de radio informa sobre un posible hurto a la infraestructura. Rápidamente, los uniformados llegan al lugar y observan a un ciudadano que se encuentra atrapado dentro de un orificio al lado de la estación. Proceden a salvaguardar la vida de este hombre y, al realizar la inspección al lugar, encuentran que esta persona había sustraído setenta y cinco metros de cable encauchetado de cobre”, explicó la teniente coronel Maryam Moreno.

En cuanto al detenido, confirmaron que fue puesto a disposición de la Fiscalía General de la Nación para que responda por el delito de hurto, mientras que el material recuperado fue entregado a la empresa afectada.

“Es dejado a disposición de las autoridades competentes", confirmó la comandante de Transporte Masivo Trasmilenio.

La Policía Nacional reiteró su compromiso con la seguridad ciudadana y la protección de la infraestructura pública. Asimismo, invitó a la comunidad a denunciar cualquier acto sospechoso o delictivo a través de la línea 123 y los canales institucionales.

“La Policía Nacional invita a la ciudadanía a denunciar cualquier hecho que atente contra la convivencia y seguridad ciudadana a la línea 1-2-3″, puntualizó la teniente coronel, Maryam Moreno, comandante de Transporte Masivo Trasmilenio.

“Prefiero que me roben todo a yo irme al potrero y que quién sabe qué me hagan”, expresó María Juliana Guerrero al recordar el momento en que dos hombres intentaron forzarla a acompañarlos bajo amenaza de arma de fuego.

La joven, que enfrentó la situación con una mezcla de miedo y determinación, relató su experiencia en un video publicado en TikTok el 17 de agosto de 2025 y su testimonio, que rápidamente se viralizó, puso en evidencia una modalidad de robo que combina intimidación directa y manipulación psicológica, y reavivó el debate sobre la seguridad en las calles de Bogotá.

Guerrero detalló cómo se salvó de un asalto gracias a su intuición y a la decisión de no ceder ante las amenazas, y según su historia, el incidente ocurrió cuando la joven esperaba a una amiga para dirigirse juntas a la universidad.

El retraso del vehículo de su compañera la dejó sola en la vía pública, situación que fue aprovechada por dos hombres que, al notar su vulnerabilidad, se acercaron con actitud sospechosa, en ese momento ella intentó restar importancia al acercamiento, pero la insistencia de los sujetos y su comportamiento la pusieron en alerta.

Los asaltantes, que exhibieron un teléfono móvil —un iPhone que la joven sospechó era robado—, intentaron entablar conversación y, al notar el reloj que llevaba, incrementaron la presión.

Uno de ellos se posicionó frente a la víctima, bloqueando cualquier posibilidad de escape, mientras el otro vigilaba el entorno. En ese momento, le mostraron lo que parecía ser un arma de fuego y le ordenaron que se levantara para acompañarlos hacia un potrero cercano.

La negativa de Guerrero fue firme, a pesar de la intimidación y de las amenazas explícitas: “Si no, le meto un pepazo”, le advirtió uno de los delincuentes, pero en ese instante la llegada del vehículo de su amiga resultó decisiva.

“Yo les dije: llegaron por mí”, lo que provocó que los asaltantes retrocedieran, aunque no sin antes desafiarla: “Párese a ver si es capaz y le metemos un pepazo”.

Guerrero logró subir al automóvil y, entre lágrimas, pidió a sus amigas que se marcharan de inmediato. Solo después, al comunicarse con su madre, pudo exteriorizar el impacto emocional del intento de robo.

Al llegar a la universidad, la joven se encontró con otra estudiante que, entre sollozos, describió un intento de asalto idéntico perpetrado por los mismos individuos, según coincidieron al comparar la vestimenta y los rasgos de los agresores por lo que decidió contar la historia y alertar a las personas de la situación y el modo para operar.